Fotografía de Isidoro Jara |
En el fondo,
muy en el fondo,
llegar al otoño de la vida
es atravesar el largo
periplo
de la juventud y madurez,
para caminar
hacia la brillante luz reflexiva
de tu vida otoñal:
estudios, oficio, prácticas,
asentamiento profesional,
matrimonio, hijos,
de nuevo estudios
─ahora de los descendientes─
ascensos, negociado,
director del departamento
y homenaje de despedida,
todo ensartado
con más o menos habilidad
como las cuentas de un
collar
que más pareciera un yugo
al que, uncido,
no te ha permitido labrar
tu propia vida sino procurar
la independencia y el
sustento
de una prole para la que ya
estás caduco.
En el fondo,
analizado muy en el fondo,
llegar al otoño de la vida
es caminar hacia la luz
reflexiva de la vida,
antes de enfilar la
desembocadura.