A Manuel Luque Pérez
Al fondo de la plaza
la luminosidad austera y
equilibrio
del hospital Virgen del
Rocío;
en el eje mismo del edificio,
su pequeña cúpula como fiel
mediatriz
del conjunto arquitectónico.
En edificio posterior,
medio escondido a la mirada
y en vecindad esperanzada
con maternidad,
la unidad de oncología
donde Manuel hace balance de
sus días
mientras le sostiene un hilo
de vida.
No se admiten visitas,
en cambio él fue a visitarme
años atrás
cuando era yo el alojado
y luego se personó en mi
casa
y me llevó el consuelo y un
presente
que trataba de levarme
por encima del techo de mi
capacidad vital.
No te llegarán mis palabras,
ni mis letras, Manuel,
pero sí el desconsuelo de mi
alma
que antes o después
echará la hebra con la tuya
en la infinitud remota del
espacio,.
donde nada acaba para
siempre.
Una lástima este tiempo de pandemia donde ni siquiera podemor visitar a los amigos hospitalizados.
ResponderEliminarUn abrazo, Paco.
Así es, Cayetano. La mascarilla es el símbolo del aislamiento que nos toca vivir y que ojalá todos respetemos para que pueda lograrse acabar con la pandemia.
EliminarUn abrazo.
Esa es la cuestión, no nos damos cuenta de lo que hay en los hospitales hasta que un ser querido o un amigo están en él, muchos se creen supermanes.
ResponderEliminarSaludos
En los hospitales, el Covid es un sumando importante, pero no el único.
EliminarUn abrazo.
Triste , emotivo y profundo.
ResponderEliminarBesos.
Gracias, Amapola Azzul.
EliminarBesos.
Que tristeza encontrarse enfermo y que no pueda visitarte nadie.
ResponderEliminarAunque no pueda leerte tu corazón lo siente y así lo expresa.
Un abrazo Francisco.
Muchas gracias, Rafaela, es un consuelo leer tu comentario.
EliminarUn abrazo.
Francisco, deseo que tu amigo se cure y podáis veros y celebrarlo. Le mando mi energía positiva para que la fuerza le acompañe. Tiene que ser horrible no poder ver a la familia y amigos, y que ellos te den animo.
ResponderEliminarAbrazos para ti, tu esposa y tu amigo
Debe ser una desolación y un abandono absoluto, Isa, pero así está pasando a muchísimas personas.
EliminarUn abrazo.
Tarde o temprano Manuel sabrá de tus pensamientos, Francisco...Que ese hilo de vida se vaya haciendo madeja y pueda volver a tricotar la vida de nuevo junto a todos los que quiere.
ResponderEliminarBello homenaje y recuerdo a tu amigo.
Mi abrazo para los dos y feliz mes de marzo.
Muchísimas gracias, María Jesús. Parece ser que solo queda esperar y guardar el hilo.
EliminarUn fuerte abrazo.
Que triste no poder visitar a las personas queridas que están enfermas....duele mucho.Saludos
ResponderEliminarEste es un dolor muy generalizado en este tiempo, Charo, pero que se advierte cuando nos toca de cerca.
EliminarUn abrazo.
Ser agradecido es ser bien nacido y eso lo has demostrado en ese hermoso poema de agradecimiento, de amistad y de generosidad.
ResponderEliminarTu amigo sabe muy bien las circunstancia que estamos pasando y que no puedas visitarlo...lástima que no le llegue ese poema que has escrito para él.
Besos
Los sentimientos no siempre pueden satisfacerse, Antonia, pero es bueno exteriorizarlos y sacudirse las penas.
EliminarBesos.
La soledad en los hospitales es como un encarcelamiento sin motivo de una injusticia soberbia.
ResponderEliminarAlgunos dirán: ¿y qué quieres que hagan? Como no tengo respuesta solo se me ocurre decir: Que le pille con un sueño dulce y profundo.
Y a ti amigo que no tepille solo, ni a los tuyos tampoco.
Un abrazo
Ayer era festivo en Andalucía y cuando salí a caminar un poco me alarmó la cantidad de gente en las terrazas de los bares sin mascarillas como si nada pasara: mientras unos se divierten hay otros que lo están pasando muy mal en los hospitales. Debiéramos darnos menos prisas por levantar las restricciones.
EliminarMuchísimas gracias, Anna.
Bellísimo. Qué nobleza en tus palabras; qué amistad tan pura.
ResponderEliminarHago mío tu sentimiento. Estoy segura que ahora, de alguna manera, lo está leyendo, sonriendo a tu lado.
Mi abrazo, mi apoyo :)
Muchas gracias, Maite, por tus estímulos.
EliminarUn fuerte abrazo.
Tú siempre tan humano ¿sabes que me encantó de ti cuando te conocí?, los poemas que le escribías a Mª Carmen Nazer, hasta el día que nos dejó.
ResponderEliminarSeguro recibirás el premio en vida.
No ser humano es como renunciar a lo que somos, Tracy. ¡Qué bello recuerdo el de María del Carmen! Es posible que no sean mis mejores poemas, si es que hay alguno bueno, pero fueron escritos como al borde de su cama hasta elevarse. En verdad me siento muy satisfecho de aquel acompañamiento diario: los primeros los leía ella con dificultad, los siguientes se los leía su nuera, salvo el último.
EliminarUn fuerte abrazo.
Que triste. Un gusto leerte amigo, saludos.
ResponderEliminarMuchas gracias, Sandra.
EliminarUn abrazo.