27 noviembre 2015

SU TESORO



Donde está tu tesoro, allí está tu corazón.
(Mt 6, 21)

En el crepúsculo de la vida,
era un recipiente de sangre,
grasa y huesos;
un desajuste orgánico y decrépito,
un nudo correoso
de ambición insatisfecha
que se perdió el estallido silencioso
de la flores al amanecer,
la música constante del mar
o el aroma de la dama de noche
─como ráfaga ciega─
cuando las sombras pesan más que la luz
y los sentidos se vuelven perezosos
buscando el descanso.
Nunca apreció la danza
de la amapola en el trigal,
sin evaluar la cosecha;
amasó panes con sémola de dinero:
a unos les creció el moho de la devaluación
y otros los colocó de forma preferente
─con artes de ilusionista─  
y se fueron por el desagüe de la codicia.
Alcanzó cierto poder, mas no prestigio;
le molestaban los juegos, el ocio,
el griterío jubiloso de mis nietos,
la asechanza de sus hijos
y el gesto de victoria de yernos y nueras.
Parecía oler a catafalco;
ya no había tiempo para corregir,
le faltaban las fuerzas
y su corazón sonaba a calderilla.

24 noviembre 2015

UNA CASCADA


A Raquel, quien conoce mis dolencias y sus remedios.

Ella es una cascada,
una catarata que asoma
al brocal de la sonrisa
y se desgaja
hasta inundarlo todo de jovialidad.

Ella es cielo claro,
principio activo
que modula y contagia alegría
en un mundo abonado a la tristeza,
floración primaveral
y fragancia que trasmina;
ella es fiesta para los corazones planchados
por el peso de la cotidianidad,
por la cerviz humillada
por el dolor y la enfermedad.

Ella es una fiesta en días laborables,
el acento jocoso y dulzón
con el que acariciar el alma,
la vitalidad que se parte y reparte
donando felicidad.

Ella es Raquel, mi Raquel.

22 noviembre 2015

UNA PALABRA

             


                           En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba junto a Dios. 
                                                                                                                   (Jn 1, 1)

Una palabra. ¡Hágase! Sólo una palabra:
enfática, leve, fragante, fugaz y firme
como un imperativo tridimensional,
pero con todo el sentido y envoltura
para que llegue indemne de significado
y de ejecución efectiva y dinámica.
Una catarata de sucedidos espontáneos,
un manantial evolutivo
como surten las luces la noche de Navidad,
con aparición consabida y mágica,
encadenada en los eslabones de los días
igual que hay un paisaje detrás de cada mirada
y una sonrisa de ilusión detrás de cada guiño:
el firmamento viste entorchados de led,
la mar hace sinfonía con olas blancas
que provee el azul intenso,
y la tierra es bosque fértil para el ganado
de toda fiereza o mansedumbre.
Ella y él. La inocencia y el apetito;
el manjar y el bocado; el sesteo carnal
y el amor fecundo, filigrana paradisiaca,
hechos una misma carne.

Y vio Dios que estaba bien.

18 noviembre 2015

TIEMPO HERIDO



Del seno de las tinieblas brille la luz. 
(2Co 4, 6)

En la alegre fuente resuena una sonata
y en el papel de plata del trastero
duerme apacible un riachuelo sereno
que en breve será sonrisa y sonajero,
pañales de bebé, borbotones de júbilo
y de esperanza para este tiempo herido.

La vida se precipita por el acantilado del otoño
entre lavas volcánicas y filos aceros fieros,
que no doblegan su hoja a la lógica
y nos despiertan del letargo con sobresaltos,
donde la sinrazón es, a la sazón, el desafuero
y los alfanjes bisturíes de violencia extrema.

Inermes, indefensos, huérfanos patrios,
sólo nos queda la oración y ya está el rosario
desgastado de pasos misteriosos e incesantes.
Que mis labios proclamen sin cesar: “amanece la luz
para el justo, y la alegría para los rectos de corazón”.

Hoy somos rama doliente de pinsapo; no podemos
con el peso del espumillón ni lo artificioso de la fiesta,
por la herida de esta violencia que no sabemos
si llegará a sangrar y si en tal caso tendrá sutura.

Quiero plantar en la sombra de mi tienda
la alborada, cerrar los oídos al flácido viento
y tañer salmodias que recompongan el descosido
de estas alas de plomo que me lastran:
que tu misericordia, Señor, venga
sobre nosotros, como lo esperamos de ti.

15 noviembre 2015

EL VALOR DE CADA VIDA



Dios no hace acepción de personas, sino que en cualquier
nación el que practica la justicia le es grato.
(Hch 10, 35)

Tal vez la cercanía nos conmueva
sin medir el valor de cada vida;
la sensatez a todos nos convida
a sufrir cada muerte como nueva.

Si en París una muerte es indecente,
¿qué difiere de una matanza iraquí?;
¿acaso no es muerte la de un iraní,
palestino, o yemení mismamente?

No hay muertos de segunda o de primera,
igual vale la vida de un sudanés,
de un congoleño o de un nigeriano.

Si matar es segar la primavera,
igual pesa un afgano que un francés,
un israelí, un sirio o un liberiano.

13 noviembre 2015

NO PIDO AL CIELO



Si no cambiáis y os hacéis como niños,
no entraréis en el Reino de los Cielos.
(Mt 18, 3)

No pido al cielo los años infantiles,
─ya sé que no es posible la regresión─
lo que busco es la dulce inocencia
de una mirada limpia, transparente
como una sonrisa en cascada,
como traviesa catarata que se agita
en sí misma, virginal y contagiosa.

No pido al cielo aquellos días activos
de ocioso poder físico incombustible
corriendo detrás de una pelota,
con la misma verdad de que la vida
son las piruetas y arabescos que describe
el vuelo de una mariposa moteada,
y el entusiasmo que desconoce la fatiga.

No pido al cielo la etapa preguntona
que tras gatear y los primeros balbuceos
tratan de llenar la página en blanco,
trepando por la crédula generosidad
que con los años endurecen el corazón,
sino seguir de por vida sensible a los halagos
y a los sedientos deseos de gozar.

Le pido al cielo,
─si acaso me lo quiere conceder─
recuperar la fe y la esperanza perdidas
en los meandro del largo curso de la vida,
para despojarme del hombre viejo
que me ocupa, me hace maliciar y me habita,
para recuperar la lozanía de la inocencia
de la que nunca el hombre debiera desabrocharse.

08 noviembre 2015

LA LUZ



“Su resplandor era como el de una piedra muy preciosa,
como jaspe cristalino.” 
(Ap 21, 11)

No es la luz;
ciertamente, ella no es la luz,
pero es virtuosismo de la luz,
es magia, es hechizo,
es éxtasis su mirada iluminada.

Posiblemente no sepa
que todas las personas somos
criaturas de un mismo origen,
de un germen único
que se llama Amor
y no entiende de etnias, colores o razas.

Su piel es de chocolate con leche,
sus guedejas ensortijadas
como cascada de agua pura
que canturrea la mañana
con la jovialidad de la brisa;
su cara un óvalo perfecto
con un mismo principio y fin
que se enrosca en los basamentos
que dibujan lo exacto.

Su boca es silencio a punto de quebrarse,
una jaculatoria inmaculada
de bendición sin proferir;
sus ojos, dos azabaches
sobre el piélago despejado
de su horizonte confiado;
en el labio superior, una mácula
pequeñísima, un acento diacrítico,
un jaspe desgajado de la perfección.

Su resplandor es de piedra preciosa,
como un jaspe cristalino.

05 noviembre 2015

ACIAGA MELANCOLÍA



Un cielo pardo perfila
aciaga melancolía;
amarillos de ictericias,
pajizos muy demacrados,
ocres que se han derramado
y que alfombran las pisadas;
música semi apagada
que ayer follaje bullía,
donde los pasos se mullen
en crujiente melodía.
Rojizo clamor cárdeno,
muertes en tintes llorada,
cálido calidoscopio
que desfallece armonioso
derramada en la colada
como la bruma en la brisa,
como el adiós de la amada
lágrima que aparta risa.
Un cielo pardo perfila
aciaga melancolía…

02 noviembre 2015

HOLYWINS



No es un Dios de muertos, sino de vivos.
(Mc 12, 27)

Tiempo extraño, tiempo estrambótico,
tiempo de rememorar a los ancestros,
a aquellos que nos antecedieron
por los tortuosos caminos de la vida;
de limpiar las tumbas, ponerles flores
y pulimentar los buenos recuerdos
que nos siguen acunando en los desasosiegos.

Una corriente fría del mar del Norte,
tras repostar en la vacua sociedad
donde las tradiciones son de anteayer,
nos infecta con iconografía de muertos
vivientes en la dormición de la esperanza;
detrás, todo un marketing verbenero
de descalabros y sangre que salpica.

Hemos obviado la promesa de eternidad
por la moneda falsa y burlona de la muerte;
hemos trocado el respeto al camposanto
por una puesta en escena deshilachada,
donde los cánticos son un apoteosis final
mientras en el subconsciente una voz susurra:
“no es un Dios de muertos, sino de vivos”.