Luz para lo opaco,
cielo traslúcido
para tu medio día;
alegre y
desbordante sonrisa
para el rayo que me
hiere,
me fija,
me serena
y en su dulzor me
nutre.
Oblicua enredadera
a la que asirme
y enrolarme
por tu lagrimal
izquierdo,
visión oculta que
un año después
es espera viva
y realidad palpable
que perturba el
arco iris
y lo deshilacha
cromáticamente.
Mírame con alegría,
con la jovialidad
de antaño,
con la inocencia de
siempre,
con el silencio de
tu boca
entreabierta descartando
dudas
con la dulzura de
la certeza.
Dame la noche
transitoria de tu ojo
para que la
desempolve
con mis caricias;
dame el amanecer
del despertar de
este medio día
con el que tejeré
un pendón
para el recuerdo
y atrincherarnos
con él
para siempre.
Dame tu mano
temblorosa
y lávala en mi
lluvia,
en la espera
paciente
en la que tú y yo
hemos sabido
confiar.
Un poema precioso, Paco.
ResponderEliminarQué decir si está dicho todo.
Un abrazo.
Gracias, Cayetano.
EliminarUn fuerte abrazo.
Hola Francisco. Eres el poeta de todos los temas. Se nota claramente que el amor, la sinceridad, el respeto, la fragilidad y la serenidad, la complicidad han siempre tu musa y por ello tu esposa casi siempre en todos tus poemas.
ResponderEliminarEnhorabuena, es muy bonito el poema.
Abrazos
Isa, hay un motivo especial para hablar hoy de sus ojos: iba a ser operada a media mañana de cataratas.
EliminarUn fuerte abrazo.
Hermoso y romántico poema, te felicito.Saludos
ResponderEliminarLos ojos , son las ventanas del alma. Es lo qe mejor muestra el interior de una persona.
ResponderEliminarBesos
Así mismo, Antonia, como una escotilla por la que adentrarse en el otro.
EliminarBesos.
Poema lleno de amor y ternura, tu marca de agua.
ResponderEliminar¡Ohhh qué bonito! Mi marca de agua.
EliminarUn abrazo.
Que hermosa oda amigo Francisco. Saludos a la distancia.
ResponderEliminarMuchas gracias, Sandra.
EliminarUn abrazo.