Si escarbamos un
poco en la memoria,
todos tenemos en un
bolsillo olvidado
algo así como una
piedra, una moneda falsa,
algo pesado que nos
lastra
y nos somete a un pasado
sin retorno.
Si en verdad te
pesa eso que te muerde en las noches
y que a veces de
día se hace presente
en los momentos más
inoportunos,
en especial cuando
tratas de gozar
de un momento de
esparcimiento,
expúlsalo de tu
vida para siempre.
Sólo conozco un
camino para lograrlo:
si eso que sólo tú
conoces, de lo que te arrepientes,
ha causado daño a
otra persona,
habrás de pasar por
el trance de pedirle perdón
y reparar, en su
caso, el daño que hubiere.
Si por el contrario
no existe otro afectado
a quien hayas
podido molestar y el damnificado
eres tú mismo,
todavía es más fácil:
perdónate a ti igualmente,
aunque no puedas
recibir de ti el
consuelo del perdón.
Sácate la china del
zapato, libérate de yugos y cíngulos
y date permiso para
ser feliz por los días que te quedan.
Hay que pelearlo día a día.
ResponderEliminarUn abrazo.
Tienes toda la razón, Emilio, no es cuestión de una vez para siempre.
EliminarUn abrazo.
Imposible volver atrás para no cometer aquellos errores. Es lo que tiene la naturaleza humana: somos seres imperfectos, aunque tenemos capacidad para pedir perdón, si es que estamos a tiempo de hacerlo.
ResponderEliminarUn abrazo, Paco.
Creo que siempre es tiempo de hacerlo, especialmente si es sincero.
EliminarUn abrazo, Cayetano.
Ojalá aplicáramos esas máximas más frecuentemente. Las cadenas del pasado a veces no nos dejan vivir con plenitud el presente, ni pensar en el futuro.
ResponderEliminarUn saludo
Precisamente es lo que busco, Carmen, sentir esa liberación absolutamente impagable por ningún otro medio.
EliminarUn abrazo.
Es muy dificil perdonarse uno mismo pero hay que lograrlo.Saludos
ResponderEliminarCasi siempre, las cosas más difíciles de conseguir son las más satisfactorias, Charo.
EliminarUn abrazo.
Buen consejo el de los dos últimos versos
ResponderEliminarMe alegra que así lo percibas, Tracy.
EliminarUn abrazo.
Sabias palabras amigo. Un abrazo
ResponderEliminarCuando se llega a mayor son muchas las heridas del camino, Rosa María, por eso la experiencia nos hace aparecer con cierta sabiduría práctica.
EliminarUn abrazo.
Pienso como Charo, pero quizá con el tiempo pueda lograrlo. Excelente poema amigo Francisco. Saludos.
ResponderEliminarSiempre se puede conseguir aquello en lo que nos empeñamos, Sandra.
EliminarUn abrazo.
Ahí está el tema, perdonar y volver a empezar cada día en paz,Francisco...La vida nos prueba constantemente y tenemos que estar alerta para no cargar con culpas y chochila innecesarias.
ResponderEliminarMi felicitación y mi abrazo, amigo.
Hola Francisco. El perdón es lo que nos libera del malestar. De nada nos sirve llevar la mochila cargadas de piedras. Hemos de ir tarándola para poder seguir caminando en la vida.
ResponderEliminarBuen poema.
Abrazos
Hay que tratar de olvidar todo lo que te ha hecho daño y olvidar el pasado.
ResponderEliminarBesos