Viene, se arrellana entre nosotros
y nadie sabe cómo ha sido
ni por qué el pasto se reseca
y la sed en los labios es seca mueca.
No avisa, entra por sus fueros
y por el fuego de su ardor:
vence a todos y a todos acalla,
en la plenitud de la siesta canalla
Ligeros de ropa, la playa es destino
portado todos similares bártulos:
a tomar posesión de arenas ardientes
y clavar la sombrilla apretando los dientes.
Tan en proximidad unos con otros
que la intimidad es negociado fracaso:
senos y cosenos cubiertos por lo mínimo
y en mínima parcela todos convivimos.
Todo el año soñando que llegue el verano,
los que abundan en bienes, con su ancla
y su barco, los que no tienen nada,
pero también presumen no queriendo ser menos,
los del chiringuito y el de los espetos,
presumiendo de haberes y escaso respeto.