Fotografía de Isidoro Jara |
En el fondo,
muy en el fondo,
llegar al otoño de la vida
es atravesar el largo
periplo
de la juventud y madurez,
para caminar
hacia la brillante luz reflexiva
de tu vida otoñal:
estudios, oficio, prácticas,
asentamiento profesional,
matrimonio, hijos,
de nuevo estudios
─ahora de los descendientes─
ascensos, negociado,
director del departamento
y homenaje de despedida,
todo ensartado
con más o menos habilidad
como las cuentas de un
collar
que más pareciera un yugo
al que, uncido,
no te ha permitido labrar
tu propia vida sino procurar
la independencia y el
sustento
de una prole para la que ya
estás caduco.
En el fondo,
analizado muy en el fondo,
llegar al otoño de la vida
es caminar hacia la luz
reflexiva de la vida,
antes de enfilar la
desembocadura.
Uffffffffffff!!!!
ResponderEliminarpero, leche, que bien lo explicas.
Un beso.
Si te ha parecido bien, Tracy, es que está bien; por ello te quedo muy agradecido.
EliminarUn beso.
Digo lo mismo que Tracy: Realmente lo has dicho muy bien.
ResponderEliminarPues tie digo igual que a Tracy, Vicente, pero no te beso porque ambos tenemos barbar y nos podemos enredar.
EliminarUn fuerte abrazo.
Déjate de luces y de leches que cuando más tarden lleguen mejor, tu a lo tuyo que es escribir.
ResponderEliminarUn abrazo.
Te ha faltado llamarme "malafollá". Emilio, si la vida tiene cuatro estaciones, yo ya estoy en la tercera, en el tiempo no para el trabajo, sino para reflexionar o hacer lo que me de la gana. Me temo que tú también aunque no te guste.
EliminarUn abrazo.
Profundo, reflexivo y melancólico.
ResponderEliminarRealmente, si pensamos en voz alta, podemos llegar a semejantes conclusiones; pero no nos convienen, amigo. Mientras estemos en la vida, todo es posible, hasta el milagro. Por otra parte, todos hacemos y hemos hecho lo necesario para subsistir, aunque eso haya implicado la negación propia. Necesidad obliga siempre y el ser humano ha de plegarse si no quiere desaparecer.
La etapa final es lúcida, sí, y aunque nos vean mayores, no somos deshechos nunca.
Hoy te mando mi abrazo más fuerte y sentido.
Personalmente me siento más lúcido que nunca en mi vida, pero me falta la capacidad física que tuve. No me angustia para nada pensar en mi presente, sino todo lo contrario lo disfruto de la mejor manera posible.
EliminarBesos.
Lo has bordado. españolito. Hemos recorrido un largo camino. Yo ( hablo por mí ) voy caminando el último tramo y sí a estas alturas vamos HACIA LA LUZ. Y ojalá lleguemos a ella con el alma limpia y el corazón alegre.
ResponderEliminarUn apapacho fragante con muchas prímulas sonriéndote.
Te dejo un regalito :
"Yo amo todo lo que fue
Todo lo que ya no es
El dolor que ya no me duele
El ayer que el dolor dejó
El que dejó alegría
Sólo porque fue, y voló
Y hoy es ya otro día ".
Fernando Pessoa.
Seguro que sí, que vas a llegar a la LUZ plena de lucidez y sentido, cargada con tu bagaje íntimo, con aquello que no puedes legar a nadie, tu identidad. Y mostrarás tus manos rebosantes de amor y tendrás asiento de preferencia.
EliminarGracias por este hermoso regalo de Pessoa.
Apapachos.
Ufff, me alegra poder entrar en tu blog, como te comenté en el mío, al meterme en tu blog, salía una pantalla avisando de un virus malicioso.
ResponderEliminarSe marchó el virus como se marchan los años, casi como las hojas del otoño cuyo cometido de permanencia ha sido satisfecho por los imperativos de la vida y han de dejar paso a otras hojas nuevas.
Ellas, las hojas, como nosotros, han vivido, aprendido, disfrutado hasta su descenso.
Disfrutemos de la madurez todo lo que podamos.
Besos.
A mí también me pasó durante un buen rato. Tuve que apagar el PC y luego dejó de darme problemas. Gracias por esforzarte en entrar y por tu comentario.
EliminarUn beso.
Hola Francisco, lo más importantes es haber sido felices, y seguir siéndolos. Vaya de ahí las prisas por dejar una buena semilla en la tierra. Has cogido carrerilla en hacer poemas :-) Lo digo con cariño, nunca para ofender.
ResponderEliminarYo no tengo ninguna prisa por llegar a esa luz. Espero que aun me queden muchooooooooooooooos otoños, aunque esto no podemos predecirlo, así lo espero.
Buen poema
Saludos y un abrazo
La luz es estar viviendo esta lucidez y esta paz del presente, no la del más allá que pertenece a la cuarta etapa; ahora estoy en la tercera, donde todo el tiempo es mío, son menos las fuerzas, pocas las obligaciones y muchas las ganas de vivir mis días de aplomo. Como verás, el título del blog no es casual.
EliminarGracias por tu amistad y cariño. Un fuerte abrazo a Antonio.
Besos.
Que el otoño sea largo y el invierno poco riguroso, que no tenemos ninguna prisa.
ResponderEliminarUn saludo.
Del invierno ni hablo, pero lo único que pido es fortaleza para llevar con dignidad lo que me toque vivir.
EliminarUn abrazo.
Hola Francisco. Hola contertulios. Desde hace unos cuantos otoños llevo apuntado que estaré por aquí dando la lata lo menos treinta años más; apunte que en llegando estas fechas vuelvo a anotar con ilusión. Y me digo: de treinta en treinta, y tiro porque me toca.
ResponderEliminarUn saludos a todos desde Gran Canaria, Ángel
Haces bien, Ángel, date plazos largos y no admitas rebajas.
EliminarUn fuerte abrazo.
Perfecto.
EliminarEn el fondo,
analizado muy en el fondo,
llegar al otoño de la vida
es caminar hacia la luz
reflexiva de la vida,
antes de enfilar la desembocadura.
Un abrazo.
Gracias, Josefa, por tus cálidas palabras.
EliminarUn beso.