En el atrio del río,
donde la tierra está lamida
de consecutivas avenidas
estacionales,
un coro de álamos
elevan salmos de alabanza
a los cielos
y se hacen puntos
suspensivos
allá donde la vista
se hace mancha borrosa
y quiere adivinar
vuelos de ánimas incorpóreas
que encintan loas
polifónicas.
En plena desnudez,
apiñados como monjes
orantes,
enjutos y sin artificios,
una robusta blandura blanca
hace arpegios gloriosos
que cantan las virtudes
de una naturaleza
que mira a lo alto
y en las alturas
pone toda su esperanza.
La música se eleva, buscando el aire desde la altura, como los chopos del río. Buena comparación.
ResponderEliminarUn abrazo, poeta Francisco.
Muchas gracias, Cayetano por dejar aquí tu opinión.
EliminarUn abrazo.
...Mi🎼Natural'r'eza.
ResponderEliminar🌹
Mil gracias, Merche.
EliminarUn fuerte abrazo.
Canción echa poesía o poesía convertida en canción. letra y música se alza al cielo, transmitiendo un mensaje de paz....espero que llegue hasta el corazón de los hombres, derritiendo el odio y el resentimiento.
ResponderEliminarBesos
Por lo general siempre hablo al corazón del hombre; Cierto que no llega a mucha gente, pero a quienes llega es gente principal para mí, como tú.
EliminarBesos.
Tus palabras llegan como el frescor y calidez de la primavera. Un gran abrazo y gracias por todo lo que nos regalas.
EliminarPreciosa imagen.
ResponderEliminarTus letras... la unión entre divinidad y naturaleza, con el privilegio de vivirlo y la generosidad de compartirlo para darnos luz.
Un abrazo de anís.
En esta ocasión, primero fue la imagen y sobre ella nació el poema. Parece que se elevan al cielo en oración.
EliminarUn abrazo anisado.
Una poesía un poco culterana ¿no?
ResponderEliminarMi cultura no es muy vasta. Qué más quisiera que parecerme a tu paisano don Luis.
EliminarUn fuerte abrazo.
Esos árboles miran al cielo y nos invitan a orar y agradecer con ellos la vida, Francisco...Tu poema, merecido homenaje a la naturaleza, se alza con ellos en unión mística y espiritual...Muy bella imagen y versos.
ResponderEliminarMi felicitación y mi abrazo.
Al igual que los árboles, también te agradezco a ti que me leas con ese alza de miras, como es costumbre en ti.
EliminarUn fuerte abrazo.
Los árboles inspiran al poeta en su elevación hacia el cielo y su sentido ascensional. Ellos pueden tocar con sus dedos de ramas el cielo infinito, la divinidad inaprensible para el hombre.
ResponderEliminarUn saludo
Me gusta tu comentario tanto como mi poema, Carmen. En verdad, los dos contamos lo mismo. Muchas gracias.
EliminarUn abrazo.
los árboles son muy especiales, y cuando están desnudos y parece que suplican...
ResponderEliminar¡Aplausos, don Paco!
Besos.
;)
¡Qué grande eres conmigo, Edurne! Gracias por tu comentario y por este cariño recíproco.
EliminarBesos.
Muchas gracias!!!
ResponderEliminares Divino el blog y cada publicacion!!!
Soy fans de este blog, siempre lo leo!
Felicitaciones!!!
abrazo
Saludos.
EliminarEs hermoso este poema que nos invita a detenernos por un momento en este río caudaloso y vertiginoso que es la vida y mirar hacía arriba, hacía donde nos dirige el tronco y las ramas de estos álamos, y en su profundidad, ver y sentir lo que es el verdadero significado de la vida. Gracias, Francisco Espada.
ResponderEliminarMuchísimas gracias por tu lectura y comentario, Piterre.
EliminarCuánta belleza en este poema, Francisco. Invita a la meditación: creación, música, naturaleza, divinidad. Un lujo. Enhorabuena.
ResponderEliminarLa escritura, aunque es un acto solitario, se nutre de las sensaciones de los lectores, Inés María. Muchísimas gracias.
EliminarUn abrazo.