Desde lo hondo a ti
grito:
me siento en lo
profundo de la ciénaga
sin capacidad para
evitar el desastre;
no eres tú, soy yo
quien ha incumplido.
Desfallecen mis
fuerzas
y no podré resistir
este destierro
al que me sometes.
No tomes en cuenta
cada uno de mis
burdos desatinos,
las numerosas veces
que falté a mis promesas
y haz conmigo tabla
rasa. Dame,
dame una nueva
oportunidad.
Si tabulas cada uno
de mis errores,
¿cómo podré salir
airoso?
Extiende tu mano
sobre mí en señal de perdón
y deja que me
acerque tembloroso
invocando iniciar
de nuevo el camino.
Si en verdad me
amas. Si me conoces,
sabes que no soy
perfecto
como en ti tampoco
busco la perfección.
Todo lo que te pido
es volver al punto de partida,
al umbral de esa
casa común en la que
nos habíamos
ilusionado y yo arruiné.
Desde lo hondo a ti
grito: ¡sálvame!
Siempre necesitamos de una mano que nos ayude a salir del pozo en que nos metimos por nuestra torpeza. La condición humana.
ResponderEliminarUn abrazo, Paco.
Ciertamente no es fácil salir solo, por eso la humildad de reconocerlo ayuda mucho.
EliminarUn abrazo, Cayetano.
Nadie está libre de cometer errores. Es de valientes reconocerlos y como gesto de persona honrada, ser capaz de rectificarlos.
ResponderEliminarBesos
Pues sí, Antonia, eso es lo apetecible.
EliminarBesos.
Eso de empezar de nuevo... como que no.
ResponderEliminarCreo que es mejor rectificar que empeñarse en el error y eso es empezar de nuevo.
EliminarUn abrazo.
Hoy y siempre el ser humano se acerca al Padre suplicando perdón y oportunidades. Si el padre atendió al hijo pródigo del evangelio,¿cómo no va atender Dios a tantos hijos pródigos, que deambulan por el mundo...?
ResponderEliminarMi felicitación por acordarte de ellos, que hoy necesitan especial atención.
Mi abrazo de luz y feliz semana, amigo.
Confío plenamente en esa magnanimidad, María Jesús.
EliminarUn fuerte abrazo.
Reconocer los errores es el primer paso que hay que dar para volver al camino y comenzar de nuevo a avanzar.Saludos
ResponderEliminarSin la menor duda, Charo.
EliminarUn abrazo.
Hola Francisco. Nadie somos perfectos y alguna vez hemos tropezado. Lo más importante es aprender de los errores y si no se puede enmendar, al menos ser perdonados.
ResponderEliminarAbrazos
Es muy desgarrador este poema...
ResponderEliminarEl amor y la humildad atraen más de lo mismo, por eso deseo que llegue el perdón y la comprensión a ese corazón.
Bendiciones de luz :)
El arrepentimiento sincero, merece una oportunidad. Profundo y bello.
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