30 septiembre 2010

¿Y AHORA QUÉ?


Ayer.-  A quienes hicieron huelga se sumaron: unos forzados por los aguerridos piquetes informativos; otros por los amenazantes piquetes empresariales.

Hoy.-  Todos hacen lecturas victoriosas y nadie rectifica. 

Mañana.-  ¿Tendrán empleo los más de cuatro millones de parados?

29 septiembre 2010

NUNCA MÁS

El sol descorre los visillos de algodón y entra triunfante la mañana abriéndose paso un día luminoso; desde el infinito, el Hacedor contempla el paisaje y vio que está bien.

Mi corazón, compungido de dolor, llora sobre las páginas del diario donde leo la noticia y siente la impotencia de una nueva víctima de los malos tratos, la enésima en lo que va de año. Violencia de género le llaman, como si el concepto gramatical o la desigualdad entre sexos fuera el percutor que inicia e inflama la espoleta. Miro al cielo.

La brisa peina sobre mi cabeza ayes lastimeros y una angustia sobrecargada de impotente y sumo dolor. Siento sobre mí la opresión de la incapacidad  y el silencio parece masticable y acusa a la humanidad entera del delito de omisión. Miro al cielo.

De repente, una nube corre su telón opaco sobre el sol y deja éste su radiante luz como si se hubiera fundido en la cera amorfa de las alas vencidas de Ícaro y nos plantara en un anochecer improvisado. Desde el infinito, el Hacedor, haciendo un aparte audible, dice: eso no está bien.

28 septiembre 2010

PELUSILLA

Pintado al pastel por María Teresa Gil Lucientes

Pelusilla es un ovillo cardado y carnoso de fina trama aragonesa, hallado y estudiado en la prestigiosa Universidad de Stanford  —California—; es dulce como un algodón de feria y tierno como el beso húmedo y lamioso de un bebé eternamente enquistado en la inmutabilidad del crecimiento. Se diría que es un pastel multicolor que flota entre los dedos como ingrávido. Sus ojos parecen observar de forma inquietante, aunque apacible, cada uno de los movimientos a su alrededor; una ráfaga azul emana de sus pupilas verticales como antorcha que ilumina una advertencia. Sus patas son tan cortas y peludas que se diría que camina deslizándose por efecto de una inapreciable masa gaseosa, tan etérea como el hálito de la vida. Sus orejas son dos pequeños y eficaces radares, camuflados por la esponjosa nebulosa velluda con que adorna su cabeza siempre erguida; de tanto en tanto, un giro violento, como si quisiera sintonizar con nitidez el ruido o la música no identificada. Sus uñas son pequeños acericos que en cada pata aguardan, siempre alerta, la orden oportuna de ataque o retirada. Sus bigotes, como banderas al viento, enhiestos y filamentosos como cuerdas de violín, —aún más albos que su lomo— invitan a una melodía que todavía no encontró pentagrama.

Come en un tazón turco de porcelana, el cual, al roce de sus bigotes, emite sonidos profundos y misteriosos que se acompasan con el maullar de la lejana Angora. Le gusta casi de todo, pero allá donde habita, echa de menos el aroma inconfundible del jamón de pata negra, las especialísimas gambas del Rompido y el arroz con hinojos de ojenetas incursiones pretéritas. Se ovilla en el sofá con el tacto de una caricia. Parece como un pastel salido del firme pulso de una gil lucientes que lo hubiera sacado de su Fuendetodos natal cuando se marchó a su largo paseo científico. Contagiado por el alma errante de la autora de sus días, ahora Pelusilla es un empedernido viajero de las misteriosas ondas de la Red y, en una de sus múltiples imágenes, vive conmigo en el confín de un archivo, el cual aireo a diario, en espera de encontrar el marco adecuado y el cáncamo del que pender para siempre.

DELIA

Tiene 11 años y es sumamente tímida; calza sandalias porque el clima lo permite y porque es el calzado más barato. Desde hace 4 años ella y sus cuatro hermanos trabajan en la cosecha de la fresa. No es que no vayan a la escuela, pero las necesidades económicas de su familia les obligan a dedicar 5 horas diarias a esta actividad; por eso  no tiene tiempo para jugar todo lo que quisiera. Su rutina se resumen así: clases por la mañana, cocina al mediodía, trabajo por la tarde, por la noche las tareas y a descansar para recuperarse. Juega sólo en el recreo de la escuela. Su casa estaba en la falda de la montaña, a unos 20 minutos a pie del pueblo, pero cayó asolada cuando las lluvias provocaron un deslizamiento; ahora sus padres se mudaron al terreno donde cultivan lo que pueden para subsistir, pero todavía no han podido levantar una nueva casa. Están más lejos del pueblo, así que ella y sus hermanos tienen un camino más largo hasta la escuela. Le gustaría ser maestra de educación infantil y sueña cada día con ello. 


En Comarapa, el municipio donde vive Delia, 180 niños y niñas trabaja en la cosecha de la fresa: sus manos pequeñitas no dañan el fruto y su trabajo se paga más barato que el de los adultos. Ni ella ni ninguno de los otros niños de su pueblo harán huelga hoy: primero porque la convocatoria no alcanza a Bolivia; en segundo lugar, porque no estaría bien holgar mientras tienen que ser asistidos por la Pastoral Social de Cáritas.

27 septiembre 2010

TORRE DE DON FADRIQUE

Entre la historia y la leyenda, se cuenta que la sevillana torre de Don Fadrique, dentro del entorno del convento de Santa Clara, en el barrio de San Lorenzo, debe su nombre al hijo de Fernando III el Santo y Beatriz de Suabia, don Fadrique,  infante de Castilla, (1224-1277), hermano de Alfonso X el Sabio. El rey Fernando enviudó, ya viejo y enfermo, y contrajo segundas nupcias con la hermosa y joven doña Juana de Pointhieu, perteneciente a la familia real francesa. Al parecer, la jovencísima esposa no era atendida en el tálamo por razones obvias de las circunstancias físicas del monarca, pero se dice que encontró rápido y eficaz consuelo en los fornidos brazos del infante don Fadrique, su hijastro, que contaba más o menos con su misma edad.

En el reparto de bienes tras la conquista de Sevilla, a don Fadrique le correspondió un solar al oeste de la ciudad muy cerca del Guadalquivir, donde manda levantar una torre defensiva a la que seguiría un palacio que nunca llegó a materializarse. Parece que usaba la torre como lugar de cetrería, pero también se cuenta que allí se producían los encuentros amorosos con su madrasta y que tales encuentros le llevaron a la pena capital y a ella al destierro.

Lo cierto es que el palacio nunca llegó a levantarse y quedó una torre aislada de tres pisos, rematada con una cornisa almenada: el primero es de sillares y los otros dos de ladrillos, y mirando a los cuatro vientos, cuatro ventanas ojivales desde las que daría suelta a las aves cetreras. En 1289, Sancho IV hace donación de aquellos terrenos a las monjas clarisas y están levantan, respetando la torre, un convento que ha sido clausurado en 1992, tras siete siglos de actividad monacal, por su estado ruinoso. Actualmente está siendo restaurado por el Ayuntamiento hispalense, para uso museísticos, pero ya sabemos que las obras de palacio van despacio.

26 septiembre 2010

RECUERDOS ENSARTADOS

El río, en su apacible y lento caminar por esta zona de meandros, me lleva a la desembocadura y allí se produce el salado abrazo con el mar. ¡Oh, la mar, la mar! Una ola turbadora me devuelve a la orilla envuelto en espumas de nácar y arena yodada y rubia, como la media melena dorada de Monalisa, de quien amé sus modales y rasgos nórdicos, sus gestos dulces y su ternura. De repente, creo escuchar la melodía de quince años tiene mi amor, y me encuentro de nuevo en aquel tiempo remoto, de la mano de Manolo y Ramón, que está más cercano de la pubertad que de la juventud, de los sueños que de las vivencias, de toda la vida por delante en la mochila del porvenir. De nuevo, a orillas del río, el tiempo se hace presente y mi sombra se proyecta en el agua con temblores rizados que va ondulando la superficie y permanece en un equilibrio tan inestable como las emociones que evocan los recuerdos. Junto a mí, un niño echa al agua un barco de papel que le acaba de hacer su abuelo y al poco llora viendo cómo desaparece aguas abajo, arrastrado por la suave corriente hacia el mar. Allí, en la playa, de nuevo la vikinga Monalisa, quien vuelve a melarme con su sonrisa de arrope.

25 septiembre 2010

SINCERIDAD

Todos entendemos que la sinceridad significa expresarnos libres de fingimientos, al tiempo que sabemos que fingir es dar a entender lo que no es cierto. Con frecuencia nos topamos con personas que se autoproclaman “muy sinceras” y no tienen empacho en escupirle las verdades del barquero al primero que se tercie. Claro está que no se trata de “la verdad”, sino de “su verdad”.

Francamente, en muchos de los casos -obviamente no en todos- que me han dicho: “yo soy muy claro”, “yo soy muy sincero”, terminé por no saber si verdaderamente había o no sinceridad en sus afirmaciones, pero sí una mayúscula mala educación. Con cuánta razón decía Bernard Shaw: “Es peligroso ser sincero si no se es también un estúpido”.

24 septiembre 2010

OLI

Ha llegado el otoño con su sol opalino, enfundado en la gabardina que no pasa de moda, tras los visillos grises de una nebulosa que tiene más de amenaza que de agua, más de turbación y agitación física que del cambio que se le presupone; pero a mí me ha dejado adosado un fuerte dolor de espalda que me ha hecho recordar las manos de Oli.

En la horizontalidad de su camilla, anverso y reverso, he dejado mi desnuda dolencia al cuidado de la robustez de sus manos: dedos ágiles, fuertes como la reja de un arado sutil que surca mi geografía muscular detectando y recomponiendo los desaguisados, arrancando de mí las malas hierbas y binando cada uno de mis músculos y articulaciones. Me ha sometido a dolorosos estiramientos y ha hecho un amasijo de carne entre sus dedos. Como de brujería, cuando levantó sus manos de mi cuerpo, parece como si las dolencias hubieran levitado, ¿o tal vez era yo quien levitaba?

Mientras me manipulaba hemos hablado sin parar; yo, a veces, entrecortadamente entre ayes escapados que saltaban por encima de las palabras. Hemos filosofado sobre lo divino y lo humano  -más bien de esto último-, le he subrayado sus errores  y ha sabido encajar el golpe con deportividad. Al despedirnos, me ha dado cita para dentro de dos semanas y nos hemos fundido en un abrazo. ¡Que Dios te conserve y te bendiga, Oli, tus manos mágicas!

23 septiembre 2010

LA SIESTA Y LAS TELECOMUNICACIONES

El gran regalo de la jubilación es la potestad de administrar el tiempo. Ya no hay sometimiento a horarios rigurosos y lo mismo puede uno madrugar que trasnochar a voluntad; en mi caso prefiero asistir al nacimiento del nuevo día que pasar por los bostezos que preludian el insomnio, pero es cuestión de gustos o tal vez de biorritmos. No duermo casi nunca más de seis horas, así que lo que no perdono es partir el día con un rato de siesta. No mucho tiempo; digamos que una hora descansando, leyendo o viendo la tele y de 15 a 20 minutos de sueño, si éste llega, pero es precisamente en ese tiempo de descanso cuando suena cada tarde el teléfono y una voz extraña que quiere ser amable, a la par que insistente, se dirige a mí con nombre y apellidos.

Pero, ¿quién nos ha presentado? ¿Cómo conoce usted mis datos, supuestamente reservados? Son preguntas retóricas o preguntas que no encuentran respuestas, ¿quién sabe? “Le venimos a ofrecer, señor Y, una conexión ADSL…   gigas de velocidad, llamadas nacionales incluidas…” ¡No me interesa, señorita! “¿Pero cómo sabe usted, señor Y, que no le interesa si no me ha dejado explicarle?” Tengo contrato en vigor y no puedo rescindirlo sin penalización. “¿Cuándo vence su contrato? ¿Puedo llamarle al término de éste?” Tras colgar el teléfono me doy cuenta que me ha arruinado la siesta, que el televisor me está mostrando cómo se alimenta y reproduce la fauna africana y el marcador de lectura está fuera del libro y las gafas caídas en el suelo; por suerte se han salvado.

Por la noche se suele reproducir una situación similar, pero en este caso no interrumpe la siesta, sino la cena: son los efectos secundarios de las altas tecnologías.

22 septiembre 2010

HORIZONTE Y FRONTERA

Por paradisiaca que nos parezca la estancia en una isla exótica, pongamos por caso las Seychelles, ocho días bastan para la saturación, y todo ello teniendo en cuenta los muchos alicientes con que los establecimientos hoteleros arropan la hospitalidad. Pero imaginémonos por un momento vivir para siempre en un lugar donde el mar no es sólo horizonte, sino también frontera. No. No es lo mismo vivir en un lugar costero donde uno pueda adentrarse tierra adentro y cambiar de paisaje y paisanaje a voluntad. Para hacernos idea, hay que despojar a la isla de los aditamentos turísticos, los cuales no pueden disfrutar por regla general los autóctonos.

Ayer me contaba un joven que, con ocasión de acabar el bachillerato y aprobar la selectividad, ha estado de viaje con sus compañeros de clase en una de estas islas exóticas del Mediterráneo. Han sido ocho o diez días y cuenta que lo ha pasado muy bien, pero que estaba deseando escapar de aquella locura. En su caso no se trata de la locura del espacio constreñido, sino los medios puestos al servicio de las masas de visitantes para que no se sientan encarcelados al segundo día. Mayoritariamente, quienes allí acuden, se dedican a vivir un desenfreno tal que no alcanzan las palabras a describir los estragos de unos cuerpos entregados a la lujuriosa y licenciosa vida de precipicio: alcohol, drogas, sexo, playas, decibelios infernales, promiscuidad…

Espantado por lo que imaginaba cosas del cine, se apartó al segundo día con  otro joven de su misma condición, y se dedicaron a recorrer y descubrir los encantos que la naturaleza y la mano del hombre ha tallado en la isla. Cuando el horizonte es la diversión sin límites, con cualquier medio al alcance y sin normas que puedan dilucidar lo bueno de lo pernicioso; cuando se abaten las fronteras haciendo en todo instante lo novedoso y lo prohibido por las normas morales, sólo nos espera la autodestrucción.

21 septiembre 2010

DÍA DEL ALZHÉIMER

Hoy, 21 de septiembre, se celebra el Día del Alzhéimer. Según diferentes informes, más de un millón de personas padece algún tipo de demencia en España. Aunque existen medidas que, en algunos casos, pueden retrasar el inicio de los síntomas, se espera que con el incremento de edad de la población, el número de personas con demencia aumente. En la actualidad, no existe tratamiento curativo, por tanto, se considera un problema de salud pública.

Bicicleta, cuchara, manzana, seleccionada en la Sección Oficial del Festival de Cine de San Sebastián, pero fuera de concurso, persigue la evolución del ex president Pasqual Maragall durante dos años, a partir del anuncio público de la enfermedad, que han diagnosticado ya a 24 millones de personas en el mundo.

Que al menos hoy no nos olvidemos de los enfermos de olvido. ¿Qué recordaremos mañana? ¿Quién nos recordará?

20 septiembre 2010

MAGINES Y OTROS TRAJINES

Mantenerse a base de platos combinados, es como mantener la guerra fría con uno mismo.

Gracias a la ley de la gravedad sabemos cuando están maduras las manzanas.

El absoluto y el infinito viven un amor imposible.

El acordeón es el fuelle con el que el músico forja el pentagrama.

La admiración y la envidia se mueven con el mismo resorte; así que las dos tratan de llevarse el gato al agua: una para lavarlo, la otra para ahogarlo.

La adulación es el oropel con el que se reviste la mentira.

Mi alter ego es mi otro yo; de él heredé esta chaqueta.

Los amigos se cuentan por unidades; los amiguetes por cientos.

Un apóstrofe es un acento en el vacío.

El aprecio es un cariño de arte menor y rima asonante.

Se aprende mucho más escuchando que hablando; no obstante, también conviene oírse a uno mismo e interrogarse.

Desde aquí soy éste; pero desde allí debo ser aquel.

El aura es el manto de tisú con el que se abriga el alma.

El bacalao es el pescado que tiene más salero.

La belleza es el paradigma de los sentidos; la bondad el de los sentimientos.

La campaña de medicina preventiva le llevó a ponerse el parche antes de que le saliera el grano.

La cebolla guarda en su pecho una pena muy honda.

Los celos son el escozor de la desconfianza.

Hay cerebros que lucen tanto como un candil.

Un chicle es el balón con el que los dientes realizan sus entrenamientos.

La cisterna es un continente de líquidos que sirve para mover sólidos.

La columna salomónica es un tornillo con tuerca en forma de capitel.

Un consomé es un compendio líquido de restos sólidos.

El donante de sangre no sabe quién saboreará su savia.

La duda es el tartamudeo de las ideas.

(de mi libro inédito Magines y otros trajines)

19 septiembre 2010

EN MEMORIA

Acaba de fallecer José Antonio Laborte; maestro, cantautor, poeta...   una personalidad a la que homenajenear y a la que dar un hasta siempre. Cantemos con él la ansiada libertad.

SÍNTESIS

Quisiera envolverte en el celofán de mis sueños,
en el bucle empedernido del pálpito en el que vivo
con la pretensión inmoderada de posesión eterna,
pero, ¿acaso escucharás algún día
los llantos de este espíritu extenuado
que pordiosea tu vecindad y encuentro?

La esperanza,
la duda y la esperanza me tensionan
con la pulsión alterna en la que me agito;
oscurece o ilumina mis días,
quiere esfumase como el desvanecimiento de cada atardecer
con el anhelo de resucitar en el nuevo día
y fundirnos en un beso que termine por deglutirnos.

¿Sientes?
Seguro que sientes la brisa rozando tu pelo,
pero no descifras el código con el que identificarme
y mi amor es una ciénaga profunda y opaca
como una mente retorcida entre ultrajes y anhelos,
añorando tu sonrisa tibia de mermelada.

Apenado, afligido, herido por la ballesta  
de la incomprensión con la que me ignoras,
en las tinieblas de esta soledad que me arrastra
por calles bulliciosas;
apenado, afligido, herido…
hasta llegar al claro de tu tacto y hacernos 
unicidad inequívoca.

18 septiembre 2010

BEATIFICACIÓN DE MADRE MARÍA DE LA PURÍSIMA

En estos momento se está celebrando en el Estadio Olímpico de la Cartuja la beatificación de Madre María de la Purísima; además de miles de personas, se ha trasladado en andas la Virgen Macarena, quien salió de su basílica, portada por los hermanos, a las tres de la madrugada y estará de regreso esta noche.

Al acontecimiento especialísimo de la beatificación de una discípula de Santa Ángela de la Cruz, se une la salida extraordinaria de la Virgen Macarena, lo que justifica la despoblación de las calles de Sevilla esta mañana preotoñal de sábado.

TEORÍA DE LA RELATIVIDAD

Entender la teoría de la relatividad resulta hoy día básico para el mundo que nos ha tocado vivir. Antes, las magnitudes de espacio y tiempo eran como dogmas inamovibles, pero el sabio-loco de Einstein llegó a la conclusión de que todo es relativo, algo que ya dijo con anterioridad Campoamor de forma menos enrevesada y poética :
En este mundo traidor
nada es verdad ni mentira;
todo es según el color 
del cristal con que se mira

En un pueblo pequeño, donde todo está a mano, el espacio está constreñido mientras el tiempo se dilata: media hora da para bastante, un día para mucho y un año se acerca al infinito.  En la ciudad,  muy al contrario, el espacio resulta inabarcable y el tiempo encoge tanto que nunca es suficiente: media hora equivale a concertar una cita o esperar un taxis, un día sirve para darnos cuenta que nos hemos perdido el espectáculo de la naturaleza en la aurora y el ocaso por estar acosados de prisas, y un año para incumplir los objetivos y culminar en frustración, si acaso no podemos alejarnos siquiera unos días de ella para perdernos en la sierra o tostarnos en la playa.

Relativas son las distancias cuando se recorren a pie, en bici o en el AVE, y relativa es la ciencia que puedes encontrar en mis explicaciones. 

¡Todo es relativo!

17 septiembre 2010

FRENTE DE PEÑARROYA

Por disposición del Excmo. Sr, General Jefe del Ejército del Sur, pasa a Campanario (Badajoz) el soldado del Batallón de Zapadores Minadores nº 2…    [Se había despedido de los suyos con buen ánimo tras un corto permiso por motivos familiares, estaba entrando en la estación y llevaba el salvoconducto en la mano]    al objeto de incorporarse a su unidad, haciendo el viaje por f.c. y cuenta del Estado. Se ruega a las autoridades del tránsito no le pongan impedimento alguno en su marcha, facilitándole los auxilios y raciones que le corresponde y al margen se expresa. 
Sevilla, 14 de septiembre de 1938. Registrado al nº 14570.

Cuando el tren se alejaba de la estación fue cuando el soldado comprendió lo que significaba regresar al frente de Peñarroya. Tenía 20 años recién cumplidos y había pasado del pueblo a la ciudad y de allí al frente; de cavar la tierra a cavar trincheras: el mismo esfuerzo físico, pero mientras uno era para germinar vida, el otro trataba de parapetarla. Era el mayor. No prosperó la solicitud que hiciera su madre por viudedad con otros tres pequeños a su cargo y volvía al frente. Estaba conociendo otros paisajes, pero no tan apacibles y entrañables como los de su querida Sierra Blanca. Había estado en vecindad con la muerte y volvía a ella, lo que hizo que se enajenara siendo transportado por sus pensamientos a más velocidad de la que imprimía el fogonero al convoy. Recordó a su madre siempre firme, fuerte abnegada y muy trabajadora; también los esfuerzos suplementarios que tendría que hacer en su ausencia para sacar a los pequeños adelante en tiempos tan difíciles. Sintió un escalofrío al recordar a su amigo, el barbero, y el tiro que recibiera éste aquella noche fría en la frente por el negro y prohibido vicio de fumar de noche en las trincheras. Miró hacia atrás, pero no reconocía como propio las dehesas que le aproximaban a Campanario. Resonó en sus oídos las voces de sus compañeros de escuadra, la voz enérgica de su capitán, y volvió a sonreír, pero sabía que eran muchas las posibilidades de que alguno de ellos ya no estuviera. ¿Y su primo, dónde estaría?, ¿tal vez en el mismo frente pero al otro lado de su línea de fuego? A José lo movilizaron un año antes los republicanos, cuestión de edad y del destino, y siempre lo imaginaba al otro lado de la trinchera disparándose el uno al otro; eso es lo que le empujó a ofrecerse voluntario como zapador, tratando de evitar disparar sin saber a quién ni por qué. Se habían criado juntos: la misma escuela, los mismos juegos infantiles, los mismos trabajos agrícolas; a veces la misma cama y el mismo plato, pero un año más tarde de que fuera reclutado José, los nacionales ocuparon la zona e hicieron nuevas movilizaciones. ¿Dónde estará José? Un año de diferencia les había adscrito a militancias que nunca tuvieron ni defendieron ni entendieron.  Se le endulzó la boca al recordar a su novia, con quien hacía planes de boda cuando se licenciara y transcurrió mucho tiempo hasta que se le desdibujara la media sonrisa envuelto por otros pensamientos. ¿Volvería vivo pueblo? Nunca le daba pábulo a los pensamientos negativos, pero tampoco podía evitarlos. El tren seguía ronroneando con negras fumatas y los pitidos característicos; él seguía abstraído en sus pensamientos.

16 septiembre 2010

COMPADRES

Éramos muy jóvenes. Yo era absolutamente un niño. Era costumbre entonces de hacer entre los jovencitos una especie de alianza que se llamaba hacerse compadres. No, no hablo de la mediación de ningún bautizo, sino de la antigua costumbre de establecer por sorteo una pareja de entre jóvenes. De inmediato un cruce de regalos que no alcanzo a recordar  -con certeza una bagatela, dada la escasez de medios-, pero sí la sensación de haber sido afortunado en dicho sorteo o tal vez el amaño de éste por interés de la chica que terminó siendo mi comadre.

Hacía meses que la miraba con una delicadeza distinta al resto de las niñas. En los juegos procuraba estar cercano a ella. Un día descubrí al apresarla, jugando al escondite, y, aunque con suma inocencia y con la mayor delicadeza a mi alcance, el roce con su cuerpo despertó en mí una emoción que no sabría describir; sé que me habría quedado pálido, pero sublimado. Desde entonces, procuré con afán dar siempre con su escondrijo y tenerla sutilmente en mis brazos durante unos segundos interminables; cuando se volvían las tornas, cuando era ella la que daba conmigo, me presionaba sin remilgos ni malicia, al tiempo que mi cuerpo hacía acuse de recibo y sentía una especie de desmadejamiento entre sus brazos y un acusado temblor de piernas que me provocaban instantes de paralización.

Yo era pequeño, inocente, muy ignorante; ella una pollita en la que ya se dibujaban las curvas y protuberancias femeninas. Para mí ella era un ángel celeste; yo para ella era sólo un juguete, un instrumento, un compañero de juegos con el que pasar las tardes después del cole y la merienda. Casi de inmediato terminaron para ella los juegos y comenzó a salir con un desgarbado y alto jovenzuelo que la llevaba de paseo. Dejó de jugar conmigo. Yo seguí jugando al escondite, pero nunca más sentí el calor tibio y electrizante de otro cuerpo junto al mío aquellas lejanas tardes de juegos.

15 septiembre 2010

SALA DE ESPERA

Voces. Fuego cruzado de gritos que se alzan en busca de un protagonismo efímero, como exabruptos que se complacen en la desnudez de sus cuitas. Como a las heridas se les ponen ungüentos, a la ignorancia arrogancia, valentía y amenazas de reclamación. Leo con bastante dificultad y vuelvo de nuevo a la misma página sin recordar el párrafo anterior, como si el tsunami de tanto alboroto me hubiera envuelto en una ola trepidante y fagocitadora. Me desespero y cierro el libro, pero entonces el ruido es  más ensordecedor y hasta tratan de enhebrar conmigo. Vuelvo a las páginas y la salida de la enfermera recogiendo las citas es un bálsamo que enmudece el instante. De nuevo el gallinero y cacareo. En la pared hay un cartel en el que una enfermera pide por favor, con el dedo índice sobre sus labios, guardar silencio; es posible que todos acudan por problemas de vista. 

14 septiembre 2010

ENTREPUENTES


Entre puentes transcurre el paseo fluvial Juan Carlos I de Sevilla. Me he limitados al kilómetro largo que va desde el puente de la Barqueta hasta el del Alamillo: un lugar de concentración humana para el solaz y/o el deporte.


Al atardecer, cuando el sol de septiembre es menos fiero, son muchas las personas que circulan por él. Aunque es paseo, no es esta la actividad mayoritaria de quienes allí acuden, así que lo frecuente es ver  personas que marchan, otros que corren, algunos intrépidos que hacen filigranas con sus bicicletas, mayores que caminan ayudados por medios mecánicos, perros que corren en paralelo a sus amos y, en resumen, una suma heterogénea de actividades muy variadas cuando la temperatura lo hace apacible.

Entre juncos, aneas y adelfas, los patos también marchan en formación por el agua.

Algunos deportistas pasivos ejercitan la paciencia engañando a las carpas. Lo común es devolverlas al río, tras desengancharlas del anzuelo con mimo, pero…     el hambre es un deportista pésimo.

Cae la noche y el Guadalquivir dorado fluye sigiloso hacia Sanlúcar.

En la margen izquierda, en cárceles de tiendas de campaña y plásticos, ocultos entre el talud y la umbría de los árboles, una diversidad de nacionalidades echan a dormir sus esperanzas hasta que alumbre el nuevo día.

13 septiembre 2010

SILENCIO


El silencio es el más acompasado de los acordes y el más melódico cuando lo que se tiene que decir sólo son dardos envenenados por la envidia, la malicia o la inquina. Por todo ello, para hablar y no decir, calla; para decir inexactitudes, documéntate; para documentarte, busca en más de una fuente; para beber de las fuentes, cerciórate de que lo que necesites no sea abrevar tus maldades. Si hablas de ti, imagínate en confesión; si no quieres confesarte, elude  hablar de ti y de tus impudicias; si eludes, no mientas; si mientes, que sean piadosas las mentiras con las que tapes al otro; para las tuyas, basta con que calles.

12 septiembre 2010

SAN SEBASTIÁN



Llegué a San Sebastián cuando el sol bajaba los brazos
como rindiéndose; quedé rendido ante la Bella Easo
cuando la contemplé desde Igueldo.
En Fuenterrabía me esperaban
José y Fermín, éste pilotaba su Seiscientos
por caminos ignotos, siempre verdes. Todo nuevo.
Era julio, pero el sol no era hiriente como en el Sur,
sino plácido. Anochecía. Desde el monte,
algunos penachos como descollando sobre los tejados:
el Náutico, el Kursal, el Buen Pastor, Santa María del Coro…
y pisando el terreno, la Avenida y su incitador comercio,
el Urumea en busca del abrazo del mar,
el María Cristina ondeando exclusivo señorío,
la selecta Ondarreta…   una formación de tamarindos
nudosos asomándose a la Concha virginal y serena,
anchurosa, dibujada sobre el ocre extenso de arenas
donde sueñan en Atocha centenares de jóvenes.
En la Parte Vieja los aromas y el sabor, los chiquitos,
el chacolí y su variado cortejo de banderillas…
Donosti, una ciudad con la que soñar y a la que volver.

11 septiembre 2010

11 DE SEPTIEMBRE



Pidió las llaves a la sobrina del aposento donde estaban los libros autores del daño, y ella se las dio de muy buena gana. Entraron dentro todos, y la ama con ellos, y hallaron más de cien cuerpos de libros grandes, muy bien encuadernados, y otros pequeños; y, así como el ama los vio, volvióse a salir del aposento con gran priesa, y tornó luego con una escudilla de agua bendita y un hisopo, y dijo:
—Tome vuestra merced, señor licenciado; rocíe este aposento, no esté aquí algún encantador de los muchos que tienen estos libros, y nos encanten, en pena de las que les queremos dar echándolos del mundo.
Causó risa al licenciado la simplicidad del ama y mandó al barbero que le fuese dando de aquellos libros uno a uno, para ver de qué trataban, pues podía ser hallar algunos que no mereciesen castigo de fuego.
—No —dijo la sobrina—, no hay para qué perdonar a ninguno, porque todos han sido los dañadores: mejor será arrojallos por las ventanas al patio y hacer un rimero dellos y pegarles fuego; y, si no, llevarlos al corral, y allí se hará la hoguera, y no ofenderá el humo.
                                        (El Quijote, Capítulo VI, 1ª Parte)


Tan inútil y desafortunada  es la quema de un libro ayer como hoy.

10 septiembre 2010

HABLAR MAL

¿Por qué somos tan aficionados a hablar mal de todo el mundo? En muy escasas ocasiones escuchamos hablar bien de alguien y ponderar sus acciones y sus obras; en cambio, con demasiada frecuencia, lo que solemos oír son los trapos sucios de la gente y no para lavarlos, sino para airearlos al conocimiento de todos.

El alumno habla mal del profesor y el profesor lo hace de la mala educación del alumno y su familia; el deportista se lleva por delante a más de un compañero y casi siempre al entrenador, amén de los periodistas; los trabajadores despotrican de los empresarios y éstos de la indolente masa trabajadora y de la escasa productividad; muchas esposas hablan mal de sus maridos y los maridos ni siquiera hablan de sus esposas; las muchedumbres hablan mal de la jerarquía de la iglesia que ni conoce ni se molesta en hacerlo y la jerarquía espera en los escaños sin salir al encuentro del desencuentro; los periodistas hablan mal de todo y de todos, salvo de sus propios medios, para quienes guardan los elogios; los políticos se descuartizan unos a otros en las bancadas opuestas o hacen la vista gorda con los de su filas; quienes reciben sin piedad todas las maledicencias son los funcionarios, pero este capítulo seguramente da para una tesis doctoral y no me encuentro preparado para ello.

Otro día hablé del cáncer de la calumnia; hoy no me queda más remedio que recordar que hablar mal de otro y la calumnia viven en casas adosadas con una pared medianera por la que se oye todo. Y es que cuando la lengua se suelta es como el dardo que sale de la ballesta y se vuelve incontrolable. En cierta ocasión me explicaron que cuando se difama es como si estrujáramos un folio entre las manos: aunque se rectifique quedará por siempre en el papel las huellas del aplastamiento. En principio, entendemos que hablar mal sería quedarnos en la pulcritud de acusar al otro de sus males, aunque lo que suele suceder es que, una vez puestos, se dice lo que sabemos y lo que imaginamos.

En el podrido mundo del famoseo suelen amenazarse unos a otros con demandas judiciales, recurso que en teoría está al alcance de todos –ojo con las minutas de abogados y procuradores- , pero sólo le faltaba a la justicia un mayor atranco que el que ya padece.

09 septiembre 2010

CALLEJEANDO

Pintura de Rubén Belloso

Pasea su cabellera alborotada zigzagueando la ciudad de un lado a otro; sin rumbo, pero siendo recurrente en cada una de sus paradas. Verano, altas temperaturas y no se desprende de la gruesa chaqueta de lana con capucha que lleva puesta. No lleva calcetines -tampoco en pleno invierno-, pero su taconeo es un soniquete característico que le precede y anuncia su llegada. No pide, aunque vive de la caridad. Va continuamente mascullando palabras, no siempre inteligibles, casi siempre inconexas, que a veces vocea a grito pelado.

Ayer paseaba una fregona como quien lleva una bestia del cabestro, con cierto mimo y temple; continuos cambios de acera y conversación animada, tal vez con él mismo o con el inanimado y despeluchado friegasuelos. De repente, un umbral de mármol blanco, manchado para su apreciación: unos cuantos refregones en seco, una mirada de soslayo, flexionando el tronco para observar con minuciosidad, y vuelta a los refregones para termina su trabajo con cara de satisfacción. Nueva arrancada y otra vez toma de la rienda la vieja y reseca fregona para desaparecer camino de una nueva aventura.

Así es Emilio: una mente alborotada de intemperie, calor, frío, humedades, vientos y quién sabe qué adicciones. ¿Y yo? ¿Cómo seré visto por quienes me observan? Pues como bien dice Erasmo en El elogio de la locura: “es inherente a la condición humana que nadie se halla sin defectos”.

08 septiembre 2010

DIEGO "PELORIZAO"

No era del montón, estaba por encima de la media, y eso no siempre es considerado una virtud, sino alguien a quien poner la zancadilla, cuando la ocasión fuera propicia. De su vieja barbería en la calle de la Charca pasó a instalarse en el centro de la Plaza, donde ejercía el noble oficio y lo compaginaba con la escritura de una carta, la redacción de un contrato de compraventa o alquiler o la correduría de una póliza de seguros.

Vino del otro lado del mar escapando de sus propias ideas o más bien de las ideas imputadas de forma general a esa juventud de los años treinta que tan malas consecuencias tuvo para tantos. En su Ceuta natal se supo en el punto de mira y trató de poner su vida a salvo jugándosela en la marejada nocturna de una barquilla que felizmente terminó encallando en la playa de Estepona. Buscaba y encontró refugio en Ojén, donde la parentela le dio cobertura de topo y lo ocultó de posibles delaciones. Lo mismo que resulta imposible detener la primavera, el vigor juvenil de Diego dejó semillas que hablaron en el silencio, a la que pusieron por nombre María Rosa. Desde aquel momento, Diego se hizo vecino de la muerte en campos de concentración esperando la propia; deambuló por varias cárceles hasta finalmente alcanzar la libertad, siempre bajo sospecha.

Sin saberlo, sin haberlo pretendido, estuvo años confinado en la Universidad de los Barrotes, donde personas insignes del saber del momento ejercían la docencia entre los presos ávidos de conocimiento. Le conocí mayor. Era un hombre culto, un gran lector, aficionado al teatro en el que desempeñó el puesto de director y apuntador de aquellos montajes de obras benéficas para la iglesia; encuadernaba libros en piel y había sido el maestro de gran número de los hombres del pueblo, cuando sus ocupaciones campesinas estaban en controversia con el horario escolar; las madres analfabetas acudían a él para comunicarles a sus hijos soldados cómo le echaban de menos y las novedades de la familia; fue el intermediario de la venta de los primeros aparatos de radio en el pueblo, un magnífico barbero y un gran conversador.

Algunos no le perdonaron nunca su vinculación juvenil a la república; otros no le perdonaron jamás que destacara por encima de la media; yo le agradezco para siempre el gusto por la lectura que supo comunicar a mi padre, de quien quedé contagiado, y también las confidencias que tuvo a bien contar a aquel joven que fui haciéndolo como entre iguales, sin jactancia, con dolor, pero sin ira. Diego vivió como un vencido, pero nunca se sintió derrotado.

EL ESPARTERO

Ahora nos llama la atención la cantidad de horas que están abiertos los establecimientos de los chinos y la perseverancia del día a día, los siete de la semana de todas las semanas, pero los que hemos vivido la niñez hace muchas décadas hemos sido testigos de cómo nuestros tenderos y taberneros trabajaban sin descanso ni horario, sin hacer distinción entre laborables, festivos y fiestas de guardar. Pero nuestros pueblos se han modernizado tanto que ya es bastante raro donde no circule un folleto de Costa Cruceros, cartelería de las playas de Punta Cana, Cancún, Puerto Vallarta o la Polinesia, imágenes de la Torre Eiffel, Machu Picchu, el Parthenon, y otras incitaciones a explorar el mundo exótico más allá de nuestras fronteras.

A pesar de ello, aún hay rasgos que perduran hoy en las costumbres de sus habitantes con la misma raigambre y solidez de las encinas, las cepas tintas o blancas y los olivos y acebuches. En los pueblos, la gente no sólo madruga, sino que se hace notar. Posiblemente derivado de la costumbre de no omitir el saludo a nadie, pase cerca o lejos, antes del amanecer y al tiempo de los cantos de los gallos, la gente se da voces unos a otros haciendo partícipes a todos de su madrugón y sin importar si interrumpen o no el descanso de quienes duermen. Antes de salir hacia sus puestos de trabajo, la costumbre es reunirse en el bar y tomar café y copa –anís o coñac- y algunos hasta repiten para matar el gusanillo.

Hacía calor, la ventana de par en par no era suficiente, y las voces en forma de saludos y despedida de los paisanos no permitían conciliar de nuevo el sueño. Me levanté sigiloso y el vocerío me orientó hacia el bar El Espartero, donde un riquísimo café me dio la tonalidad de la media mañana. Me sentí en medio de un cruce de conversaciones indescifrables o me faltaban las claves para interpretarlas, el fuerte olor a copas me expulsó del local en cuanto había apurado el café en busca de la brisa de la mañana.

“¿Quieres café?” -me preguntaron al llegar a casa de los amigos- no gracias, lo he tomado en El Espartero, por cierto, riquísimo y por sólo 60 céntimos. “¡Ah, ya! Te refieres al bar de Perico”. Imagino que Perico no pierde vendiendo a ese precio y hago cábalas de lo mucho que ganan quienes venden al doble; lo de los nombres es otra característica muy singular de los pueblos: calles y establecimientos se rotulan con un nombre, pero se conoce por otro. Por cierto, el Perico abre a las seis de la mañana hasta la madrugada: cobra barato, pero vende mucho, ¿estrategia comercial?

07 septiembre 2010

JAMÓN, JAMÓN

El título es posible que le lleve, lector, al drama de Bigas Luna, pero la historia que pretendo narrar es muy otra. Como ya he contado, el pasado sábado asistí a una boda en la meca extremeña del jamón. El día era muy caluroso, no era el propicio para formalidades de vestuario, pero así lo requería la ocasión y me enfundé el traje y la corbata, los zapatos muy bien lustrados, camisa con gemelos… un pincel. La contrapartida de los madrugadores es -respetando los espacios reservados para la familia directa-, poder acomodarse en un lugar de privilegio. La mini cámara en el bolsillo derecho de la chaqueta y el dedo ágil como el de un pistolero del oeste que ha sobrevivido a miles de refriegas: no publico ninguna fotografía porque no cuento con el consentimiento de los retratados.

La ceremonia brillantísima, participativa. El coro de voces, extraordinarias y melodiosas, formado por un grupo de amigos de la novia educados, como ella, a la sombra de Don Bosco. Las peticiones de amigos y familiares, las miradas, las sonrisas, las manos enlazadas… una ternura a la que deseo vida perdurable, en la salud y en la enfermedad, más allá de las mieles.

Me enseñaron a no hablar con la boca llena, así que lo más propio sería transcribir el menú recordatorio, si bien de lo que únicamente puedo opinar es de aquello que probé y deglutí hasta la saciedad: jamón, jamón. Cuando duplico el sustantivo es porque no encuentro una fórmula más elocuente de transmitir la calidad y untuosidad de esas láminas sutiles y aromáticas. Al parecer había otras muchas cosas, pero nada de la misma calidad y abundancia: detrás de un plato otro plato, y otro, y otro, y otro camarero distribuyendo otra media docena de platos… jamón y más jamón. Estábamos en el aperitivo y una cabalgata de otras exquisiteces fueron desfilando ofreciéndose, pero las fui rechazando como hechizado por la suave sumisión a las lascas de pata negra a las que me sentía sometido. Seguía el cortejo de platos de jamón y estábamos en el aperitivo. Ya acomodados en el comedor, me limité a probar educadamente los platos y a hacer sutiles muestras de satisfacción al camarero para que los retirara, al tiempo que le solicitaba una y otra vez una nueva botella de agua mineral.

Por la noche cambiamos de local. Música en directo a muchos decibelios que se alternaba con la enlatada en los descansos; después de iniciado el baile por los novios, se fueron sumando los padrinos, los padres y el público en general, mientras yo me limitaba a observar desde mi asiento con una permanente copa en las manos. Barra libre: el otro derroche del día al que empujaba la ingesta de jamón, jamón.

06 septiembre 2010

LA CULPA

¿Quién puede decir que nunca cae en la tentación de echar las culpas al otro? “Te lo advertí, ahora te aguantas”. “Fuiste tú, yo no tengo nada que ver en eso”. “Siempre haces lo que quieres y así nos va”. “Te dije que no serviría, pero te empeñaste… “

Por lo general todos tratamos de zafarnos de las responsabilidades echando la culpa al otro. En cualquier ámbito, ya sea familiar, laboral o entre amigos, siempre tratamos de salir indemnes de los errores, cuando en realidad solemos esconder en el tapadillo de nuestra recámara alguna debilidad, ya sea en espera de una coartada, por falta de criterio, por comodidad o aguardando la ocasión de tumbar al otro y suplantarle.

La culpa del otro suele salirnos como un escupitajo, con un fuerte impulso lleno de podredumbre inmisericorde; nos descargamos de nuestra ponzoña tratando de zaherir al otro cuando las cosas no han salido bien, pero silenciamos sus aciertos. Lo que nos interesa no es el balance fiel de la gestión ajena, sino descubrirle sus errores para humillarle; las muchas veces que el otro acierta no la tenemos en cuenta, ni siquiera cuando nos habíamos opuesto: con silenciarlas todo pasa inadvertido. Lo que refresca nuestra memoria son sus errores; mientras que sus aciertos los mandamos de inmediato a la papelera del olvido.

Tendríamos que mirarnos de forma más crítica y contemplar al otro de manera más benevolente, pero llevamos dentro un semidiós llamado ego, con ínfulas de todopoderoso, que nos empuja a destrozar al prójimo en cada oportunidad. Dijo Jesús: “amaos los unos a los otros”; algunos conseguimos respetar los bienes ajenos, pero ¡qué complicado es amar!

05 septiembre 2010

SERES DE ENCUENTRO

Aunque nos empeñamos en vivir solos, necesitamos de los demás casi tanto como del agua y el aire que respiramos. Si nuestra naturaleza física está hecha de agua en tres cuartas partes, la condición humana necesita de la sociabilidad para su realización e incluso para el desarrollo de su vida individual. ¿Qué es del hombre sin referentes, sin un espejo en el que medirse aunque sea para tomar impulso y crecer?

Lo mismo que las aves vuelan en bandadas perfectamente organizada, en las que el timón abre el rumbo y le siguen en formación el resto aprovechando la aerodinámica intuitiva; al igual que la mayoría de los depredadores suelen cazar en grupo para facilitar la tarea de la caza y repartir luego el botín, según los cánones establecidos y transmitidos de generación en generación; así el hombre necesita de su próximo con el que aliviarse y compartir tareas, disgustos y placeres.

04 septiembre 2010

ZAFRA

Lo tradicional es acudir a Zafra (Badajoz) a su famosa feria de ganado, pero en mi caso ando en otras lides sociales donde no se compra ni se vende, sino que los tratos son otros: él y ella se van a uncir en matrimonio. No hace tanto que era una niña; alta, hermosa, muy vistosa y bella, tímida en ciertas circunstancias, pero una niña; me han pasado los años como una vela nocturna, como un duermevela en el que no he apreciado cómo se granaba la naturaleza en ella y se hacía mujer.

David y Rocío se prometen y proponen hoy, en la iglesia del Santísimo Cristo del Rosario de Zafra, saltar juntos los obstáculos de la vida con las alas del amor y sobrevolarlos (sic). Ojalá sean modernos sólo para las formas; ojalá sean fieles al juramento al que he sido invitado y vivan juntos las risas y los llantos con los que vienen envueltos los días y los años, como la arena y la cal de la argamasa de la vida.

Por mi parte, vestido con el rigor de los acontecimientos, reflexiono: Extremadura es tierra de bellotas, de cochino negro, de jamón estilizado de muchas jotas. ¡Dios mío! ¿Qué va a pasar hoy con mi dieta?

03 septiembre 2010

“¿LO DE SIEMPRE?”

Como cada mañana, se dirigió al bar tras comprar el periódico y se instaló al fondo de la barra; aún distraído con los titulares fue preguntado por el diligente camarero: “¿Lo de siempre, señor?” Asintió con la cabeza, pero se quedó con un grado de insatisfacción del que ni siquiera comprendía el porqué. Lo más común entre la gente es sentirse agradablemente atendido cuando el camarero recuerda sus gustos o apetencias, sin necesidad de repetir cada día lo quiere tomar. Pero se sintió incómodo, como si su vida dependiera de unos hilos que él no estaba facultado para manejar, como si todo en él estuviera predestinado y no gozara de las facultades para cambiar ni lo más simple, violado en su intimidad. No dejó de apartar la vista de las páginas del periódico, pero su mente estaba empestillada en que su vida era una zafia rutina que por ende era conocida hasta por el camarero. Le dieron ganas de contradecirle, de cambiar el café por chocolate, la mantequilla por aceite de oliva o sobrasada y la sacarina por azúcar, pero no encontró fuerzas para alterar de ese modo el desayuno de cada día. Le quiso quitar importancia al hecho y centrarse en la lectura de la prensa cuando las arcadas y la sequedad de la boca parecían anunciar un vómito inevitable; un sudor frío le recorrió todo su cuerpo con miedo de que también el camarero pudiera adivinar qué le estaba sucediendo. De repente, como si de una urgencia inaplazable se tratase, se encerró en el servicio, se echó agua en la cara, se atusó el pelo, tiró de la cadena y salió del establecimiento como despavorido sin haber probado bocado. El camarero le gritó: “¡Señor, señor… ¡” Pero ya estaba demasiado lejos como para oírle.

02 septiembre 2010

SETAS DE LA ENCARNACIÓN

¿Alguien sabe quién es el micólogo faraón que mandó orquestar esta especie de túmulo? ¿Serán setas comestibles? ¿Acabarán algún día las obras? ¿Se llegará a inaugurar algún día el Mercado de la Encarnación? ¿Venderán frutas, verduras, viandas... ?


01 septiembre 2010

LA NOVELA HISTÓRICA

No es que escriba por encargo, pero mi amigo Joaquín sabe cómo me gusta satisfacerle, aunque muchas veces no lo consiga. Lo que voy a expresar tiene acaso el valor de una pavesa, pues no se trata de la verdad, sino de mi verdad, de mi humilde opinión.

Aunque la novela histórica es un subgénero de la narrativa que nació y explosionó en el siglo XIX, se mantuvo latente a lo largo del XX y en los últimos años ha vuelto a ponerse de moda y no son pocos los autores que se deslizan por los terrenos de la historia novelando. Si ya los tratados de historia ofrecen discrepancias de uno a otros autores, aceptar la historia que narran estas novelas como rigurosas es un camino equivocado que no lleva a la historiografía.

Dependiendo del mayor o menor grado de erudición y trabajo de documentación del autor, la novela histórica puede ser dicho subgénero narrativo o aproximarse a la novela de aventuras e incluso a la historia novelada. Aún en el caso de fidelidad a los hechos, si lo que queremos es conocer la historia, lo mejor es ir a los tratados; tanto la novela de aventuras como la historia novelada no dejan de usar a la historia como pretexto para la acción y la creatividad del autor: una para pasear a sus personajes por los hechos históricos, otra para reinventar la propia historia.

El problema es que el mercado reseña a todas bajo el mismo epígrafe y no es fácil saber cuándo estamos ante uno u otro caso, salvo que su lectura, una vez leída, nos aleje de la realidad historia, y eso precisa del conocimiento historiográfico del lector. Lo que me enfada, y adivino que es lo que le enerva a Joaquín no es que se use la historia como escaparate sobre el que hacer desfilar a unos personajes inventados que en ningún caso tergiversan los acontecimientos del pasado, sino esos otros autores que inventan la historia y quieren que comulguemos con ruedas de molino. Para mí, la creación pura, la que usa el cliché de la historia como telón de fondo sin falsificarla,  por el que pasear a los personajes inventados, me parece muy lícito y hasta le añade un potente grado de verosimilitud a lo que se cuenta; en cambio aquellas otras que juegan a trastocar los hechos históricos me parecen deleznables y delatan la incapacidad creadora de su autor.