Si yo tuviera el poder que no tengo,
si estuviera a mi alcance
hacer lo que me gusta
o lo que me conviene,
tú seguirías de vacaciones
eternamente a mi lado
y yo me seguiría arropando
por siempre en ti
colmado de egoísmo.
Otra posibilidad sería sustituirte,
pero no ha nacido el relevo
que pueda ser tu alternativa.
Si acaso guardara el molde,
si fuera posible duplicarte
como se copian las llaves del portal
e inundar el mercado
de aquello que demanda la clientela…
Ahora trato de imaginar
mi mundo sin ti
y me suena a huero, a vacío,
y comprendo la sequedad extrema
del árido desierto
balanceándose de la rama del calor extremo
al frío conmovedor de la madrugada,
cuando la soledad se acentúa
y son más penosas las ausencias.
Si yo tuviera el poder de aceptación
que no tengo, simplemente diría:
fue bello mientras duró.
Nadie puede ser reemplazado, nunca podría ocupar el lugar del otro.
ResponderEliminarQue tengas motivos de felicidad, en la semana que ya está a punto de empezar.
Muchísimas gracias, Antonia.
EliminarUn abrazo.
Todo pasa. Todo termina(mos.
ResponderEliminarHay que tener conciencia de eso, aunque es de las cosas que me gustaría no saber ¡Ough!
Abrazos animados.
Hay algunas cosa que, aunque son muy conocidas, nos resistimos a aceptarlas, Sara.
EliminarUn abrazo.
No me gusta esa frase nada porque admite que no ha durado.
ResponderEliminarAdmite que nos hemos quedado con ganas de más y que evidentemente nos ha gustado.
EliminarUn abrazo.
No me convences. Lo siento.
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