Ya he repetido en más de una
ocasión que existen varios Marbella y no sólo ese cuyo peyorativo lo vincula
con la jet, Malaya y la mafia rusa. Existe un Marbella a la medida de cada
bolsillo, con capacidad para complacer los gustos más refinadamente caros y
otro donde degustar el menú del día por ocho euros, y no en un lugar recóndito,
sino en mismísimo paseo marítimo. Ayer asistí a una más que interesante mesa
redonda sobre la crítica literaria y el periodismo, con ocasión de estarse
celebrando en la ciudad la Feria del Libro del 20 de julio al 19 de agosto.
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La cita era en el viejo “
hospitalillo”, Hospital Real de la
Misericordia, convertido en Aula Universitaria, dependiente de la Universidad
de Málaga. El acto fue presidido por
Carmen
Díaz García, Concejal Delegada de Cultura del Ayuntamiento marbellí, y
coordinado por
Alejandro Pedregosa
Morales, escritor granaino afincado en Marbella, filólogo, poeta y premio
de novela corta 2004 José Saramago. Los contertulios fueron:
José Miguel Santiago Castelo, escritor,
poeta, periodista, Director de la Real Academia de Extremadura y Subdirector
del Diario
ABC;
Manuel Rodríguez Rivero, escritor, editor, crítico y ensayista, con
sesión fija en
Babelia, suplemento
literario de
El País; y también
Miguel Giraldez, filólogo, columnista
de
El Correo Gallego, crítico y
colaborador del suplemento dominical
El
Correo 2. Muy recomendable es su blog:
http://blogs.elcorreogallego.es/tres-libras-de-libros/
Tras la apertura del acto y las
presentaciones protocolarias, con ayuda de las preguntas formuladas por el
coordinador, Alejandro Pedregosa, se fue entrando en harina de lo que significa
hoy la literatura en los periódicos. Todos estuvieron de acuerdo en el tiempo
de cambio que está viviendo la prensa, donde cada día se venden menos
periódicos, y donde la voracidad de la urgencia por lo inmediato tampoco
favorece esa escritura pausada y libre del autor que escribe sobre aquello que
quiere. Dijo José Miguel Santiago que el periodismo está en el peor momento de
su historia, tanto de credibilidad como de gestión. Han salido muchos buenos
profesionales de los medios y han ocupado sus puestos los becarios, entre los
que hay dos tipos de periodistas: los que no saben ni lo más mínimo y los que
vienen preparadísimos.
¿Están vinculados periodismo y
literatura? Tanto el periodismo como la literatura no cuentan con precisión la
verdad, sino su verdad; la verdad de quien escribe pasada por su subjetividad,
con sus mentiras, sus fábulas, sus gustos y sus puntos de vista. Tal vez por
eso la crítica literaria en la prensa tiene tan escaso margen de personas que
se dejan influenciar por ellas. Según una encuesta, sólo el 7% de los lectores
se dejan influenciar por la crítica literaria de la prensa; mientras que el
boca a oreja representa el 15% de los compradores de libros. La consecuencia
inmediata es que la crítica literaria en la prensa es de muy escasa
efectividad, pero mantiene, mientras se pueda, el prestigio del medio. No
podemos seguir despreciando los formatos virtuales, decía Giraldez, ya que se
impone un cambio radical del periodismo tanto en formatos como en formas. De
hecho, en la Red existe buena crítica literaria, en medio de un sinfín de
basura. En general, se ha perdido el gusto y la voluntad creativa en los
periódicos, tal vez por lo efímero. Pero hoy día resulta impensable un artículo
como aquellos de Azorín hablando de la nada, de lo bello, de simple…
Preguntados sobre la relación
crítico-autor, también hubo unanimidad en que “escribiendo de libros se pierden
amigos”. Los amigos esperan lo laudable y no un análisis de su texto. En
España, el pasado año 2011 se publicaron 103.000 títulos, no todos reseñados en
la prensa. Cada periódico suele publicar unas 15 reseñas semanales, que pueden ser
unas 800 al año; pero curiosamente este no es un factor multiplicador por cada
uno de los periódicos de tirada nacional, sino que todos ellos coinciden, casi
matemáticamente en los títulos de los que hablan; en consecuencia, todo esto
explica por qué de la escasa influencia de la crítica literaria en los
periódicos.
Aparte de los amigos que buscan
críticas favorables y que retiran la palabra cuando no leen de su obra lo que
ellos hubieran deseado, el negocio periodístico está muy conectado con el editorial
y con frecuencia es la propia empresa la que ejerce presión sobre el crítico
para que la filial se vea beneficiada. Y por último hablaron de la corruptela
de los premios literarios, donde muy pocos de los muchos existentes son
honestos. El mal de la mayoría de los premios está en que se recibe el premio
antes de la edición, con lo que se convierte en un potente medio publicitario; de
ahí se derivan corruptelas como la firma de un contrato previo a un autor de
renombre para que participe en el concurso con plenas garantía, la apertura de
plicas para discernir cuál es el ganador idóneo, o la llamada al agente
literario diciendo: “tu representado se debería presentar a tal premio, no le
garantizamos nada, pero…
Finalmente, de entre el público
asistente, una pregunta muy concreta por un libro de éxito que no ha merecido
los elogios de la crítica. La respuesta, como era de esperar, trazó los caminos
divergentes, con mucha frecuencia, de los gustos del lector por aquello que le
divierte o le entretiene y la calidad literaria: una cosa es literatura y otra
los best-seller o libros más
vendidos. En suma, hora y media de puro deleite para agotar los últimos
momentos del agonizante mes de julio.