Si yo tuviera el poder que no tengo,
si estuviera a mi alcance
hacer lo que me gusta
o lo que me conviene,
tú seguirías de vacaciones
eternamente a mi lado
y yo me seguiría arropando
por siempre en ti
colmado de egoísmo.
Otra posibilidad sería sustituirte,
pero no ha nacido el relevo
que pueda ser tu alternativa.
Si acaso guardara el molde,
si fuera posible duplicarte
como se copian las llaves del portal
e inundar el mercado
de aquello que demanda la clientela…
Ahora trato de imaginar
mi mundo sin ti
y me suena a huero, a vacío,
y comprendo la sequedad extrema
del árido desierto
balanceándose de la rama del calor extremo
al frío conmovedor de la madrugada,
cuando la soledad se acentúa
y son más penosas las ausencias.
Si yo tuviera el poder de aceptación
que no tengo, simplemente diría:
fue bello mientras duró.