Primero fue
pensamiento,
idea con inquietud
de colectivizar,
expresión afónica
con rudimentos
de muecas torpes o
habilidosas;
fue amasijo,
ebullición de conceptos
incorpóreos enfilando
la puerta de salida.
Ya existía el gesto
adusto y el ceño fruncido,
la negación y el alegato
gestual
moviendo la cabeza
lateralmente;
también se
comunicaba el hombre
con la sonrisa y
tendiendo la mano,
pero la palabra
dormía en el bullebulle
de los conceptos en
formación,
como el barro en
manos del alfarero.
Así también la
lluvia
antes de llegar a
formar parte
del ciclo en el que
se sustenta:
ríos, mares,
evaporación,
suspensión aérea,
leve ingravidez,
desplome.
En aquellos primeros hombres
todo era desnudez, rudimento
animal,
gruñidos y onomatopeyas;
pero el hombre destiló las
ideas,
probó a suspenderlas de
manera ingrávida,
las fue modulando en el
crisol de la mente
y fue engarzando cada
partícula
hasta que su oralidad fue
lluvia generosa
y paladín de las
comunicaciones.
Luego vendrían las
habladurías,
las calumnias, las
murmuraciones;
pero eso sería mucho después,
cuando además de a hablar
el hombre había aprendido a
medrar.
Dicen que la palabra es lo que nos hace humanos, con ellas socializamos y hasta matamos, ¡¡que cosas!!.
ResponderEliminarUn abrazo.
El hombre, Emilio, es capaz de lo vil y lo sublime.
EliminarUn abrazo-
Por la boca muere el pez.
ResponderEliminarUn abrazo, Paco.
Basta un señuelo, Cayetano.
EliminarUn abrazo.
Esas habladurías, calumnias y murmuraciones son el mal que nos dejó el haber aprendido a comunicarnos a través del lenguaje. Se construye algo para bien y nunca faltarán los que lo usen para el mal.Saludos
ResponderEliminarEl bien y el mal está en nuestra manos, en el mismo camino. Es cosa de elección.
EliminarUn abrazo.
¡¡Cuántos años han debido pasar hasta llegar a la palabra, Francisco!!
ResponderEliminarLa palabra nos ha hecho personas sociables,capaces de superarse física y espiritualmente. Por todo ello debemos venerar la palabra, respetarla y hacerla grande. Ojalá que esta pandemia nos haya hecho reflexionar a todos y seamos más conscientes de lo que decimos y de lo que hacemos.
Mi felicitacíón por tu bello homenaje a la palabra.
Mi abrazo admirado y entrañable.
Gracias, María Jesús, mil gracias. Solo por leer tus comentarios merece la pena el esfuerzo de escribir.
EliminarUn fuerte abrazo.
Las habladurías y calumnisa hacen mucho daño y sería muy necesario, antes de hablar, pensar muy bien lo que se va a decir.
ResponderEliminarBesos
Un poco de contención nos viene bien a todos, pues la lengua es espada de doble filo: lo mismo alaba que calumnia.
EliminarBesos.
Hola Francisco. La palabra es mágica y con ella nos comunicamos. Aunque aveces la palabra nos puede hacer mucho daño, sobre todo cuando se cuentan mentiras, o cuando hacemos daño mediante un dicho.
ResponderEliminarSi se usa bien, es mágica.
Abrazos
La palabra sirve para lo bueno y también para lo malo, para la defensa y para el ataque. Así somos, Isa.
EliminarUn abrazo.
Aquellos hombres no sabrían hablar pero sus onomatopeyas eran sinceras.
ResponderEliminarLos problemas empezaron con los posesivos, Tracy, ahí es donde nos perdemos.
EliminarUn abrazo.
Cuánto espero que la palabra vuelva a ser lluvia generosa.
ResponderEliminarUn abrazo grande.