26 abril 2017

CON VOCACIÓN DE ETERNO



¿Qué estrella te ha puesto en mi camino,
─sortilegio divino─
y te ha indicado el sendero
por el que accederme y colmar
los colores de mi paleta eclipsada?

¿Qué lazarillo ha precedido
el pespunteo de tus pasos
sembrando de ónices el atajo
por el que atraparme
en tan opaco como frágil estado?

¿Qué sabio ha señalado con su índice
o te ha soplado la palabra justa
con la que emborrizar de azúcar
el pedernal de mi corazón maltrecho,
para salpimentarlo de juvenil anhelo?

¿Quién ha dictado en la caracola de tu oído
el pensamiento preciso, la dicción adecuada
con las que arropar mi alma
de las postillas de que van dejando los días
en la secuencia estéril de lo insípido?

¿Quién ha insuflado tan chispeante proceder,
las hilaturas y el brocado de este mantel
en el que ahora banqueteamos el encuentro
y nos hacemos luz, estrellas, firmamento…
anonimato celeste, en este abrazo
que ha nacido con vocación de eterno.

25 abril 2017

COMO HUMILDES GORRIONES



El alfabeto no conoce lápidas
de los muertos del mar.
SARA CASTELAR



Se me acrecienta el llanto
como torrente en crecida, arracimado,
como deshielo de una primavera
de floración temprana
que urge por licuar
los espantos de esta sucia sociedad
en la que cada uno mira estrábico su ombligo,
mientras se desdibuja
la panorámica humana
y la razón de la existencia del hombre.

Alguien, en algún lugar,
desde el otero de un despreciable despacho,
da órdenes a quienes mandan
y nadie pone en dudas;
activar la industria de la destrucción
y el proceso productivo,
al tiempo que la comercialización y su destino
señalado en el mapa como por sorteo.

En breve, los ensayos serán exterminio
y hallaremos explicaciones
por las que truncar las pirámides,
achatar las esferas como a manzanas podridas
y mirarnos en el espejo
de ande yo caliente que algo habrán hecho.

Como humildes gorriones,
nos haremos al estruendo que acaba con las vidas
y bailaremos el vals
de que nada de esto va conmigo:
en el arsenal, duerme media docena
de infames estallidos
por cada habitante de la tierra
y hay que dar salida a tanta mercancía.

14 abril 2017

TÚ EN LA CRUZ

Cristo del Mayor Dolor - Parroquia de San Lorenzo, Sevilla



Tú en la Cruz,
y yo soslayando la mirada del otro para evitar el compromiso..

Tú en la Cruz,
y yo relamiendo mi rasguño en lugar de afanarme en curar las heridas ajenas.

Tú en la Cruz,
y yo ocultando mi rostro a quienes buscan mi mano tendida.

Tú en la Cruz,
y yo en la encrucijada de mi hipocresía.

Tú en la Cruz,
y yo en la muerte inminente de mi egoísmo y mi ceguera.

Tú en la Cruz,
y yo saciando mis caprichos y sin ocuparme del hambre del próximo.

Tú en la Cruz,
y yo negando el pan y la sal a cercanos y distantes.

Tú en la Cruz,
y yo reclamando mis derechos retorcidos de ambición.

Tú en la Cruz,
y yo ciego a los padecimientos de los otros cristos que migran tras el pan.

Tú en la Cruz,
y yo ignorando y no prestando apoyo a quienes huyen de la garra de la guerra.

Tú en la Cruz,
y yo sin tender la mano a los desahuciados de esta sucia y voraz sociedad.

Tú en la Cruz,
y yo banqueteando a espaldas de mis famélicos vecinos.

Tú en la Cruz,
y yo en esta muerte sin sentido hacia la que me precipito.

Tú en la Cruz,
y yo revestido del oropel de mis mentiras.

Tú en la Cruz,
y yo contándome un cuento para poner en dudas el drama en el que otros están crucificados.

Tú en la Cruz,
y yo sin aprender que tu Muerte es la Vida a la que resucitar de todas mis miserias.

13 abril 2017

ÁNGULOS



Reconozco una dificultad añadida el hecho de leer con ojos críticos la obra poética de una amiga. Chelo de la Torre se ha pasado esto años amasando este primer libro de poemas que ni nunca se había propuesto. La profesora de Matemáticas se apartó del encerado y dejó de respirar polvo de tiza. Había dedicado toda su vida profesional a enseñar a calcular perímetros, áreas, ecuaciones, logaritmos y derivadas, pero ya jubilada seguía con ganas de nutrir sus propias neuronas haciéndolas trabajar en un campo desconocido. Y como el mayor que aprende a cultivar hortalizas en un campo social, se ha dado a tallar palabras, pulimentarlas y encararlas en una estructura poética.

Ángulos ha titulado a este primer poemario nacido mayormente en las esquinas de la vigilia o en el sobresalto de una urgencia. Hay mucho de personal, de intimismo, de lágrima seca de mujer, de madre cuyos hijos siguen anidando en su corazón, a pesar de las largas horas de vuelo fuera del nido. Un libro redondo, cuyos múltiples sesgos y biseles han logrado casi una esfera perfecta. Un libro que bien podría ser ese círculo, al que se accede desde los infinitos ángulos de la periferia perimetral hacia el corazón que más veces padece que goza. En todo él, una magia de la proporción y cadencia que podría venir de esa relación mágica de π con la circunferencia, esa en la que ella ha envuelto el pasado remoto con el presente y hasta con los miedos a futuro, con  la música y el clamor que todo lo ordena y armoniza.

Chelo de la Torre ha construido sus poliedros líricos con los mimbres de esa misma geometría y aritmética que durante tantos años ha utilizado para dar una sólida formación técnica a los estudiantes de segundo grado, ahora que sus días son “un círculo centrado en la rutina” y con la sencillez de la línea recta, a lo sumo quebrada, pero nunca helicoidales de artificio barroco. Precisamente en la sencillez de su sintaxis y en lo acertado de sus ricas metáforas reside el mayor de los alicientes. La voz poética habla como la profesora de matemáticas que fue, sin engolar la voz, sino usando la distancia más corta entre los dos extremos de un segmento: “La lluvia quiere borrar la casa donde me hice niña”.

En su poesía, un recorrido por la memoria refrescando la infancia y juventud, aunque también se proyecta al futuro: “recuerdo la vida que pudimos tener juntos”. A esta fiesta de la escritura ha convocado a todas aquellas personas y elementos que conformaron su vida y sus recuerdos, sobrevolando por encima de todo el presente en esos sobresaltos de un dormir intranquilo y accidentado por amor: “A un lado van las dudas, / las dudas de casi todo”. O mucho más claramente cuando afirma: “otra vez su mirada en blanco rompe la noche…  se despiertan las termitas que roen mi útero en silencio”.

Enhorabuena, querida amiga. Es cierto que la Red está cuajada de voces que se autodenominan poeta en lugar de obreros del ripio; pero no es tu caso. Este primer libro deja la puerta abierta a seguir creando, a elaborar sin prisas ni pausas, y a sacar de ti el manantial lírico por el que apuesto y espero.

06 abril 2017

CANCIÓN CORAL EN LA CHOPERA



En el atrio del río,
donde la tierra está lamida
de consecutivas avenidas
estacionales,
un coro de álamos
elevan salmos de alabanza
a los cielos
y se hacen puntos suspensivos
allá donde la vista
se hace mancha borrosa
y quiere adivinar
vuelos de ánimas incorpóreas
que encintan loas polifónicas.

En plena desnudez,
apiñados como monjes orantes,
enjutos y sin artificios,
una robusta blandura blanca
hace arpegios gloriosos
que cantan las virtudes
de una naturaleza
que mira a lo alto
y en las alturas
pone toda su esperanza.

04 abril 2017

CANCIÓN DEL ALFARERO



Tierra mojada, pateada, amasada,
que duermes un largo reposo
haciéndote dúctil, flexible,
moldeable, condescendiente
entre los dedos que te den vida;
tierra dormida en masa amorfa
que esperas hacerte peonza
entre las caricias de unas manos
de las que emerger para tomar vida.

Tierra que aspira a cacharro frágil,
a adorno o a útil continente,
recipiente para el óleo o la sed.
¿Acaso dudas que ser es padecer?

Tras el modelado, dejarás de ser pegote,
te espera el secadero, los abalorios,
el dibujo armonioso o el pintado
y el horno del sacrificio incruento.

No hay entidad sin martirio:
ningún soldado es laureado
sin dar la vida para ser reconocido.

01 abril 2017

ECUACIÓN DE SEGUNDO GRADO



A la Profesora de Matemáticas y Poeta, Chelo de la Torre, 
con ocasión de la publicación de su primer poemario.



De mi difusa ciencia matemática
aún pervive en el recuerdo
el medio por el que hallar
el enigma tapado que se resiste,
cuyo valor es distinto de cero.

Llamemos equis a la cuantía desconocida,
igualémoslo frente a la línea del horizonte
y sobre ésta coloquemos, con precisión,
un menos be
seguido de un dubitativo más menos;
llegados a este punto,
enfrentémoslo todo
a una extraña raíz, cuadrada por más señas,
como nadie la haya encontrado nunca en el subsuelo;
encapsulemos en ella a be cuadrado
y por si fuera mucho
restémosle cuatro veces ace.

Y bajo la línea del horizonte, como de soslayo,
Dividamos todo por dos a;
pongamos a todo ello valores
y habremos dado con la incógnita buscada.