Un bloque más de la cantera,
una mole de mármol
con un rico y oculto
contenido
para quien sabe encontrar
con mirada radioscópica.
Golpes, golpes, golpes…
Golpes devastadores,
golpes cincelados y
esquirlas al aire.
Materia que salta buscando
la vida oculta
en la materia, a la espera
del rescate.
Y tras el duro esfuerzo,
la portentosa figura del más
histórico hondero,
de quien Samuel no dudó en
ungir
apenas llegar el rubicundo a
su presencia.
En la girola de la Academia
florentina,
elevado sobre todo lo humano,
una ola de miradas en
derredor
no dando crédito o poniendo
en dudas
la veracidad de lo que
contemplan.
Canon, estudio anatómico
perfecto:
cuello fornido, mirada
indefinida,
aunque atenta; hombros
relajados
como también la pierna
izquierda,
torso atlético y brazos
poderosos…
Así es el rey David que el
bueno de Buonarroti
encontró dentro de un bloque
de mármol
en las canteras de Carrara.