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13 octubre 2022

ACUARELA

 


 

Manchas de azul en el cielo,

manchas de azul en el suelo,

y entre esos dos matices

el supremo Gran Poder.

Sobre el ocre expandido  

en la fachada del templo,

como sombras encarnadas

tintan todo el paramento.

Fue en San Lorenzo

su estancia de antaño,

y siguen siendo vecinos

y lo serán muchos años.

Verde en las copas

del trío arbóreo,

y sobre la mancha de tinto

que el sol proyecta,

verdes reflejos

de una sombra verde.

Pasión en la Basílica

lila apenado, lila impoluto,

severidad en la espadaña

y serenidad en el campanil;

la puerta entreabierta,

como abierta y profunda es la mirada

coronada de espinas.

Carmesí y albero:

la casa hermandad

es una mano abierta

para dar y donar,

para regalar consuelo

y para partir el pan.

19 junio 2019

RUDIMENTOS GEOMÉTRICOS




Dame una línea recta, una simple línea recta
y construiré para nosotros un hogar
donde nuestro amor encuentre su acomodo
y nos alumbre la intemperie del cada día.
Quiero edificar para ti la casa de nuestros sueños,
de esos sueños comunes que nos definen:
líneas sencillas, diáfanas
que se asemejen a nuestros caracteres
y a los rudimentos de las querencias compartidas;
nada barroco, tampoco plateresco,
líneas rectas y ángulos rectos, doblar y plegar
como múltiplos de una sucesión.
Cuatro trazos y tendremos el esquema
de un paralelepípedo con la suficiente altura
para las dos plantas que imagino.
Dame también un triángulo; no, mejor otra recta
de la que en tres trazos y ciento ochenta grados
proyecte la cubierta a dos aguas de nuestro hogar.
Dame una tercera línea recta, mi amor,
y trenzaré para ti una quebrada
que de acceso a la planta superior.
Aunque la geometría del corazón
sea un complejo trazado de vasos comunicantes,
nuestro nido de amor se basta y se sobra 
con rudimentos geométricos.

28 noviembre 2018

DE MONÁSTICO VIVIR

Fotografía de Isidoro Jara



Un patio cuadrangular
y en cada esquina un naranjo,
y el más frondoso y singular
dando la campanada central y rodeado
por un banco de piedra circular
y equidistante, como vocación frustrada;
envolviéndolo todo, un claustro
con losas de pasos perdidos en semilibertad
que el pensamiento en fuga
no supo contabilizar.

Espacio abierto de un encierro elegido,
tiempo de escape, con los días tan numerosos
como guijarros en el solado. Alcántara.
¿Qué secretos guardas? ¿Qué promesas?
Medio punto achatado en los ventanales
por la presión de los días, como guiñando
al paso de meditabundos en recogimiento;
bóveda de ladrillos ensamblados
como se engarzan las tentaciones
y vanos sin aristas ni silicios angustiosos.

En el ambiente, el rigor benedictino
y las reglas por norte y guía
de monástico vivir.