En la pantalla, las imágenes
del NO-DO
y la cantinela de su banda
sonora
acallando las
conversaciones;
en la penumbra lunar
de su cuarto en menguante,
el cine de verano guardó
silencio expectante,
en medio del aroma sutil a
jazmines
multiplicado por la brisa.
Al contraluz de la noche
estival,
las agujas de unos tacones
acentuando la proximidad
campanuda
de una beldad nacida en lo
imposible,
quizás, entre los cánones
del Olimpo.
Bajo la silueta, se
adivinaba
un entallado cuerpo de mujer,
unos contornos superlativos
de negro sobre oscuro,
simetría de curvas y contra
curvas,
de elipses en fuga, de
destellos
y luces que ponen en ebullición
lo conocido en el sumatorio
de lo imaginado.
Vino a instalarse
exactamente delante de mí;
me sacaba la cabeza o
desapareció la pantalla
entre los rizos y blondas de
su melena,
mientras esta se
desparramaba
por mi campo de visión
oscureciendo mi entendimiento.
No recuerdo el título. No sé
cuál sería la trama
ni tan siquiera el género,
pero aquella borrachera
estética
no he podido olvidarla
ni hago porque se me
desfigure
tan dulce recuerdo.
Hola Francisco. :-) La noche, el cine, la brisa y ese olor a Jazmines y la luna en cuarto menguante, lo embellece todo y todo se multiplica. No me extraña que tal belleza de mujer te dejara descolocado y sin saber el título de la peli. :-) Muy original el poema :-) La foto muy bonita también.
ResponderEliminarLa imaginación al poder que con ella se pueden conseguir muchas cosas buenas.
Abrazos
Algunos piensan que cuando uno escribe poesía habla desde el corazón y no es así. Toda creación literaria es una pose, una ficción. También quien escribe su autobiografía habla creando ficción, mostrando los perfiles que le interesa y ocultando otros. Si te ha divertido, Isa, me siento feliz.
EliminarUn abrazo.
Has hablado del NO-DO y me trae a la memoria algo curioso, en aquella época no importaba llegar tarde al cine, el NO-DO era algo marginal, hoy estoy muy interesado en ver cualquier noticia que nos emitan a través de él.
ResponderEliminarUn abrazo.
A base de repetitivo perdía el interés, pero hoy me resultan muy curiosos aquellos noticiarios que obligatoriamente emitían los cines antes de la película.
EliminarUn abrazo.
Eres admirable, todo lo conviertes en poesía. Del cine de verano de mi pueblo recuerdo pocas cosas pues me pillaba un poco lejos de casa y no fui mucho es la verdad.
ResponderEliminarFeliz semana.
Un abrazo.
Ya sabes, Chelo, soy un poeta casero y guiso o me apaño con los productos que tengo a mano. Nada sin importancia. Gracias por tu amistad.
EliminarUn abrazo.
Invasión de elementos sensoriales en la noche: el olor a jazmín, la brisa marina, la penumbra, un cuerpo insinuante... Todo invita a que la imaginación se desborde. Y el verano es el momento propicio.
ResponderEliminarUn abrazo, Paco.
Y es que en ese ambiente, Cayetano, con las uma de todos esos elementos, como para no confundirse.
EliminarUn abrazo.
Suele ocurrir que a veces tenemos encuentros en los sitios más inesperados con personas que nos impresionan al extremo de no poderlas olvidar y a sabiedas de que son inalcanzables.Saludos
ResponderEliminarTienes toda la razón, Charo. Este es uno de esos casos inolvidables.
EliminarUn abrazo.
Lo curioso es cómo ha vuelto el cine de verano con esta pandemia dichosa que no quiere abandonarnos. Los tiempos cambian, sí, pero muchas cosas vuelven.
ResponderEliminarSaludos
Sin dudas es así, Carmen. La vida es cíclica o más bien viene envuelta en una espiral, pues vuelve una y otra vez, pero con nuevos matices.
EliminarUn abrazo.
Hace tiempo que no voy al cine. Algunas veces he ido a esos cines de verano, que se hacen en la playa. Allí vas con tu butaca y te instalas en la arena y pasas una noche bien agradable, respirando la brisa del mar.
ResponderEliminarBesos
Hay diversidad de ellos, aunque últimamente el aire acondicionado y la especulación del suelo les han dejado poco terreno.
EliminarBesos.
Sin duda, se dieron las circunstancias perfectas para que sobrase de inmediato cualquier escena en la gran pantalla. El esfumato de sensaciones ya lo tenías delante de ti.
ResponderEliminarComo siempre, me encantó leer tus letras.
Me subes la moral, Jorge. Muchas gracias por la generosidad con la que me lees.
EliminarUn abrazo.
Muchas cosas pueden ocurrir en esos cines al aire libre, Francisco. Te tocó una muy agradable experiencia.
ResponderEliminarUn abrazo.
Así es, Rafael, o así lo he soñado. Hay sensaciones difíciles de transmitir y la invasión del espacio es una de ellas.
EliminarUn abrazo.
Jajaja suele pasar, pero a ti por lo menos te queda un dulce recuerdo, a mí un cabreo sordo.
ResponderEliminarEs que he contado la buena, Tracy. Otras experiencias son mucho más negativas. Ja, ja, ja...
EliminarUn abrazo.
Me alegro por ese buen humor que despliegas en tu poema a punta de tacón y olor a jazmines. Los cines de verano eran una invitación a la imaginación y al placer del ambiente y tú vivías el instante plenamente, amigo. Tanto, que se quedó grabado en el tiempo.
ResponderEliminarMi felicitación y mi abrazo por tu claridad y generosidad, amigo.
Una vez más pones el dedo en la llaga, María Jesús. Es el humor y no la tragedia de la falta de visión o el encantamiento de los sentidos quien gobierna la acción.
EliminarUn fuerte abrazo.
Aquell0s tiempos de Verano, juventud y amor, que lindo leerte y recordar. Saludos amigo Francico.
ResponderEliminarMe alegro haber ayudado a tus recuerdos felices, Sandra.
EliminarUn abrazo.
Por aquí volvieron en algunos lugares esos tiempos, cupo limitado, barbijo y precauciones. Tuvo que venir una pandemia a recrear aquellos tiempos. Beso
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