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19 diciembre 2022

RÍO GRANDE



No se agita,

nada perturba su discurrir calmado,

sosegado y sereno,

como si vislumbrara

la todavía lejana costa

en la que entregarse rendido.

En sus aguas

un batiburrillo de tierras

arrancadas con ímpetu

en su lejana juventud,

de la que trasciende

su acento jienense

y la apertura de las vocales

que aprendió en el califato.

También sabe enseñorearse

como cauce de comunicación

entre el mar y la bética

hasta las altas tierras andaluzas,

hoy constreñido

entre Sanlúcar y Sevilla.

Ahí lo tienes:

garboso,

señorial y altanero,

espejo de sus torres y de su caserío,

con ronquido a fragua

al pasar por Triana

y torero cuando mira al Arenal;

con pellizco flamenco,

siempre flamenco,

siempre a compás.

No ruge, no vocea,

Acoge a deportistas y foráneos,

a quienes ejercitan el remo

y a quienes se hacen la ilusión

de un crucero

entre la Torre del Oro

y la Barqueta.

En sus orillas el relax,

el paseo acompañando sus aguas

o a contracorriente,

como hace él mismo

cuando sube la marea

y pone proa a San Jerónimo.

Y todo ello sin alardes,

en sepulcral silencio,

dándose,

serenando el pulso

y creando la mística

de quienes nos asomamos

a contemplar tu grandeza.

 

15 diciembre 2022

AMISTAD



 

A Esther Margarit

 

La amistad es un amor con minúsculas

que sabe mucho de desinterés,

de entrega gratuita,

y también de espacios libres de impuestos

sobre los que sostenerse.

Una zona franca

donde dos interactúan

con la transparencia de las aguas cristalinas

que tanto sacian la sed

como son espejo

en el que verse con cierto tintineo reflejados.

Una mano traza caminos,

desbroza las malezas

y sostiene en equilibrio los desvaríos

por los que desbocarse.

Otra mano es lámpara,

luz inagotable, inspiración no trasgresora

que sabe darse,

y sabe del equilibrio de cada ojerosa hoja

antes de caer ingrávida.

Es un amor despojado de codicia

donde el físico es solo un hombro

que sostiene

y un amable olvido

para cada traspiés en el camino.

Se oxida el hierro,

al cobre le sale cardenillo

y a la plata le patina una niebla oscura

y envolvente

que le arrincona en la ceguera.

Tú y yo,

mero devotos en reciprocidad,

ilusionados en la nueva luz que asoma

cada amanecer,

para incendiar el día

con el imán de la voluntad

en radiante interés recíproco.

01 noviembre 2022

LA LLAMADA DEL MAR



 

Llamada inequívoca, distinta,

sin acordes que pueda confundirla

con ninguna otra sonoridad;

reiterativa como una sucesión de olas

que se rompen en espuma

pronunciando a voces:

“¡Ven, ven hacia mí!”

 

Se escucha en la lejanía,

en lo cercano, en lo íntimo,

en lo insondable de los adentros;

se adorna con algas filamentosas,

con sal yodada y brotes de luz.

 

Nace de los fondos marinos,

en las arenas acunadas y dormidas,

entre las rocas y los atolones,

por entre la clorofila del agua

y entre las figuras coralinas de los mares,

y así, nítida, hasta llegar al epicentro

enamorado, allá donde se encuentre.

 

Se transmite por ondas acuáticas,

por los aires como el rayo o el trueno,

como la centella con velocidad eléctrica

y sin solicitar acuse de recibió.

 

Es como un canto de sirenas,

como salmodia de serafines

que traspasan el alma y la hace gozosa;

es llamada a vísperas o maitines

que provoca este ansia que padezco,

que se hace endémica y permanente,

como bien lo describe Homero

cuando Ulises iniciaba el regreso del Hades.