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07 enero 2020

NADA Y VACÍO




Me empuñaron la Espada al nacer,
pero ni lo alcancé,
ni tengo fuste de héroe.

Mi padre me enseñó a gozar de la lectura
y ésta fue nutriente de la imaginación,
aunque en ese terreno no he consolidado
grandes gestas, esos imposibles
que tanto distan de mi personalidad,
tal y como a mi poquedad corresponde.

Lo mío es un pasar de puntillas,
desapercibido; en la baja tonalidad
donde no hacen escalas tenores y barítonos.

Al viejo que ahora soy
le están grandes las charreteras
del éxito nunca buscado ni alcanzado,
aunque confieso que voló mi espacio aéreo
en alguna noche de insomnio.

Todo lo que espero hoy y en adelante
es empequeñecer, ser coherente
con la merma consustancial a la edad
y con mi contrastado nada y vacío.

25 julio 2019

ACTO DE DONACIÓN




Cuando me doy, me doy a mí mismo,
el don más preciado con el que cuento,
aunque no sea el más rico que esperas
ni el mejor tesoro.
A veces no cuadra con lo que de mí esperan,
por eso me reconozco limitado, pataco, casi nada;
pero en el fondo sé que pesa más que una pluma,
más que un cumplido
y menos que el mucho valor que hay en ti
al confiar.
No puedes negarte, abre tu mano que te la llene,
vamos a compartir este mendrugo
antes de que se ponga duro;
seguro que ha de sentarnos bien a ambos,
siempre que no impongamos condiciones;
dar a manos llenas sin esperar respuesta,
pura donación.
Acerca tu oído, quiero explicarte
que me dispongo a escuchar tus quejas
y a lavar tus heridas.
Abre la boca y llénala de todas tus llagas,
pásamelas y compartamos tu dolor
y tus quebrantos.
Ya me conoces. Ya sabes de mis escasos dones,
pero también de mi dádiva en tu provecho.
Si no cura, como así pensamos los dos,
al menos jugaremos a tuya-mía
y te prometo que vas a rejuvenecer.
Nada de lo que digo es mentira,
ni tampoco engaño con florido verbo,
tan sólo volvernos a la infancia
y creer en la magia del juego,
en las princesas, enanos y animales que hablan,
vivir este rato íntimo de inocente gozo.

17 junio 2019

PERDERME EN TUS BRAZOS




Con la levedad de una mariposa
que hace equilibrios
en los pétalos de este amanecer,
con la armonía
de una mesura imposible,
casi quebradizo,
y vestida como para ricos esponsales:
oro de Ofir, tejidos recamados
y tul de blondas cubriendo su cabello;
toda beldad, toda pureza, toda incólume,
toda tú…
Sueño inalterable y reiterativo,
fijación desde mi lejana infancia
y anhelo inalcanzable,
te asomas al alféizar de mi memoria
y me ayudas a seguir soñando
a perderme en el calor tibio de tus brazos,
esos que un día se harán realidad
o me condenarán por siempre a seguir soñando.

05 enero 2017

LA GRAMOLA



Yo asistí a aquel viejo milagro
de las placas de pizarra
y las portentosas salidas de Vallejo
enalteciendo a la clientela,
a las disputas
entre marcheneros y caracoleros;
entonces levantaba lo justo
del suelo
para cambiar de placa
y dar cuerda a la manivela.
Taberna y casa era un todo
y mi abuela la matriarca
que movía aquella urdimbre familiar.
Yo no era consciente
de manejar una tecnología
que no estaba al alcance de todos
ni de la porosidad de mis oídos
que de forma inconsciente
se iban aflamencando.

03 enero 2017

COMO SURGE UNA PLANTA



Como surge una planta
por entre las grietas
de un muro de piedra,
con igual robustez
e idéntica fortuna,
mi vehemente mirada
colisionó
con tu frondosa sonrisa
y desde entonces
esta dependencia
a ti debida, a ti enraizada.

15 diciembre 2016

EN CADA HOJA EL OTOÑO



En cada hoja el otoño,
en cada pecíolo la caducidad del tiempo
que se renueva,
como las agujas del reloj
pasan dos veces al día por la misma cifra.

En cada hoja toda la Naturaleza,
todo el vigor creador de gestación y óbito,
toda la paleta arcoíris
en ruta de degradación
por la cuerda floja que va del albor a la caída.

En cada hoja la parábola
de tu vida y mi vida, de nuestra existencia,
de nuestro caminar ajado y remiendos clínicos,
de la promesa cada día renovada
de vivir el uno por y para el otro.

13 diciembre 2016

ALJIBES DE BARRO



Botijo y cántaro tenían su alma líquida
y sus panzas sudorosas;
un sudor del reposo
con el que conservar fresco el contenido,
a la espera de darse con generosidad
y saciar la sed de toda la familia.
Pequeños aljibes de barro que se nutrían
─fundamentalmente─
del esfuerzo de la madre
o de las niñas que comenzaban a mocear.

En el pueblo no había red de alcantarillado,
pero “Los Chorros” corrían imperturbables
desde siempre y con vocación de permanencia.
¡Paquito, ve a por un búcaro fresquito,
que vamos a comer!

La plaza era un trasiego de niños que juegan,
madres que van y vienen sobre el agua
y acémilas llevadas a abrevar.
En cubos de zinc, las aguas negras eran devueltas al río
para completar el ciclo que hoy oculta el subsuelo.
En mi memoria no circula la añoranza
─salvo de las personas─
pero sí el recuerdo de un tiempo dulce de infancia.

11 diciembre 2016

LA CAMA PLANCHADA



A Tracy, como percha para sus recuerdos.

Recordaba los brazos de la abuela
como el rescoldo donde sentirse a salvo,
la dársena en la que refugiarse
de la tempestad de los miedos nocturnos
y dormirse arrullada por cuentos
en vez de padecer los hielos
de aquellos duros inviernos
en el desangelado caserón familiar.

Todos sus placeres se los adjudicaba a la abuela,
cada uno de aquellos momentos dulces
que conformaba el álbum de su infancia,
por eso no entendía
que la gente hablara de sus mayores
como antesala del gran derrumbe de la partida.

Pasados los años, descubrió en el desván
un extraño artilugio de metal
con el que la abuela  ─le contaron─
solía planchar la cama cada noche.
Ahora es ella abuela y brazos amorosos,
pero no necesita de esa reliquia para hacer
que su nieta duerma cada día en el paraíso.

10 diciembre 2016

PALMATORIA



En mi niñez, la luz eléctrica
era un bien que no alumbraba
todas las sombras. Quizá por eso,
recuerdo en la mesita de noche de mi madre
una palmatoria de bronce
con la que mi hermano y yo, a hurtadillas,
descubríamos tesoros inefables
a los que se llegaba por el pasadizo
secreto de lo mágico.

En la pirueta del vivir cotidiano,
nos rodeamos de cosas inútiles
y ocasionalmente de útiles en desuso
sobrepasados por la vanguardia de los días,
pero a los que nos vinculan
las historias vividas o soñadas,
esas que no resultan nada fáciles descartar
de entre los cachivache de la inutilidad.

Vivimos sueños y soñamos vidas que son como sueños,
en especial cuando un elemento material
ayuda a nuestra mente
a bichear por los corredores inmateriales
que socorre nuestra sed de fantasear,
fondeando el ancla en la bahía de la infancia.

09 diciembre 2016

LA GARRUCHA



Suspiraba de forma lastimera
a cada impulso sobre la cuerda,
como si se dejara jirones del alma de madera
en el roce metálico del eje
que le atraviesa de costado a costado;
pero tenía vocación de eternidad
y fue útil
hasta que la municipalidad
instaló saneamientos públicos
y el esfuerzo quedó limitado
al giro ocasional del grifo
y a la dictadura periódica de la facturación.

Sobre el arabesco metálico
que se eleva por encima del brocal
y del presente,
el testimonio de otras vidas más humildes.

En la garrucha, las muescas
y los desportillados del tiempo,
como aldaba
de un pasado que ahora parece lejanísimo,
pero que forma parte
del cliché imperecedero de mi infancia.

08 diciembre 2016

A UN BANCO DEL PARQUE



Hubiera dado algo importante
por tu cercanía mil pasos antes,
pero tú, pétreo obstinado,
─también húmedo─
te acomodas a tu sorda e insensible
terquedad con las visitas.

Has oído todos los cansancios,
todos los bostezos, las intimidades
y arrumacos de amores primerizos, o avejentados,
las largas sentadas, las largas esperas,
los acomodos y los de asientos inquietos.

Ni te ofreces, ni te niegas;
tan solo eres presencia dura
y duradera
que resiste todas las huellas,
salvo el moho y el musgo que te viste de anciano.

He soplado las hojas, he sacudido
los excrementos de las palomas
y me acoges
con tu escasa ternura,
mientras robas calor de mi cuerpo,
piedra taciturna.