¡Déjame;
retírate de mí
pensamiento obsceno,
no vengas a enturbiar
la paz de mi alma
en esta cenizosa mañana otoñal
que habitaba presagios ilusorios!
¡Aléjate, herrumbre;
no amases mis pensamientos
con una medida ponzoñosa,
cuando de ti esperaba
el brazo extendido
indicando el camino recto
y el brindis festivo!
Es cierto que han bajado
las temperaturas,
pero tu filo de acero
ha sajado
el esmeralda de mi espejismo
y lo ha travestido de cardenillo.
¡Aléjate! ¡apártate! ¡ retírate!
Quiero seguir soñando
en campos de azur.