Sobremesa. Cae a plomo la
solana,
calla el viento, silencio
soporífero
en el caldeado comienzo de
julio
de tour y siesta, de ventilador
y esfuerzo retransmitido y
pedaleado.
Formación de seis en fondo
y vértigo
del que solo el cronómetro
es testigo.
Cada vez más cerca. De
improviso,
de la fiel ordenación paramilitar,
algunos escarceos que
finalmente
acaban en fuga. Una
serpiente de color
bichea tras el rastro sin
darle alcance.
Del ahogo del primero
pende la gloria,
en el estupor de segundos
y terceros
la decepción ingrata del
esfuerzo inútil.
Cambio de líder. El
amarillo es ese sol
acharolado que abrasa y
deshoja la flor
que luce ahora el más
hábil y fuerte.