Un día radiante de primavera
anticipada,
día de cuaresma voceado por
la fragancia
del azahar callejero
en el entramado de la ciudad
de Sevilla.
Como ensueño verosímil,
por una esquina sin aparente
salida,
una cuadrilla de costaleros
ensaya una “revirá”
imposible,
salvo a los cálculos del
capataz,
quien manda silencio
y es concreto en sus
instrucciones.
Desde la ventana de un
segundo piso,
en el confinamiento
pandémico,
Ángel se restriega los ojos
y hace cábalas entre sus
pesadillas,
la música a gran volumen de
algún vecino
le ha llevado a ver
fantasías por su calle.
Ambos rozan los sesenta
y tienen dos hijos
treintañeros
también desempleados. No hay
pan.
Los cuatro piensan más en el
pan
que en la vacuna que venga a
remediar
este enorme desaguisado:
el hambre no admite
prórrogas.
Alguien llama a su puerta y
viene ofreciendo
un cambio de compañía
eléctrica;
el llamador en el que él
piensa
no es el de un paso de
Semana Santa,
mucho menos el de un
comercial embaucador…
Ángel sigue soñando en un
trabajo
para alguno de los cuatro
y se contiene como puede las
lágrimas.
Aunque no soy de Semana Santa, la voy a echar de menos este año.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ya hace unos años que sólo veo los desfiles procesionales por la tele, el resto de la Semana Santa sigue vigente.
EliminarUn abrazo.
Todos esperan o esperamos un milagro: recuperar la normalidad, llegar a fin de mes, salir a la calle atiborrada de gente...
ResponderEliminarUn abrazo, Paco.
Lo que no imaginamos todavía es cómo va a ser esa normalidad que esperamos. Desde luego no va a ser idéntica a la anterior.
EliminarUn abrazo, Cayetano.
Esto está siendo muy duro. Cada día más. Y el final del siniestro túnel apenas se vislumbra. Ojalá podamos sentir de nuevo el silencio profundo de los pasos en las calles...
ResponderEliminarUn abrazo y que pases un bonito día.
Estoy contigo, Jorge, ni se vislumbra ni sabemos cómo será.
EliminarUn abrazo.
La primavera es amor, cariño, alegría. Y qué hermosa es la primavera cuando está bien poetizada.
ResponderEliminar.
Abrazo poético.
.
Pensamientos poéticos y ensueños
.
Y como siempre, Rykardo, no a todos nos va de la misma manera.
EliminarAbraço.
Una situación durísima para aquellos sin trabajo y con graves dificultades económicas, nadie debería de pasar por esta angustiosa situación.Saludos
ResponderEliminarLa cantidad de recibos de luz, agua y gas impagados, y en suma vidas en precario que nos ha traído esta pandemia, Charo.
EliminarUn abrazo.
Esta pandemia, además de lo peligroso que es contraer la enfermedad, está teniendo penosas consecuencias económicas...la población se va empobreciendo dada vez más.
ResponderEliminarBesos
Esa es la triste realidad que he querido retratar, Antonia.
EliminarBesos.
La cruda realidad.
ResponderEliminarEs más penosa de lo que nos imaginamos. Y no para el goteo día a día.
EliminarUn abrazo.
Triste situación para toda esa gente sin trabajo y aun falta mucho para que todo vuelva a la normalidad. Saludos amigo Francisco
ResponderEliminarY no sabemos cómo ni cuándo volveremos, ni dónde.
EliminarUn abrazo.
La vida se ha vuelto áspera y llena de penurias para muchas familias. Esto tendrá que dar un cambio para que no siga sufriendo tantas familias.
ResponderEliminarAbrazos