En el umbral de la Semana
Grande,
Sevilla es silencio
premonitorio
de un tiempo que todavía no
ha pasado,
este tiempo opaco
que amenaza con la nulidad
del calendario
y será estación penitencial
en el recuerdo.
Duerme el sayal, duerme el
esparto
el mismo bostezo que lo
invade todo;
duerme la capa su sueño
arrugado
y guantes y medalla son tan
simbólicos
como la papeleta de sitio
solidaria.
Será juzgado. Será
injustamente condenado
y subirá a la cruz dándose
en gratuidad por todos,
pero será un murmullo en el
silencio
para aquellos que no
necesitan escenificarlo,
y vacación frustrada para
quienes pensaban
en días de esparcimiento: Preludio
afónico.
P/D Aunque este año la Semana Santa no tendrá celebración en las calles, me tomo unos días de descanso en el blog, para volver el lunes 5 de abril, si Dios quiere. Un afectuoso saludo a todos.