A
Anna Babra
Una naturaleza creada,
un artificio que el hombre
hace suyo por puro ocio
a imitación de la belleza
natural
de la que su mente no se
aparta.
Huele a hierba, a césped
recién cortado;
los pies descalzos
sintonizan con el medio
y el cuerpo, semidesnudo,
recibe el impacto de los
seres vivos
que habitan en el entorno
y también en el subsuelo,
donde, sin el sentido de la
vista,
todo es un oscuro y
misterio.
Acaricia la brisa y sus
tornasoles marítimos
bajo un híbrido moral de
sombra generosa;
leo al tiempo que me integro
en este medio que me subyuga
y complace.
A diez metros de distancia,
un tordo
picotea con su pico amarillo
golosinas que me pasan
desapercibidas.
No hay nadie cerca. La
mirada en el libro
no le hace sospechar de mi
observancia.
Unos niños chapotean en la
piscina
y repiten “papá”
insistentemente.
El tordo, a lo suyo, se
alimenta sin cesar;
Unos padres ayudan a caminar
con dificultad
a una adolescente con
ostensibles
muestras de discapacidad
física y cognitiva.
El libro de José Antonio
Pagola me invita
a caminar en los umbrales de la fe
y la fe es esta integración
del Todo
en el hombre y en la
Naturaleza,
en el respeto a lo creado:
animal, vegetal, mineral y
humano.
Hola Francisco. Afortunadamente la fe mueve montañas y en estos momentos en que todo está tan confuso, debemos tener fe que todo se irá solucionando con le paso del tiempo. Has descrito unas actividades del día a día. Cada cual va a los suyo y sólo pocas personas se dan cuenta de lo que ocurre a su alrededor.
ResponderEliminarBuen poema.
Pues es una pena que no nos demos cuenta de lo que sucede en nuestro alrededor. Me fui pronto a la ciudad y me pesa no haber aprendido de mi padre a reconocer a cada animal y a cada planta. Muchas gracias, Isa.
EliminarUn abrazo.
Respetemos lo creado, en ese respeto está la clave de la vida.
ResponderEliminarEn ello nos va la vida, Antorelo, en el respeto a la Naturaleza.
EliminarUn abrazo.
De ve en cuando, parteas la vista del libro y te fijas en lo que ocurre a tu alrededor.
ResponderEliminarTienes un buen don de observación y de reflejarlo en tus escritos. Tanto esa así, que por un momento me has trasladado ahí y me ha parecido ver lo que has descrito.
El poder de la lectura es grande y ejercita la imaginación.
Besos
Muchas gracias, Antonia por tus palabras.
EliminarBesos.
Francisco, tu poema nos muestra cómo vivir el momento a la sombra de la naturaleza y de la cultura. La fe es muy necesaria en estos momentos, ella nos aporta la confianza, la esperanza y la paz para seguir adelante.
ResponderEliminarMi felicitación por tu "jo avizor" dibujando el paisaje.
Mi abrazo y mi cariño.
Muchísimas gracias, María Jesús, por el avistamiento que adivinas.
EliminarUn fuerte abrazo.
"ojo avizor" quise decir...
ResponderEliminarSe había entendido.
EliminarOtro abrazo
Un relato de lo cotidiano. He estado ahi a través de tus leyras. Y respeto siempre, un valor a recuperar.
ResponderEliminarMuchas gracias por asistir, Amparo.
EliminarUn abrazo.
Es tan importante el respeto a lo creado que sin él nuestro mundo sería un infierno....de momento digamos que vivimos en un purgatorio pues el respeto se está dejando a un lado.Saludos
ResponderEliminarComo no nos esforcemos en un más profundo respeto a lo creado, nos cargamos la Naturaleza y con ella la vida.
EliminarUn abrazo.
Descripción de una tarde de verano, somnolienta pero lúcida.
ResponderEliminarCiertamente apacible, Tracy.
EliminarUn abrazo.
Que bien describes esa tarde... Saludos amigo Francisco.
ResponderEliminarMuchas gracias, Sandra.
EliminarUn abrazo.