Añorada lluvia que no llega
a regar el erial de este
estío,
y aún le resta la
astringencia del membrillo
a este secarral umbrío y
traspillado
que el sol achicharra hasta
agostarlo.
Sed, sed sempiterna, sed extrema
de tus labios en los míos,
perpetuo deseo insatisfecho;
ansias de lluvia de mi
cuerpo en tu cuerpo,
labios cuarteados de
enfermiza sed.
Ardor, sed, calor, fruto
quemado, amargor,
coda recurrente que se
enreda en tu nombre:
dormido o despierto, sed
enfermiza,
ojo avizor a la puerta entreabierta de tu sonrisa,
licencia que invita a la concupiscencia.
Sed, confusión sensorial que
me desorienta
y desborda.