Me asomo a la ventana
buscando las nubes que no
existen,
una sombra que difumine
el rigor de este verano
radical
y me decido por bajar la
persiana,
complacerme en la umbría
y dedicarme a mirar hacia
adentro.
La estancia es esa
intimidad de a diario,
donde recuerdos y
ornamentos
forman parte de las
vivencias familiares
que hablan de mí, de
nosotros,
de mi introspección y mis
circunstancias.
Lo necesito. Estoy en
búsqueda
y necesito el acicate que
me ayude
a encontrarme conmigo, con
mi realidad,
con las razones y
fundamentos
que me ayuden a ver la
verdad.
Persigo la quietud. Trato
de hacer el silencio
y el murmullo es como esa
música del mar
que nunca se silencia.
Estoy en búsqueda:
solo lo personal conduce a
lo universal.