Tiempo de balance:
hoy los medios nos
ofrecerán
un mosaico de
imágenes de los famosos
que durante este
año se han ido
haciendo mutis por
el foro,
pero el resto, esos
que nos duelen
en el alma a ti y a
mí, esos
no dejarán de ser
un dato estadístico.
Cada cual a su
bola:
los negacionistas
negando las evidencias,
los defenestrados
en la miseria
con sus salmodias
de pan y sus llantinas
por las no
respuestas de auxilio;
los gobernantes
subrayando logros
e inflando globos
que apenas se sustentan,
mientras la
oposición se ejerce emborronándolo todo;
el pueblo, unos
encerrados por miedo
y otros alistados
en el no pasa nada.
En tanto, pasa la
vida
y ni siquiera todos
tienen el óbolo preceptivo
que los transporte
a la otra orilla;
ni siquiera el
consuelo del séquito.
La estadística está
muy bien,
especialmente si lo
barrido no lleva como destino
ocultarlo bajo la
alfombra;
la estadística
debe, sobre todo,
convertirse en base
de reflexión
para alumbrar a los
días que siguen
a una catástrofe.
No estamos sacando
consecuencias
y también nos dará
de lleno
la siguiente ola. Y
así,
improvisando de
erupción en erupción,
entre lavas y
lodos,
este caminar a
ciegas
por caminos
desdibujados.