Las piedras no lo
saben
porque no tienen
memoria,
pero así como la
cristalografía
determina sus
formas,
sus ángulos y
cristales,
así también el
destino
que vendrán a
ocupar
en las necesidades
o caprichos del hombre.
Unas acabarán como
vistosas claves
de arcos
arquitectónicos,
mientras otras
quedarán ocultas por argamasa
o, con suerte,
piedra angular,
por tanto sepultada;
mientras
otras pasarán por
delicadas manos
y serán incrustaciones
orfebres.
Muchas, la inmensa
mayoría,
no pasará de
menospreciado ripio,
cantos rodados o proyectil
de pastor,
cuando no simples
culpables
o piedras de toque
de tropiezos humanos.
Las piedras, como
los hombres:
un origen común, un
destino diverso.
Todas son preciosas, menos las del riñón.
ResponderEliminarUn abrazo, Paco.
A pesar de ello, Cayetano, quienes hemos tenido algún parto pétreo sabemos del mucho esfuerzo y penalidad en conseguir tales piedras.
EliminarUn abrazo.
Puede que las piedras no tengan memoria, sin embargo nos hablan de tiempo, hay piedras que nos cuentan mucha historia, incluso de nosotros mismos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Sin duda alguna, Emilio, las huellas que vamos dejando en los objetos relatan en un largo silencio la vida de quienes nos precedieron.
EliminarUn abrazo.
Hola Francisco. Buenos versos dedicados a las piedras. Bonita imagen.
ResponderEliminarAbrazos
Todo es digno de poder ser cantado, como todo tiene su belleza, Isa.
EliminarUn abrazo.
Una reflexión en poesía que es una maravilla. Me ha gustado mucho; nunca se me hubiera ocurrido... Exactamente así es el hombre... Luego hay algunos que se tallan a sí mismos además de la erosión que los vientos, soles y hielos de la vida dejan...
ResponderEliminarUn abrazo grande :)
Muchas gracias, Maite, pero a ti se te ocurren cosas maravillosas y dignas de admiración. Las personas somos lo que somos y no lo que decimos ser.
EliminarUn fuerte abrazo.
Mis piedras tienen un lugar estupendo para ser vistas y adornar mis tiestos. Cada vez que me encuentro con una piedra que me gusta no puedo evitar llevármela a casa y ponerla en mis tiestos.Saludos
ResponderEliminarEs precioso eso de coleccionar piedras. Lo he intentado en varias ocasiones y no lo he conseguido. Gracias, Charo.
EliminarUn abrazo.
Muy bonit y muy certero.
ResponderEliminarMe encantan las piedras ,esas que se recogen en la playa, sin pretensiones.
Besos
Un amigo de Marbella, muy artista él, recoge aquellas que le ofrece posibilidades de transformación en un animal, sin tallarlas ni romperlas, y luego las pinta. Hace verdadero arte con esas piedra que para el común pasan desapercibidas.
EliminarUn abrazo.
Buen homenaje a las piedras, Francisco. Ellas nos dan ejemplo de fortaleza, de paciencia, de generosidad y belleza. Están en nuestras casas, catedrales, caminos, montañas y ríos...Y son como los hombres, asi es. Unas más vistosas y otras más humildes y tímidas.
ResponderEliminarMi felicitación y mi abrazo por tu creatividad.
Estoy contigo, María Jesús, en todas esas cualidades que les otorgas a las piedras. Gracias a ti por tus bellos comentarios.
EliminarUn fuerte abrazo.
A veces pienso que tal vez sería mejor ser una piedra... y no tener el corazón de piedra que tienen algunos.
ResponderEliminarUn abrazo.
La peor condición que puede tener el hombre, Rafael, es un corazón de piedra. Totalmente de acuerdo.
EliminarUn abrazo.
Que bonito homenaje a las piedras que son hermosas y si pudieran hablar nos contarían sus historias vividas. Saludos amigo Francisco.
ResponderEliminarSi miramos con cierta delicadeza, todo en la Naturaleza tiene su grado de belleza, Sandra. Gracias por este cada día.
EliminarUn abrazo.
Las piedras han tenido siempre un lugar destacado en la civilización.
ResponderEliminarEllas no son peligrosas en sí, depende en las manos que caiga y el uso que se haga de ellas.
Besos
Mi piedras alineadas en pretendida armonía, acompañan mis días con su energía. Espero no dañarlas. Abrazo
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