Los que miran a las nubes
sueñan con un mundo
idílico
que vuelve al desenfreno
anterior,
a los mismos errores ya
cometidos.
Quienes miran al cielo
encuentran
como respuesta que deben
buscar
en sus corazones y no en
la terquedad.
Un desfiles de cruces no
bastan,
la obstinación no concluye
nunca
en la razón sino en el
empecinamiento,
y este siempre se estrella
empeñado en salir por la
ventana.
Más de un año inútil. Más
de un año
ciegos, como ovejas sin
pastor,
sin conciencia de los
márgenes del redil.
Estampida. Ahora todos a
tropel
en busca del vellocino de
oro;
tal vez de hojalata o
cobertura dorada
de una figurita de
chocolate.
El murmullo de las masas
incita
al seguidismo, pero la
realidad
todavía no sonríe. Solo la
brisa agita
la floresta, pero al
chaparrón de ayer
le sigue la tormenta de
mañana.
No seamos cantos rodados
arrastrados
por la corriente. Hacer
silencio ayuda
a escuchar la voz de lo
profundo,
a tomar certezas antes de
soltar amarras:
Ítaca siempre nos espera.
Siempre habrá una Ítaca que nos espera. Penélope, no sé.
ResponderEliminarUn abrazo, Paco.
Me temo que a Penélope la tienes que llevar del brazo.
EliminarUn abrazo.
Ítaca siempre espera, pero al igual que Ulises, no es fácil llegar, sus penalidades fueron muchas, hay muchos Poseidones por el camino.
ResponderEliminarUn abrazo.
Es cierto, Emilio, pero eso es el viaje, sortear los Poseidones y otros imponderables.
EliminarUn abrazo.
"Estampida. Ahora todos a tropel
ResponderEliminaren busca del vellocino de oro;"
Efectivamente todo desbordado queriendo recuperar el tiempo perdido, espero que no volvamos atrás. Un abrazo
Acabo de volver a casa después de una caminata. Somos muy pocos los que llevamos mascarillas y muchos los que necesitarían bozal. Y en todas las lenguas y acentos.
EliminarUn abrazo.
Me gusta mirar al cielo y mi razón me indica que hay que tener mucho cuidado y no seguir a las masas que en su inconsciencia están perjudicando su salud y la de los demás. Hay que seguir esperando mejores tiempos para soltar amarras.Saludos
ResponderEliminarLa prudencia es aliada de la ciencia, querida amiga.
EliminarUn abrazo.
Salgo menos de lo que debería y es que mis salidas, hasta ahora, se limita a hacer las compras. Siempre voy con la mascarilla puesta y no me la quito hasta llegar a casa. Pienso que hay un peligro, en las personas que van fumando tranquilamente por la calle. A veces el aire te lleva el humo a donde te encuentras y no me encuentro segura ni con la mascarilla puesta...El humo del tabaco, es una de las principales fuentes de contagio.
ResponderEliminarBesos
Tienes toda la razón. Yo salgo a caminar todos los días para poder seguir haciéndolo, pero jamás me quito la mascarilla y procuro hacerlo por donde me encuentre con el menor número de gente.
EliminarBesos.
Describes muy bien en tu poema la estampida que estamos dando y que Dios quiera no nos lleve de nuevo al redil.
ResponderEliminarNo puedo estar más de acuerdo con la respuesta que has dado al comentario de Chelo.
Un abrazo con mascarilla-
Muchas gracias, Tracy.
EliminarUn fuerte abrazo.
Falta prudencia y mesura. Y luego están quejándose cuando hay medidas coercitivas. Pero ¿cómo no? si no entienden de otra forma.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hay adultos que necesitan que se les siga llevando de la mano, querida Sara.
EliminarUn abrazo.
Itaca nos espera y sabemos que aún hay mucho por superar...Inglaterra y otros países tienen una incidencia muy alta y no deberíamos olvidarlo.
ResponderEliminarMi abrazo por tu constante llamada de atención muy acertada, Francisco.
Mi abrazo y mi ánimo.
Espero no hacerme un pesado, María Jesús.
EliminarUn cariñoso abrazo.