Créeme. Te miro en la
distancia
con los ojos entornados
y hasta escucho tu música,
esas secuencias de espumas
en vaivén
que reptan por la arena, la
blanquea
y la haces más resistente
a las pisadas.
Mi yo, en toda su
integridad,
está hoy presente en
Marbella.
Además del murmullo del
mar,
acaracolado en mi oído
interno,
hoy es fiesta en la Divina
Pastora
y fiesta dichosa en mi
corazón,
donde anidan desde siempre
y para siempre Paco y
Magdalena.
Las gaviotas, y en especial
la luna,
son testigos nocturnos de las
moragas que,
bajo una carpa azul,
hemos disfrutado, reído y
gozado.
Si hoy es un día especial
para vosotros,
no lo es menos para mí
desde el visillo opaco de
esta distancia,
que solo es física.
Créeme. Te miro en la
distancia
con los ojos entornados
y me siento a tu mesa hoy,
y cada vez que la añoranza
me empuja a usar la
servilleta
en mis ensoñaciones y
caprichos.
Créeme. En la distancia,
también se ama a los seres
queridos.