01 marzo 2022

UCRANIA



En los supermercados no queda de nada,

los estantes están desguarnecidos

y la caja abierta ilustra la hecatombe;

mujeres, niños y mayores

habitan la clandestinidad del subsuelo

y duermen sus pesadillas con música de metralla.

Un fantasioso fuego cruzado de propaganda

desorienta a la verdad

y se entroniza en el alarde la apariencia

tratando de desmoralizar con grandes titulares.

David, a su inexperiencia,

le suma los rudimentos del pastor de ovejas;

Goliat, tras el sueño de un paseo triunfal,

─herido en su prepotencia─

se le indigestan los cálculos biliares

y amenaza con recurrir a fuerzas de disuasión nuclear.

Todos ocultan la sangre con silencio profundo,

pero las heridas no dejan de supurar

vidas que se apagan.

El teatro del mundo mira desde la platea

y amenaza con quitarle al grandullón

la paga de los fines de semana:

está obcecado, huele a sangre y no se sacia,

quiere aplastar al enano

y someter a su rebaño;

seguro que terminará por alcanzar el objetivo,

pero el muchacho no se ha mordido la lengua,

aunque la tiene morada y mordida de impotencia.