Mostrando entradas con la etiqueta Viajes. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Viajes. Mostrar todas las entradas

12 enero 2025

PRIMER VIAJE EN TREN

 




El tren era una cafetera que se desplazaba

echando humo y también carbonilla,

mi asiento un banco con listones de madera

que le daba la espalda a la marcha,

hasta que me atrincheré

en la ventanilla del pasillo donde hice todo el trayecto

gozando del paisaje.

Pitaba tanto como echaba humo.

El vagón de tercera era un patio vecinal

donde se hablaba de todo y todo se compartía.

Para lo no previsto, en la siguiente estación,

-eran frecuentes y cercanas-

se acercaban a ofrecerlo por la ventanilla,

al igual que sucedía en la plaza del pueblo.

Cada vez que sobrepasaba un árbol

era como rodeado por el convoy,

un arrebol ilusorio que hacía girar el paisaje,

como si en lugar de pasar de largo

lo hubiera tomado por una de sus ramas

y hubiera trazado un paso de baile.

Los palos del telégrafo eran más insípidos

y mucho menos divertidos.

Detrás de un ruido ensordecedor,

la proximidad de un túnel

y el rebufo de humo entrando por las ventanillas.

Entre Málaga y Sevilla, mil,

quizás más estaciones y apeaderos,

un disloque, una emoción interna y externa

que discurría en paralelo a las vías

y se selló en mi memoria infantil

con ánimos de permanencia eterna.

23 diciembre 2024

EN TRÁNSITO

 



He llegado a esta estación

en la que me encuentro

en vagón de segunda,

con cierta comodidad

y con escasos caprichos.


Por el camino se quedaron los afanes

y también las energías,

pero he logrado llegar a este confort

y eso también entra en el relato.


En los cuentos de la abuela

y más tarde en la literatura,

se me prometieron pompa y boato

que no llegaron a materializarse.


El reloj camina a su paso,

sin ninguna prisa, a ritmo;

y se me hizo lento el recorrido,

aunque a este lado del puente,

desde aquí, todo ha sido fugaz,

un visto y no visto.


Voy. Vamos todos en tránsito,

conocemos el destino,

pero no así la hora de llegada

y el reloj siempre a su ritmo.

17 septiembre 2024

SOL PONIENTE

 



A Marisa Jiménez, con mi agradecimiento por su fotografía.


Esquivo, casi en el horizonte,

dilatado como mancha de aceite

que se desparrama por absorción,

pero sin fuerzas para herir,

tan solo es guiño molesto

en la ventanilla delantera del coche.

Luz dorada, sin fuego,

que tinta el asfalto con reflejos áureos

y certifica en la memoria

la ruta tantas veces recorrida.

No hay dos viajes iguales

como tampoco la trayectoria del sol

es siempre idéntica.

Solo Bach. Tan solo Bach,

en la memoria de la grabación

es siempre el mismo

y envuelve de solemnidad

remansando la agitación,

la monotonía

y los riesgo del tráfico rodado.


15 septiembre 2022

LA NAO VICTORIA

 


 

En este amarre del río de Sevilla

se reescribe la historia,

interpretando un tiempo

pretérito que se actualiza

una y otra vez

como vuelve a tomar vida

la lectura de un texto

cubierto por el polvo del tiempo,

cuando lo abren unas manos

inquietas y lo resucita.

 

En la noche antigua de la época

una gesta, una heroicidad

sellada con la sangre

que fue abriendo rutas por la mar,

acuñada con el oro de la vida

y el brillo intenso de la aventura.

 

La nao, ahora, un símbolo,

una estampa del ayer,

herramienta en manos

inteligentes y osadas.

20 junio 2022

AL INFINITO

 

Abre tu mirada al infinito,

ramonea por encima de tejados

y ramas verdes. Mira al fondo,

a la línea del horizonte,

donde lo difuminado se hace rotundo.

 

Abre tus ojos y déjate sorprender

por las lecciones de la naturaleza,

por el verdor macilento que imprime

el verano a los matorrales,

por el aroma concentrado

de todo aquello que ignoras

y habla en silencio de sus esencias;

también de la sed mediterránea

de la contingencia y el conocimiento,

por la economía de no despilfarrar

los escasos recursos.

 

Ya en la mar, enrólate en la aventura

de otros mundos ignorados

y pon siempre la proa hacia Ítaca,

hacia la novedad que se teje

en la paciente espera del descubrimiento.

10 marzo 2021

MOSCÚ 2012


Era septiembre cuando vi rasgarse el velo

de un telón que más que de acero

parecía morar en las antípodas.

En mi infancia llegué a creer

en un pueblo de posibles humanoides

con rasgos bien diferenciados a los nuestros.

En el control de entrada,

las maletas se echaron una larga siesta

ante la minuciosidad del funcionariado,

con gorras de plato que miraban al cielo.

Mereció la pena. La grandiosidad general

lleva la misma proporción de la Plaza Roja;

aunque lo ostentoso no está dirigido a los sencillos,

salvo los signos ornamentales

y un significativo número de estaciones de metro.

Pueblo disciplinado y respetuoso,

cuya clase social única se ha disociado

entre usuarios de toscos utilitarios

y las grandes marcas automovilísticas europeas.

Como la religiosidad, larvada durante décadas,

también un capitalismo prepotente

que se queda anillado en los dos o tres

cinturones de la ciudad y de ningún modo lleva

a los colmenados bloques  de pisos del extrarradio.

Así y todo, veinte años después de la Perestroika,

el museo de la Historia del Gulag,

con la narración gráfica de las masacres estalinistas

que se tragó el frío siberiano,

mientras nosotros no podemos o queremos

mirar hacia nuestras denostadas cunetas.

19 noviembre 2020

SUEÑO DE GRUMETE

 


Oh barco, hábil hoja plegada

que navega camino de Ítaca

sin detenerse. Abriendo mares,

afrontando mareas y calma chica

por el lejano pairo de la fortuna.

Oh estrella del sur,

camino luminoso

por entre las oscuras aguas de la noche

que vas abriendo rumbos

y marcando destinos venturosos.

Oh sol encendido en la noche,

en fase llena,

eres rescoldo animoso, tea lumínica

que espanta lo adverso.

Oh estela, camino deleble

que acaba por desdibujarse

por la popa

como refugio contra corsarios

y navegantes inexperto

que sueñan motines.

Oh sueños,

que reverdecen a la aurora

y disponen las provisiones

y la idoneidad de la tripulación

antes de soltar amarras.

15 octubre 2020

ESTACIÓN TÉRMINUS



El mañana es un relato no escrito

que aguarda el momento de ser editado,

una historia con final predeterminado;

hay toda una suerte de apoteosis,

pero todas terminan pareciéndose

cuando la mirada se cristaliza

y acaba por volverse hacia adentro.

 

A las puertas de los setenta y cinco

se agotan las sorpresas; por eso,

tal vez por eso, todos los días son iguales,

con sus tonalidades y matices,

y son diversos en la panoplia

de la cartografía memorística.

 

La vejez es un estado perfecto:

las articulaciones se quejan

y también los órganos y sistemas,

y te obligan a aprender anatomía

para saber responder al médico

o a poner el nombre correcto a cada espina,

como antes nominabas con ardor

a cada flor y a cada aroma

en sus infinitas diversidades.

 

El tren de los días es un convoy desigual

hacia una estación común llamada términus.

13 febrero 2020

CONVOY MILITAR




Llegamos a la estación de Málaga
a paso discrecional;
en la Caja de Reclutas
intercambiamos nuestros miedos
por un saco petate de tercera o cuarta mano
y una manta donde se habían arropado
no se sabe qué cantidad de cuerpos.
Las letrinas de la estación
eran un simple ensayo
frente a lo que nos esperaba.
El convoy echó a rodar
poco después del ángelus
de aquel lejano septiembre;
las uvas sesteaban en el pasero
y los campos se agostaban
a la espera de las primeras lluvias.
El viaje carecía de aventura:
íbamos como corderos llevados al matadero,
bajo disciplina y conteo permanente;
sudorosos, apiñados, sin prisas
y mucha pausa acompasada a los gemidos metálicos.
La incomprensible cortesía
cedía el paso en apeaderos y vías muertas
a correos y mercancías.
Pasada la hora de retreta,
en el silencio cuartelario y en penumbra,
llegamos a un cuartel de Córdoba,
desde donde reiniciaríamos viaje
a la mañana siguiente.
En el ensombrecido comedor
nos esperaba algo que no emparentaba sin rechinar
a una tortilla de patatas fría
y elaborada con escasez de todo,
salvo de patatas.
Se había hecho el silencio y,
al descalzarnos,
el aroma a pies engoló la voz
hasta lo inusitado del sopor.
Al día siguiente, una nueva jornada
de parsimonioso chachachá,
con Almería como destino intermedio
y Sidi Ifni como meta final.

30 abril 2019

UN VIAJE DE IDA Y VUELTA




Centón, dedicado a Cayetano Gea Bermejo

Para viajar sin salir de casa
amparados por las sombras
con el amigo abandonado, el perdedor;
nuca hubo un gesto no de ella ni de él,
pero eso era tan solo lo aparente;
supo esperar el momento adecuado,
lo que quedaba de ella
dejaba oír el gemido del viento;
me apenaba verla sufrir,
me arrepiento todos los días,
no sé si hice bien, pero no se lo merece
cuando miro hacia atrás en el tiempo…
Ya no volverá a ser lo mismo,
es una prueba  ─comentó con extrañeza─
que ahora no viene al caso:
Ruedas grandes, seguid girando,
un viejo rockero, un loco disfrazado de heavy,
sus maneras delicadas intentan solapar los planes.
Próximo destino: la isla de Rakutea.
Quince hombres en el cofre del muerto.
Yo, jojó, y la botella de ron.
El aguardiente y el diablo hicieron el resto.
¡Ron, ron, ron, la botella de ron!
Todo ha sido un camelo.
En tu caso, tú y la otra persona sois la misma,
la ilusión era escasa,
pero una vez que entra en calor no hay quien pueda con él.
Yo no he venido aquí por gusto,
soltó serio, lacónico, sin inmutarse:
hay que esperar a morirse uno
para comprobar si has llegado al infierno.
La distancia es una herida en el alma,
la cicatriz comienza a cerrarse cuando existe el reencuentro;
para conocer el mundo en el que vivimos
es necesario conocerse a sí mismo.

30 noviembre 2018

MI PRIMER VIAJE




Mi padre había sido soldado en Sevilla
y puso empeño en explicar a este niño
sus bellezas, donaires y dimensiones,
junto a la sonoridad de su geografía.
Viajé en tren de madera y carbonilla,
billete de tercera, francachela como en la plaza
y merienda compartida, salida insospechada
de una caja de zapatos.
En cada estación, en cada apeadero,
un breve descanso y por las ventanillas,
las ofertas de los vendedores desde el andén
provocando apetencias adormecidas;
nombres sonoros: La Roda de Andalucía,
Aguadulce, Bobadilla, El Chorro…
Como me había referido mi padre,
el Guadalquivir era casi un mar dulce
desde la mirada del río Almadán;
Sierpes, en cambio, una calle de tiendas,
y los Jardines de Murillo aromas de antaño,
paseos nostálgicos y ensueños;
en la fonda, repasos con la cantinela
de los reyes Godos regurgitando
la fórmula de la ecuación de segundo grado.
En lugar impreciso a la memoria, un puente levadizo
como ahora se elevan estas añoranzas.

24 noviembre 2018

NUNCA ESTUVE EN VARSOVIA




A mi prima María Márquez Torres

Nunca estuve en Varsovia,
pero no se me despinta el aire de sus calles,
con sus edificios rojos y sus tejados verdes,
sus avenidas y sus plazas
con esa atmósfera que transporta partículas musicales
que a la mayoría recodarán a Chopin,
a otros a Adrien Brody, famélico ante el piano,
y a mí a mi prima María.
En el centro de Stare Miasto, el Castillo Real,
con sus dos torres laterales y una central que las duplica;
no lejos de allí, el Palacio de Cultura
me recuerda a una de las “siete hermanas” moscovitas
en su rolliza mole sólida y majestuosa;
en Rynek Starego Miasta llego al desconcierto
creyendo encontrarme en Copenhague,
pero esta es una sirenita belicosa que está en prevengan,
pertrechada de armas y escudo.
Cruzando el Babakán casi se vislumbra el museo Marie Curie
y el brillo de una mujer que supo anteponer su ciencia
a su condición de fémina en la trastienda.
En cada rincón de la ciudad,
al igual que en la sevillana iglesia de Santa Catalina
queda al descubierto el paso de las civilizaciones
que nos precedieron,
en Varsovia están presentes las heridas producidas
por Prusia, la Francia napoleonica, Rusia, Alemania
y esos cuatrocientos mil judíos víctimas del holocausto.
Sobrenadando todos los aromas,
en la soñada acústica de quien quiere escuchar,
la Universidad de Música Fryderyk Chopin.
Nunca estuve en Varsovia,
pero un halo misterioso me ayuda a callejear por la ciudad
en espera de identificar la huella de mi prima María
y fundirme con ella en un abrazo.

04 septiembre 2018

HAN PASADO TANTOS AÑOS





Han pasado tantos años
que sólo puedo abocetar
la sensación que me causó
apearme en Abando. Bilbao
era entonces gris y su ría
una arteria sangrante de sudor;
ni siquiera contaba con
el encallado buque de titanio,
aunque en San Mamés
se hacían cánticos profanos.
Llegué desde la cosmopolita Donosti
una mañana de verano de luz mortecina
y apariencia tan invernal
como una mesa camilla.
Con el paso de las horas
se fue sedimentando aquella
sensación primera, cuyo saldo negativo
quedó saldado durante la comida.
Ya de regreso, por el estrecho
camino de hierro hasta Zarautz,
me seguía centelleando
el colorido de las vidrieras,
como puzle perfecto o baile de pupilas
de aquella estación férrea
con vocación catedralicia.

31 octubre 2017

LISBOA




En Lisboa hay una mirada
que remonta el Tajo
desde la Torre de Belén
y otra que navega sobre las olas
atlánticas soñando caminos
y levando el pendón
con el jolgorio de una bienvenida.
Entorno los ojos, y un ámbito de saudade
se regodea en sí mismo
y deja en el aire ecos de fados
de la noche anterior.
De algún modo, al no ser navegable,
da la sensación de mayor proximidad
hacia Sao Paulo que hacia Toledo.
De repente, me saca de mí mismo
el sonido férreo del tranvía
con su caminar renqueante
y esforzado al subir las cuestas;
la melancolía se hace niebla invisible
que cala hasta el tuétano
y allí se instala como coda sonora
que evoca paisajes y situaciones.
Al otro lado del puente, un abrazo
de piedra en la cota más alta.
Lisboa, mixtura de sentires.

05 junio 2015

UNA SETTIMANA

Una settimana,
una breve inmensidad que se desliza
por entre los dedos
como pastilla de jabón
que se escabulle por evitar el roce.
Masa de mirones atentos
que discurren tras el señuelo enhiesto
de un líder que parece saberlo todo,
que por fijación entre el todo y la nada
discurren apiñados y solazados
─no fotos, no vídeos, no flash─
algunas prohibiciones en el laberinto
alocado, sucesorio de sorpresas,
todo amalgamado por el arrullo
de la voz amiga que orienta
y la risa como denominador común
de una fraternidad lubricada en crecida.
Crucificado entre dos palos,
he vivido la magia soñada
en los viejos libros de textos
y en las añejas proyecciones de diapositivas:
curiosidad, hechizo, presencia ensamblada
como desfile de obras de arte, todo adobado
con una surtida suerte de pasta al dente
y un dolor irreverente acusando recibo
sin lograr pasar desapercibido
desde su residencial cronicidad.
En la balanza, el gozo plástico y estético,
la calidez de la amistad, las risas, los desvelos;
en las basas y en los capiteles toscanos,
en los arcos apuntados
y en las nervaduras elevadas,
en los muebles y en las incrustaciones,
en las estatuas, en los cuadros y en los frescos,
en el renacer del trecento al cinquecento
en la nimiedad del yo, a los pies del David,
transida de dolencia el alma ante la suma perfección.

David, de Miguel Angel

03 junio 2013

ESCAPADA A LORA DEL RÍO

Nada como la improvisación para no caer en la monotonía. No habíamos definido nada, sino que fuimos hacia la estación con la intención de escapar durante unas horas del cada día. El tren es el medio de transporte por excelencia. No iban muchos pasajeros, tal vez sea ese el justificante que encuentra el ministerio para reducir líneas y recortar gastos, también servicios, pero esto segundo no se menciona. Tan sólo un recorrido de 45 minutos con muchas paradas intermedias en cada pueblo.


Este es un cercanías que circula entre el noreste de la provincia hacia el sur, una trasversal que comunica un sinfín de poblaciones y que seguramente será vital para muchos de sus pasajeros. Un tren moderno, sin revisor, cuyo control se produjo a la llegada a Lora del Río, cuando para poder salir de la estación se requería el ticket para liberar la portezuela de salida. Todo mecanizado, automatizado, con mecanismos que no cobran salarios ni toman vacaciones.


Por las ventanillas el paisaje agrícola de la ribera del río Guadalquivir con multitud de alineaciones de  naranjos, unos en producción y otros planteros protegidos y casi indefensos, pero también otros frutales, como albaricoques y melocotones; en menor número, olivos, un exclusivo vivero de palmeras y unas pocas higueras dispersas por los linderos. En alternancia, sembrados de patatas, maíz, espárragos, algodón y cereal en sazón ya en esta época. Por las riberas del río algunos eucaliptos y álamos blancos, carrizos y cañaverales.



La población aparecía como dormida, hasta que descubrimos que estaban en feria y eso justificaba el cierre del comercio, la desnudez de la plaza de abastos y el desierto de sus calles. No fuimos de feria; ni en gusto ni en condiciones, sino sólo con el deseo de salirnos del paseo habitual y cambiarlo por uno extraordinario. Como en todas las poblaciones agrícolas, casas señoriales  —algunas venidas a menos— y la relevancia de la fachada del ayuntamiento y la torre de la iglesia como símbolos de lo estable.