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09 febrero 2025

LA PALABRA

 



La palabra no nació en el paladar

sino en la necesidad comunicativa,

y abrió sus alas una paloma

por entre los labios del hombre,

que hizo nido y engoró en el pensamiento.


Hasta los montes retemblaron

cuando surcaron los valles los primeros vocablos,

y fueron rebotando los ecos entre los riscos.

No entendían nada, pero les conmovía

ese temblor impalpable que se desplaza en su ámbito.


Al principio fueron sílabas sueltas,

como eslabones con cierta cadencia

que permitía al hombre hacer sones

y tomar pleno sentido de la novedosa herramienta.


Y así, subiendo la escala,

se fueron enlazando unas a otras

hasta inaugurar la comunicación,

y fue secundaria, para los momentos de afonía,

la gestualidad que le había precedido.


De aquellos primeros balbuceos,

el sujeto, siempre en cabecera,

se cuestionaba y se respondía

predicando acciones

que se ensanchaban por la comarca

hasta tomar cuerpo de sustancia comunicativa.


Y al sujeto existente

se le sumó el verbo y el predicado,

y la oratoria se convirtió

en materia de culto,

y gracias a este cultivo,

se hicieron más fáciles los encuentros

y también las diatribas y las polémicas.


Primero fue el ser,

pero luego coronó la cima de la creación

cuando se comunicaron los hombres

por medio de la palabra,

si bien, con demasiada frecuencia,

para la disputa más que para la avenencia.

29 septiembre 2024

PAN

 





Un monosílabo,

un nombre común

que se hace obsesivo

cuando hay hambre.

Son muchos los hombres

que pasan hambre,

también los niños;

son muchos los hombre,

y los niños,

que tiran cada día

pan duro

o se lo echan a las palomas,

o a los perros.

¡Qué duro tener hambre sin pan!

¡Qué ocioso tener pan sin hambre!

Existe otro pan,

el consagrado,

el que nos induce

a partir y compartir el pan;

pero andamos enredados

en el posesivo:

yo, mi, me, conmigo…

Y nos olvidamos

del mandato del pan consagrado:

Dadle vosotros de comer”.

25 diciembre 2022

LA PALABRA



 

En el principio, un viento

aleteaba por encima de las aguas,

y se desmoronaron las tinieblas.

 

La luz fue el desencadenante de la vida:

se dividió el caos en el día y la noche,

se cuajó el firmamento de estrellas,

sobrenadando por encima de los mares,

de los valles y de los montes,

y la tierra fue generosa en frutos y especies.

En los ríos y en los mares bullía la vida,

y la tierra se pobló de vegetación,

y de una gama inmensa y variada de animales;

y evolucionó uno de aquellos primates

hasta sustentarse de pie y más tarde vocalizar.

 

Y desde entonces se hicieron tangibles

la luz y la oscuridad, la envidia, la avaricia,

la mezquindad, la rivalidad, el rencor…

 

En el principio existía la Palabra

y la Palabra era la luz verdadera

y la Palabra era Amor;

pero no interesaba al poder establecido

y fue silenciada con la muerte:

y de su vida entregada, el eco imborrable

de la sangre derramada,

la muerte que surte hecha Vida.

19 diciembre 2020

PALABRA ESCRITA


A ti, palabra escrita,

que levantas un muro seco

de sujetos y predicados,

de cantos, sillares y perfiles

cuya impronta dormita la espera

de un duermevela,

aguardando ser presente y bises futuros

en la huella de receptores sensible.

 

A ti, palabra poderosa,

que en la humildad de escasas sílabas

construyes un mundo de silencio

en la confianza de despertar a un posible lector

y mostrarle tu mundo sinfónico

al tiempo que el arabesco significativo.

 

A ti, verbo; a ti acción,

a ti reino de los sentidos,

despierta del oscuro mundo de los silencios

o del anodino bullicioso vacío

y entrégate a leer en los cantos, sillares y perfiles

el mundo onírico del interior

de una hermosa y artística construcción

desde el frontispicio al epílogo.

10 diciembre 2020

LA PALABRA


Primero fue pensamiento,

idea con inquietud de colectivizar,

expresión afónica con rudimentos

de muecas torpes o habilidosas;

fue amasijo, ebullición de conceptos

incorpóreos enfilando la puerta de salida.

 

Ya existía el gesto adusto y el ceño fruncido,

la negación y el alegato gestual

moviendo la cabeza lateralmente;

también se comunicaba el hombre

con la sonrisa y tendiendo la mano,

pero la palabra dormía en el bullebulle

de los conceptos en formación,

como el barro en manos del alfarero.

 

Así también la lluvia

antes de llegar a formar parte

del ciclo en el que se sustenta:

ríos, mares, evaporación,

suspensión aérea, leve ingravidez,

desplome.

 

En aquellos primeros hombres

todo era desnudez, rudimento animal,

gruñidos y onomatopeyas;

pero el hombre destiló las ideas,

probó a suspenderlas de manera ingrávida,

las fue modulando en el crisol de la mente

y fue engarzando cada partícula

hasta que su oralidad fue lluvia generosa

y paladín de las comunicaciones.

 

Luego vendrían las habladurías,

las calumnias, las murmuraciones;

pero eso sería mucho después,

cuando además de a hablar

el hombre había aprendido a medrar.