Fotografía de Escolástico Martín, "Tico" |
Allá a lo lejos,
sobre la línea del
horizonte,
un ascua anuncia
el nuevo día
y tinta de grana lo
inmediato,
salpicándolo todo de
esperanza.
Desde los farallones de Calaburras,
ahí donde la piedra caliza
juega con las olas
imitando al rebalaje,
donde la arena corretea al
escondite
y salta a la comba
en cada curvatura del camino,
ya se adivina el castillo de
Sohail
encaramado en el otero
y flameando el pendón.
La opacidad ha dado paso
a un azul generalizado
que todavía es indefinida
mancha gris
y tornasoles de la
amanecida:
un espectáculo gratuito
para quien se molesta
en salir a su encuentro.