26 septiembre 2016

INDIFERENCIA



Inapreciable, como la hoja
que sortea la escoba del barredero
en tres pasadas consecutivas
y se queda prendida en la llaga del pavimento:
ni suma ni resta: indiferencia

Exiguo, como nota marginal
que se pierde entre los restos de la papelera
o vive en el borde esquivo de un cajero,
limosneando descanso:
ni multiplica ni divide: indiferencia.

Invisible, como el zurcido de desamor
por debajo del forro de la chaqueta
de la estatua humana que, en su quietud,
pasa por mobiliario urbano:
no es olvido social, es indiferencia.

21 septiembre 2016

EL HUECO DE TU MANO



“De tu mano
Sólo persiste el hueco.”
EMMA FONDEVILA


Para diez años ya
y llevo modelado el hueco de tu mano
por entre estos nudillos
que ya comienzan a ser sarmentosos.
Más que tu voz,
con su regusto a limón y a canela,
con su intención última
de protegerme del sol, de la brisa, de la lluvia…
Más que tus dulces y sensatos consejos;
más delicada que tu mirada de miel,
esa que no ha dejado de pastorearme
cada uno de los días de mi vida;
más cálido que tu propio regazo, madre,
mi mano apresada entre las tuyas,
es el hueco que persiste
y que en ausencia atesoro.

13 septiembre 2016

VIS A VIS



A Esther MaCo

Cuando el amor es un fugaz encuentro,
─controlado en tiempo y forma─
soñar es una muerte dulce
que aspira a resucitar
para ajustarse de nuevo al calendario
de las promesas.

Bracear sin aire,
respirar aire viciado,
urgir turgencias
y sincronizarlas a la cita
y sus registros y rigores,
a la promesa de un nuevo consuelo,
cuando la autoridad
así lo considere.

He aprendido a descender
viendo cómo otros se abren paso
por el torno de las miradas escrutadoras,
por los entresijos
de una fuente escondida,
umbrosa arboleda tupida,
donde desfogan los ríos
y se hacen tenues las laderas.

07 septiembre 2016

DORMITANDO LA SIESTA



Un acentuado sopor
recorre mi cuerpo:
el viento dormitando
el abandono,
me ha zambullido
en el sollozante suspiro
de tortuosos espectros,
esos que se licúan por cada poro
y riñen con el buqué desafinado
que se deshidrata en el jarrón.
Una cabezada
y el cuello se ha desplomado
sin rumbo y desorientado
hacia la nada.
Es el tercer día de encierro
en este in crescendo
sin pausa ni límites,
en plena afonía de la brisa.
En este mar de fuego,
tan sólo atenuado en la aurora;
todo ha quedado suspendido,
vedado, prohibido
como pecado capitalino,
como capricho de un mal legislador
que niega lo evidente.

06 septiembre 2016

COMO PRÓLOGO



Resoplabas.
Desperté y casi podíamos nadar
en la nada de nuestros cuerpos.
Es verano y ya se sabe, hace calor;
en invierno nos cubriríamos de inmediato
acurrucando nuestros cuerpos.
Resoplabas.
Fui a la cocina y regresé
con un zumo de naranjas
recién exprimido
que ni siquiera hiciste por llevarte a los labios.
Dejé el vaso en tu mesita
y te giraste
como quien huye del diablo.
Resoplabas.
Yo buscaba ganarme un beso
─como prólogo─
y tú no estabas por la labor de despertar
ni consentir carantoñas.
Resoplabas;
aunque eso no significa que yo diga que roncas.

05 septiembre 2016

LA LUNA SE HA DERRAMADO CON DERROCHE



La luna se ha derramado con derroche
y el cielo es un ascua de luz selenita
que todo lo empapa y emborriza.
Un gato maúlla en el alfeizar
de la ventana del ático y una sombra chinesca
emula torpes movimientos del cine mudo.

Noche de verano, noche intensa
de sudor e insomnio. Los grillos
deben pensar que es medio día
y emiten sus notas agudas y prolongadas.

No es noche de dormir, sino de soñar
despiertos; una vigilia impuesta,
un espectáculo de luz y sonido
que tiene celos del agua.

Por suerte, el ventilador es silencioso,
como esta queja mía, escrita,
para que ni siquiera se me oiga.

La luna llena se ha derramado
y todo es un derroche.

04 septiembre 2016

SE AMABAN



Se amaban y sobrenadaron
las duras aguas de las pruebas.
A la edad madura, cuando la vida
se suele escribir con comas y punto y coma,
llegó el caos y fueron desnudados
de las guirnaldas y de la pérgola,
pasando a habitar vidas en subarriendo.

Se amaban y la ambrosía del amor
les endulzó la hiel
de una precariedad novedosa;
no eran conscientes de ello, pero la argamasa
amatoria resistió los embates
de una sociedad así de corrupta.

Alguien llamado Mercados
había dictado usos y normas
que vendrían a condicionar sus vidas.
Huyeron la víspera del desahucio
y anidaron un minimalismo incómodo
e imposible de mantener en el tiempo.

Se amaban tanto que el forúnculo
resultó un nódulo que debilita
y cercena en otros los cimientos del amor,
aunque sólo les ha alterado el pulso de sus vidas.

03 septiembre 2016

ME CANSAN DE FORMA EXTREMA



Me cansan de forma extrema
los paseos que no he dado,
las muchas oportunidades desaprovechadas
en esta limitación física
que me confina cada día.

No he hecho casi nada de lo que
tanto deseo: sólo he pastoreado
sueños como vientos ingobernables,
pero sin llegar a disparar esas fotografías
que se amodorran en mí,
ese ansia por fijar el tiempo
o acompasarlo a mi ritmo.

Se me han ido los días sin declarar mi amor
a lugares y personas,
sin hablar ni palpar las manos
de aquellos que me habitan sin elección,
sin acudir a las muchas citas
que otros me prepararon con mimo.

El cansancio se apropia de mí
y no me canso de idealizar
este presente, que también
se deteriorará con el desgaste de los días.

02 septiembre 2016

EN LA ARENA



He dejado en la arena de la playa…
he escanciado los días de este estío
menudeando sus gozos y avatares,
barajando los suspiros y las risas
con la normalidad y el empeño
de superarlos. Vaga ilusión:
finalmente todos me han sobrepasado.

He dejado en la arena de la playa
el vacío de los juegos infantiles,
el griterío bullicioso de mis nietos,
la pala y el cubito con los que rescatar
esa infancia esquiva y jabonosa,
cada día más alejada.

He dejado en la arena de la playa
la caligrafía de mis sentimientos
íntimos y algunas promesas
que se borraron al instante;
pero la mar y yo reconocemos
el compromiso que hemos contraído:
una nueva cita en la que reconocer
al niño que se me ha esfumado.

01 septiembre 2016

HORAS DE ESTUDIO



Mi prima María está al piano,
descortezando sensibilidad
con sus dos leves manos
posadas sobre el teclado;
son dos palomas blancas
que sobrevuelan sobre blancas y negras
al ritmo aritmético de la música.

Imagino su espalda enhiesta
y sus brazos como articulados
a la esbeltez de su torso;
por la ventana salen ecos pautados
en el atardecer de Varsovia:
es Frédéric Chopin que toma vida.

No sé decir cuál de los nocturnos,
pero me suena a Rubinstein
con acento de la Axarquía.
Es hora de estudio. Para María
casi todas las horas del reloj
son horas de estudio,
tal como tiene asimilado desde niña.

Apenas mira la partitura,
pero no falta en el atril
como tampoco nunca
se le desdibuja la sonrisa.