He vuelto;
he vuelto para seguir encontrándote,
encontrándome, encontrándonos.
Volví la cara
y como un suspiro, abrió y
cerró las persianas
el veraneo marbellí.
De nuevo me abraza Sevilla
para abrasarme en septiembre
con el color alimonado del
membrillo,
en el fragor de un verano
que patalea resistiendo.
Anocheció el estío,
pero tú estabas y continúas
a mi lado
iluminando
mi vida
con tu mirada protectora,
dando sentido al encuentro
anillar.
He vuelto. No es mucho.
Dos meses no alcanzan
para todos los saludos
que quedaron en el perchero
de los aplazamientos y los
olvidos,
los reencuentros con
fracciones olvidadas,
para revivir cada una de las
secuencias
de la distante infancia.
Dos meses no alcanzan
para todas las despedidas,
para todos los abrazos
pendientes de sellar…
Espero y busco comprensión
para este pretérito que
quedó soterrado
en el pasado reciente.
He vuelto;
he vuelto para seguir, para continuar,
para inaugurar cada día
la amistad que por mi parte
no quiero
dejar languidecer.
He vuelto para eso
para
seguir viviendo,
para seguir soñando en ajeno.