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20 febrero 2025

ECOPUNTO

 




Un muchacho gris, a sus pocos años,

buscando con denuedo en el contenedor

cualquier cosa desechada por desconocidos,

es un hombre vacío asomándose al precipicio.

Porta en su mano derecha un gancho metálico,

una herramienta, no un sutil divertimento,

un hierro que pincha menos que el hambre

y que solo a veces es eficaz en el rastreo.


Los turistas habitan las viviendas desalojadas

por la ciudadanía que se salió por la tangente

hacia la anónima y fría periferia. Ellos buscan

en el pasado los lugares señeros de la ciudad,

se hacinan a la música estruendosa de sus maletas

en cualquier esquina y consultan sus móviles.

Antes no eran tan numerosos como ahora

y la ciudad no se había vaciado para ellos.


Cambian los personajes, pero muy poco

las actitudes de las personas y sí el perfil:

antes de esta Sevilla turística y de la rebusca,

ya fue habitado el patio de Monipodio

por los inmortales Rinconete y Cortadillo.




14 febrero 2025

ANOCHECE EN LA CIUDAD

 




La muchedumbre se confunde

sin delimitar sus líneas

al final del espacio infinito.

La luz ha perdido vigor

y las sombras se expanden

con el inconfesado propósito

de dominar en la oscuridad.

Han huido los pájaros,

también los niños dejaron en silencio

los columpios y el tobogán,

como arroyo reseco y mustio.

Los insaciables saturan bares y cafeterías

y el comercio languidece

bajo las luces de neón

y las escenas mudas de los escaparates.

El recogimiento se ve interrumpido

por el tráfico rodado,

mientras un patinete hace eslalon por la acera

sobresaltando a los escasos viandantes.

Al llegar a casa, todos uniformados:

una cena frugal ante el televisor

y el sobresalto del noticiero

tintando de luto nuestros corazones.

11 febrero 2025

CAMINATA

 



Yo voy andando caminos”,

callejeando la ciudad y abriendo la mañana

de este nuevo día que se despereza,

me cruzo con gente anónima

que me ignoran y ni intercambian una mirada.

De vez en cuando un gesto,

un par de vocablos ininteligibles;

un carraspeo, un movimiento de cabeza

y me siento saludado.

Los naranjos iluminan el verde de las copas

con una pródiga cosecha

y el suelo acusa el viento de la noche pasada

pintando el suelo con brochazos anaranjados.

La brisa trae el aroma del río,

también la quietud y la calma,

y la planicie de las aguas que se derraman

camino de la mar,

un último trecho remansado y titubeante

que a veces baja y otras sube,

según la musicalidad de la mar.

En las avenidas el fulgor de las prisas

y la aceleración por la quema de combustible,

cada quien afanado en sus tareas:

un sin fin de individualidades al unísono.


10 noviembre 2024

MAÑANITA DE OTOÑO

 




Mañanita de otoño tibia y serena,

cielos bruñidos de grises

y con ecos de añoranza;

copiosa capa de hojas

por el suelo derramadas,

demacradas de color

y con semblanzas dispares,

que se desplomaron solas

o agitadas por la brisa

que bate sobre las ramas.


Justo en la poza de un árbol

una abuela vierte migas

con delicadeza extrema,

y al punto unas cien palomas,

-celosas y desconfiadas-

comienzan a devorar

afanosas el banquete

al que fueron invitadas.


El sol no hiere, tan solo alumbra

la somnolienta mañana

y un conato de gentío,

que luego será hervidero,

prende el fuego de la vida

en su división humana.


En la frondosa Alameda,

bostezando la mañana,

va despertando la vida

colmándola de fragancias.



01 junio 2024

LO SIMPLE

 



Aparecen como llovidas del cielo,

como ese regalo, esas pinceladas

blancas y añil, diminutas y lozanas,

que se yerguen en línea a mis pasos

haciéndose las encontradizas.

De repente, como advirtiendo del peligro,

dos estrellas iluminan la cuna

de tan maravillosa aparición.

Podrían ser dos besos descuidados

que cayeron al suelo como briznas de amor.

Sus formas son de estrellas de mar

violentadas en el ajetreo del camino.

Tienen trazas de niña complacida,

juguetona, sonriente y sin miedo;

su piel quizás sea tacto de plumas,

de roce suave y sonriente, de caricias.

Sus pies descansan en el escaso verde,

en la estrechez y en el estruendo

del tráfico rodado por entre los adoquines,

de donde asoma tan dulce resplandor.

Lo complejo de lo simple

ha dejado una estela de luz blanca y malva,

un grito de stop en el pavimento

y una llamada de alerta que me ha herido:

lo complejo de lo simple.




16 mayo 2024

SILENCIO




Silencio. Incendiada quietud estival.

Sopor. Hasta los pájaros dormitan,

han plegado las alas, se han arrullado

en el duermevela de la sobremesa.

No hay brisa que agite las hojas

de la avenida. Por fin llega.

Llega el autobús con gran estruendo:

agitación metálica en la carrocería,

agitación entre los pasajeros

por hacerse con un asiento;

los tullidos se creen merecedores

de reserva garantizada,

no así quienes se han fatigado

en el trabajo, el deporte o el ocio.

Cada uno se mira a sí mismo.

Una orquesta metálica se desplaza

y un coro de vocingleros desafinados

pujan, no sin esfuerzo,

por hacerse oír. Una jaula de grillos,

un cónclave de vociferantes desafinados

en estridente porfía. Me siento aturdido.

Se detiene. Me apeo. Se alejan

el metálico fulgor y el coro desafinado,

devolviéndome la paz y el sosiego.

Silencio. Quietud. La arboleda sestea

esta tarde de mayo que sueña en estío.

03 mayo 2024

EQUÍVOCO

 




Equívoco. Un trampantojo

de madrugada, cuando la brisa

se mudó arreciando sobre las copas

de la Alameda.

Una marejada salobre entre las ramas

que me trasplantó a la mar,

de la que ya en mayo uno está ansioso

y el tiempo se achata por lo polos

significando la impaciencia.


Sobre la mar caracolea un fanal lunático,

una franja imaginaria que divide las aguas

y se vincula a las crestas de las olas

para el tránsito del pánico al gozo.


No es virulento. Amaina, se templa;

ahora es un columpio acuático,

un vaivén en la somnolencia

que se voltea en el duermevela

de la agitada vigilia de madrugada.


El rumor es un musical constante,

un soniquete acaracolado en la memoria

que se eterniza como rumor hasta el alba.

Un equívoco. Un engaño a los sentidos

que bascula como columpio en el alma

con la algarabía de los días de fiesta.


20 diciembre 2022

DIAS DE LLUVIA

 


 

Días sin salir de casa.

La lluvia es un sumatorio negativo

e incompatible

con mi imprescindible caminar diario.

Miro hacia la calle con añoranza

y el vaho de los cristales

me devuelve la opacidad

confirmándome el encierro.

Con el dedo índice

escribo sobre el cristal

el número de vueltas no dadas a la Alameda

sin la menor fatiga ni cansancio;

aunque la primera falange

me manifiesta su desacuerdo.

Reparo en ella

y en verdad, los nudillos están deformes.

La calle está desierta,

dice la radio que los campesinos están satisfechos

y los pantanos se recuperan de la anemia;

el husillo traga cuanto puede,

pero es insuficiente. En el soportal,

dos repartidores de Globo

con caras circunspectas:

nunca llueve a gusto de todos.

05 noviembre 2022

CUANDO LA NOCHE

 


 

Cuando la noche se deshilacha

y la calle es todavía sospechosa

de intransitable,

cuando en el pavimento

se acentúan los pasos

como redobles de tambor

con voz de suburbios.

Cuando el anuncio de lluvia

es de nuevo un fracaso,

un mal cálculo meteorológico

que pasó de largo

sin dar explicaciones,

escala por las fachadas

y se filtra por las rendijas

y por ventanas y balcones confiados

la pestilente mofa de los últimos noctámbulos

pavoneándose de ebrios trasnochadores

y dejando tras de sí

los residuos

que no encontraron una letrina.

En tales condiciones,

tampoco el recuerdo

de la débil educación, tal vez no recibida.

02 octubre 2022

ASÍ ES ELLA



Así es ella,

ella es aroma a azahar y a romero,

cuando se contonea por el adoquinado

y deja tras de sí la música

de una partitura no escrita.

 

Así es ella,

ella es cintura de junco,

talle enjuto y disciplinado,

objetivo de todas las miradas,

cuando pasea por Sierpes.

 

Así es ella,

ella es talle majestuoso

y cuerpazo de grandeza,

cuando aparece por Mateos Gago

y le habla de tú a tú a la Giralda.

 

Así es ella,

ella es cascabeles enjaezados,

donaire y elegancia suma,

cuando concentra todas las miradas

y se hace la primera en Campana.

 

Así es ella,

ella es firmamento de estrellas,

luces centelleantes e infinitas,

cuando mueve los volantes

por el Real de la Feria.

 

Así es ella,

ella es única y al tiempo todas las mujeres,

cuando en el semicírculo de la Plaza de España

es espejo fiel de todas las sensibilidades

y todos se contemplan.

 

Así es ella,

ella es flamenca y juncal,

cuando responde con el brillo de su mirada

y un catavinos en la mano,

desde la calle Betis y en toda la Cava.

 

Así es ella. Ella es Sevilla.

27 julio 2022

FIN DE SEMANA



 

Amanece un silencio audible

en medio de un inicio de claror

que todavía son tres cuartos de tinieblas.

Las calles huelen a desierto:

solo los pájaros alaban al nuevo día.

 

Fin de semana: un invento

con el que cambiar el horario

para dislocar el ritmo habitual,

enloquecer la madrugada,

y obligar al día a ser noche.

 

Ya es pleno día y persiste el silencio,

los coches duermen o velan estacionados

con la afonía de cada fin de semana.

La vida parece dormir la siesta,

mientras se recupera de los estragos

de la noche anterior. Silencio.

 

Silencio pleno.

La naturaleza sigue a su ritmo,

pero los ciudadanos se han obcecado

con el calendario y han invertido

el sentido de la marcha.

25 junio 2022

LA DOCILIDAD DE UNA PALOMA



En la ciudad, las palomas

buscan entre los veladores,

no se espantan del hombre,

aunque sí de los niños que las fastidian

y las corretean;

son dóciles

y se han hecho íntimas

de la anciana compasiva

que carga cada mañana, con mucho esfuerzo,

con su bolsa repleta de migas de pan.

 

Así también el hombre:

ha enterrado el hacha de su rebeldía,

la reivindicación de su dignidad,

se ha adocenado por subsidios

y subvenciones,

y arrastra su sometimiento

con la docilidad de una paloma.

12 junio 2022

CLIMA EXTREMO


Sigo aquí, con los cascos puestos,

oyendo el silencio de mis manos.

CHELO DE LA TORRE

 


Bajo la inoperancia de este tórrido junio,

escalando valores en los anales

de una climatología atrofiada

por el mal uso de lo inmediato,

percibo el apagón de mi mente

y la música silente de mis manos.

 

Más que en la pasividad,

enmarañadas en la inutilidad

y en la falta de fe,

un estado vegetativo o lasitud extrema,

en espera de la putrefacción

sin posibilidades de escapatoria.

 

Si en este momento se abrieran los cielos,

y de las inexistentes nubes

cayera una densa descarga,

la lluvia sería agua destilada

que ni siquiera podría sanar las pústulas.

 

Sigo oyendo sin escuchar, y la atrofia

me envuelve, como mole opaca y desconocida.

27 mayo 2022

CAUSA COMÚN


 


En medio del barullo

de quienes desayunan a media mañana,

mientras otros ya le dan

a la cerveza;

en el ajetreo de los veladores

dispuestos a la sombra,

un cruce de conversaciones

insulsas o añejas que nada aportan

a la novedad o notoriedad que agite el ánimo.

 

Alguien, con mano extendida

y cara de ayuno,

va pasando de negativa en negativa

sin tropezar con una sonrisa,

y sin caer al vacío en expresión de desaliento.

 

En la mesa contigua,

un astuto bribón de bello plumaje

recoge con minuciosidad

las migajas,

sin perder de vista lo fortuito

que pueda devenir por cualquiera de los extremos

de la rosa de los vientos.

 

El gorrión cae en gracia,

pero él no se fía;

el famélico de largos ayunos

levanta sospechas,

pero sigue confiando

en que alguien haga causa con él

y dejen de sonarle las tripas.

04 noviembre 2021

DESAPERCIBIDO

 


 

No era el único que deambulaba;

por entre los veladores

de una algarabía que trataba

de olvidar la pandemia y pasar página

con las estremecidas notas de un violín,

cuyos sollozos herían el alma

de muy pocos.

 

No supe identificar la melodía

ni mucho menos al autor de la partitura.

Posiblemente un alumno

que tuvo que dejar el conservatorio

para sudar

el pan nuestro de cada día.

 

Su rostro era bronce de intemperie

y su gesto adusto.

Acariciaba con el arco las cuerdas

y todo él parecía fluir por la barbilla,

de la que el instrumento

era una prolongación tan ajada

como todo él mismo.

Sus ropas raídas, pero su empaque

de concertista consumado.

03 noviembre 2021

ESTÍO



 

En el reloj de la torre

las cinco de la tarde,

sobre la verticalidad del día

el azote que irradia con furia

y deja la ciudad deshabitada.

De las ramas de un árbol cercano,

cuya sombra es una mancha en el suelo,

ha caído un gorrión

exhausto de volar sin rumbo.

Una bóveda inquietante

es a estas horas la quietud

que preside e inquieta,

un desierto por el que no corre el aire

y muy de tarde en tarde.

Un vehículo a motor que se anuncia

desde lejos y con eco mortecino

vuelve a desaparecer.

En las farolas, a modo de volantes,

alguien ofrece sus habilidades

para hacer chapuzas caseras;

en la esquina igualmente intransitada,

un cartel anuncia cine de verano

en el Patio de la Diputación

y otro conciertos musicales:

Noches en los jardines del Real Alcázar.

Los veladores echan la siesta

esperando a que llegue la noche.

Un gran número de ciudadanos

pasea sus desnudeces

por las playas cercanas;

el resto cumple arresto domiciliario

para salir a respirar llegada la noche.

Sevilla ciudad desierta,

donde los bostezos de la tarde hibernan.

 

22 mayo 2021

MÚSICA CALLEJERA


Las calles están desangeladas,

en especial el centro de la ciudad

empeñado en un luto de lento fluir

desde que se instaló la pandemia

con su ala ensombrecida

y el pavor de una inmensa mayoría.

 

Ese bullicio de otro tiempo

es hoy escasez deslavazada,

de incierto porvenir

y muy ojeroso aspecto.

 

Los escasos viandantes buscan la sombra

y el castigo de un pésimo acordeón

provoca más bostezos que acordes

arrastrando sus tristezas balcánicas

y la palidez de un tiempo tan violáceo

como indefinido y mustio.

 

Algunos músicos callejeros

tienen más de calle que de músicos,

pero ni siquiera ofenden al repertorio,

tan solo muestran sus debilidades

junto a su empeño por agradar

y las claves de sol o fa que el pan exige.

 

Se diluyen las notas calle abajo

con el mismo abandono que se advierte

en el desaliño de su ejecutante,

y un reguero de nostalgia

hace pensar en los numerosos vencejos

que serán multitud en la plaza al caer la tarde,

en sustitución de ese vacío

que hoy por hoy se apropia del comercio.