Mi padre había sido soldado
en Sevilla
y puso empeño en explicar a
este niño
sus bellezas, donaires y
dimensiones,
junto a la sonoridad de su
geografía.
Viajé en tren de madera y
carbonilla,
billete de tercera,
francachela como en la plaza
y merienda compartida,
salida insospechada
de una caja de zapatos.
En cada estación, en cada
apeadero,
un breve descanso y por las
ventanillas,
las ofertas de los
vendedores desde el andén
provocando apetencias adormecidas;
nombres sonoros: La Roda de
Andalucía,
Aguadulce, Bobadilla, El
Chorro…
Como me había referido mi
padre,
el Guadalquivir era casi un
mar dulce
desde la mirada del río
Almadán;
Sierpes, en cambio, una
calle de tiendas,
y los Jardines de Murillo
aromas de antaño,
paseos nostálgicos y
ensueños;
en la fonda, repasos con la
cantinela
de los reyes Godos regurgitando
la fórmula de la ecuación de
segundo grado.
En lugar impreciso a la
memoria, un puente levadizo
como ahora se elevan estas
añoranzas.
Qué tiempos aquellos, cuando uno va descubriendo calles y jardines por los que perderse. Y los trenes con asientos "de madera y carbonilla". Si abrías la ventanilla (si podías, porque estaba dura), era fácil que se te colara alguna partícula en el ojo.
ResponderEliminarUn abrazo, Paco.
Tenía 15 años y vine desde Ojén para examinarme de reválida a la Universidad Laboral. Aquello fue una gran aventura inolvidable.
EliminarUn abrazo.
Mi primer gran viaje, 17 años, 24 horas en tren, asientos de tercera dirección Barcelona, nos lo pasamos "pipa", a esa edad y con compañeros en el mismo vagón fue un puro "cachondeo"; hoy, mis viajes son más lejanos, más cómodos, incluso más bonitos, pero aquel me trae nostálgicos recuerdos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Como he dicho, fue a los 15 años y tampoco los actuales y cómodos viajes han superado a aquel en mi valoración y recuerdos.
EliminarUn abrazo.
Ay,ay esos recuerdos, que nos enganchan a todos y también sentimos tu misma nostalgia, Francisco...Los describes de maravilla y Sevilla nos llama desde el puente de la imagen con su entrañable aroma y salero, que la caracteriza.
ResponderEliminarMi felicitación y mi abrazo, amigo.
Gracias, María Jesús, por tus siempre dulces palabras.
EliminarUn abrazo.
Gratos recuerdos los tuyos, yo también tengo experiencias de viajes en tren de madera y carbonilla que me encantaban, son recuerdos inolvidables.Saludos
ResponderEliminarLo celebro, Charo, casi podemos decir que es una experiencia compartida.
EliminarUn abrazo.
También mi primer viaje fue a la ciudad de Sevilla siendo todavía muy niña. me gustó esta ciudad desde el primer momento que la pisé.
ResponderEliminarBesos
Yo tenía 15 años y viajaba con unos compañeros de mi edad. Toda una aventura.
EliminarBesos.
Yo esas historias no las he conocido pero aún así todos tenemos recuerdos que parecen tan lejanos... sin embargo fueron ayer.
ResponderEliminarCiertamente, pero cuando nos hacemos mayores solemos recordar la infancia con bastante frecuencia y nitidez.
EliminarUn abrazo.