Ya no puedo
encontrarme en el brillo de tus ojos
ni con tus
travesuras y ocurrencias;
los juegos de mesa
han perdido su razón de ser
si no estás tú para
hacerme trampas
y confrontar
nuestras risas y la fiesta del encuentro.
En vano miro el
reloj y otras veces el calendario,
en vano esta
congoja por la distancia impuesta,
en vano preservar
la vida que sin ti languidece.
Debemos y tenemos
que ser respetuosos
y disciplinados,
pero que no me exijan
serlo de buen
grado. Todo. Todo pasará,
pero también una temida
desmemoria
como nebulosa sobre
la inocencia y el candor;
entonces puedes
estar en la edad del pavo
y será incalculable
el caudal despilfarrado:
tú los beneficios
de una vida plácida,
yo, casi con
certeza, la misma vida.