G rito; parado a
contemplar tu estado:
R encilla y esclavitud
te han traído
I gnominiosa afrenta te
ha llegado,
T odo por ser mujer de
un malparido
O caso de un amor muy
maltratado.
D e babosos agravios te
cubría
E n lo opaco de tu cuerpo
medroso
M ientras el miedo sin
parar crecía
U rgido de silencio temeroso;
J uez de ti misma,
turbado, vidrioso,
E nquistada y silente
desventura:
R oto el corazón sin
viable sutura.