Fotografía de José Quero Zumaquero |
Desde esta orilla,
─situados en Marbella─
un bello e incendiado
atardecer
pone decoración paradisiaca
al Estrecho.
Con la mirada turbia,
el Campo de Gibraltar y el
Peñón
se toman del brazo de la
Cordillera del Atlas
y parece fusionarse en un
mismo todo
y un idéntico afán,
en un mismo deseo
franqueable
hasta hacerse sueño
accesible.
Marbella en primer plano
iluminado, incandescente,
provoca ansias
primermundistas
que desde la otra orilla
es nitidez que se dibuja
sobre el cielo carmesí
en el contorno norte de la
pobreza;
en medio, una plúmbea negrura
convierte en pesadillas las
ensoñaciones
y en aventureros
a los más desesperados.
Alguien trafica con sus
miserias,
con la hambruna
desesperanzada
hasta hacerles empeñar sus
harapos
como óbolo del barquero
que les conduce al Edén o
tal vez al caos.
En este trajín fraudulento y
angustioso,
la mar se cobra su maquila
en vidas humanas
y entierra en los fondos
marinos
muchas de las elucubraciones
con las que habían soñado.
Dicen que la tierra es
generosa en frutos
y hasta capaz de alimentar
a la población mundial del
momento,
pero quienes construimos
silos
pensamos más en acaparar
que en compartir.
Desde el cielo infinito,
la tierra es un planeta
azul;
pero la patología del
egoísmo
nos ha endurecido el corazón
y plantamos mojones
altísimos y linderos
imposibles de traspasar.
Es muy crudo lo que dices pero solo es la verdad. Lo único que se puede hacer es rezar y ayudar. Tal vez las cosas mejoren y los corazones egoístas se vayan perdiendo.
ResponderEliminarApapachos.
El último caso del que tengo constancia es el siguiente: una viuda de 45 años, con un hijo de 11 que ha dejado en Marruecos con la abuela, ha sido estafada por una mafia con la que ha contraído una deuda de 3000 euros a cambio de su papeles, el pasaje y un contrato para trabajar en España. Fue abandonada en el puerto de Algeciras indocumentada, sin contrato de trabajo, con una maletita y sin saber qué hacer con su vida para ir enviando periódicamente el compromiso de pago adquirido por la familia... Las historias son tan rocambolescas como inimaginables.
EliminarApapachos.
Plantamos los peores mojones imaginables.
ResponderEliminarSaludos
Lo malo es que somos con Italia la frontera, no precisamente el Edén apetecible, pero el resto de países de Europa no contribuye a la solución. Y no es otra que ayudar a que esa masa de gente no sienta la necesidad imperiosa de salir de tu tierra para subsistir o morir.
EliminarAl otro lado de la Estigia muchas veces no se encuentran los Campos Elíseos, sino el Tártaro con sus cancerberos.
ResponderEliminarUn saludo.
El problema, Cayetano es que ellos ya están en el Tártaro e intentan escapar. Son vecinos de la muerte y tratan de escapar de sus barbas.
EliminarUn abrazo
Esta bella imagen es el contrapunto de la fealdad y la mezquindad del ser humano que permite que todo esto ocurra.
ResponderEliminarBesos.
Eso es precisamente lo que me llamó la atención de la fotografía. Conozco desde niño esos atardeceres donde el mar es como una ancha avenida que nos separa un paseo. Muchas veces en la infancia he pensado, ¿cómo nos verán ellos? Al parecer, a pesar de nuestras quejas actuales, nos ven como objeto de deseo. ¡Qué triste con la que está cayendo!
EliminarBesos.
Mirar al mar puede provocar mil sensaciones, cientos de zozobras que la vida ha puesto en nuestro camino y se arraciman en ese instante mágico de ver ondear las inmensidad acuática.
ResponderEliminarEs dolorosa la realidad, la disparatada realidad donde unos pocos hacen acopio a pesar de haber una legión sin acopio de fuerzas para seguir.
Somos de lo peorcito que existe.
Besos.
Lo disparatado es que una franja tan estrecha de agua separe a dos mundos tan dispares e irreconciliables.
EliminarBesos.
Desde el cielo infinito de tus versos, me haces volar hasta aquel maravilloso lugar que parece mágico.
ResponderEliminarUn beso.
Gracias, María, por la belleza con la que me comentas.
EliminarBesos.
La vista es perfecta, tanto contemplada desde la propia fotografía como desde tus versos, que hoy vuelan a vista de pájaro. Enhorabuena al fotógrafo y a ti Francisco. Un fuerte abrazo y buen fin de semana amigo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Pepe, por tu comentario y tu cercanía.
EliminarUn fuerte abrazo.
Cuánto amor falta; cuánta generosidad se necesita; humanidad, inteligencia, decencia y compasión. . .no hemos aprendido nada? Desde Buenos Aires, una orilla más lejana, te envío el habitual abrazo mientras espero tu libro. . .
ResponderEliminarY Dios, después de haber creado todo cuando podemos apreciar, creó al hombre, y el hombre se fue multiplicando y comenzó a poner fronteras, parcelando la tierra como propiedad, a ponerle título a lo común, a apropiarse de ello... y quedaron confinados los débiles y atracada las riquezas naturales, y el egoísmo como protagonista de todo.
EliminarUn beso, Adriana.