El mar es una ruta ancha, dilatada,
donde no existen caminos ni
sendas
y sí las estelas que luego
se emborronan;
lo mismo le sucede al
espacio celeste:
sólo la electrónica sabe de
parámetros
que conducen al lugar
deseado y preciso.
Cuenta Ulises que se inventó
el dulce cántico de las
sirenas,
como Homero le inventara a
él mismo;
para muchos, la Atlántida
es una Arcadia subacuática,
y también calenturienta
ficción
las "Veinte mil leguas
de viaje submarino",
del prodigioso Julio Verne.
El mar es trabajo y sudor,
es camino,
es conquista, es inquietante
espera
y es diversión lúdica en la
orilla,
como lo es para El guerrero de las aguas
cuando las agita como
grumete intrépido.
El mar es vida y como la vida. Y tú eres un enamorado del mar, y mira cuánto nos beneficiamos tus lectores. Muchas gracias, Paco poeta.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias, Sara, por tus constantes amables palabras.
EliminarBesos.
Una hermosura. Muero de amor por el guerrero de las aguas.
ResponderEliminarSiempre que escribes sobre el mar dejas tu corazón en cada verso. Te envidio.
Me hubiera gustado tener mar . Bueno... tengo río...
Apapachos.
No tienes nada que envidiar, María del Carmen, el Paraná es un mar algo limitado, pero dulce. Tú trabajas con perlas, jades y palabras preciosas.
EliminarApapachos.
La foto hoy es de mi sobrino pequeño, y nieto del autor del poema. :)
ResponderEliminarPa comérselo.
No me descubras, hijo, yo pretendía que "el guerrero de las aguas" pasara desapercibido como un grumete enrolado. Me enamoré de la foto como lo estoy de él.
EliminarBesos.
Estuvimos mucho tiempo viviendo en la bellísima Málaga, en el Paseo Marítimo, una verdadera gozada. Me encanta la mar y sigo y admiro tu blog por la belleza con que la describes.
ResponderEliminarGracias, poeta.
Un abrazo.
Mari Carmen.
También me gusta dirigirme a la mar en femenino, es más entrañable y cercana. Te quedo muy agradecido por tu comentario y visitar el blog asiduamente. Yo no suelo otorgarme el apelativo de poeta, pero suena muy bien en labios ajenos. Muchas gracias.
EliminarUn beso.
Cuantas historias nos trae la mar, las últimas me las han ofrecido mis nietos y sus castillos junto al rompeolas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Es cierto, una cantidad impresionante de historias preciosas y otras lamentables, como esos naufragios de personas hacinadas que buscando el paraíso encuentran la muerte.
EliminarUn abrazo
Ya lo decía don Antonio: caminante no hay camino, sino estelas en el mar.
ResponderEliminarEl camino te lo haces tú. Cada uno el suyo.
Un saludo.
Y cada uno es responsable del camino propio, paro lo cual hace falta dar igualdad de oportunidades que, si nunca fueron plenas, ahora son una entelequia.
EliminarUn abrazo.
No imagino mejor fotografía del guerrero de las aguas que la que has puesto. Además de compartir con nosotros tus versos llenos de sentimiento nos das la oportunidad de conocer al grumete intrépido que tantas sonrisas te hace esbozar.
ResponderEliminarEs un placer leerte Francisco, voy a aprovechar y mirar atrás para ponerme un poco al día mientras me tomo otro café ;)
Un abrazo enorme!
La fotografía es la que arrancaron mis palabras. No pretendía divulgar la identidad del intrépido guerrero de las aguas, pero mi hijo Carlos, su tío, ha tenido un arrebato provocado por la distancia y lo ha identificado. Gracias por tu opinión.
EliminarBesos.
Hola Francisco, precioso ese guerrero luchando con el agua. Tienes toda la razón, la mar es sudor y trabajo cuando uno se adentra en ella para pescar. Lúdico cuando desde la orilla se disfruta observando como tú lo heces con ese pequeño gran guerrero.
ResponderEliminarBellas letras, precioso tu nieto guerreando con las olas.
Saludos y un abrazo
Gracias, Isa. Lo has resumido muy bien. Como casi todo en la vida, la mar ofrece dos caras: la amable y la amarga. En este caso, es la fotografía lo importante.
EliminarBesos.
Ay, el amor de los abuelos, tan grande como el anchuroso mar...
ResponderEliminarDice un adagio (lo reproduzco de memoria) que hay tres cosas que no se pueden disimular: el amor, el fuego y la joroba de un camello.
EliminarUn fuerte abrazo.
El mar es constante inspiración y movimiento, por eso el "guerrero de las aguas" se siente en su salsa...Has eternizado un momento, que bien lo hubiera querido Homero para su Ulises...Tu nieto juega con el mar de todos los creadores y conquistadores, que miran con cierta envidia a ese niño, que renueva todas las leyendas y sueños...Mi felicitación y mi abrazo grande por tu constancia y buen hacer, Francisco.
ResponderEliminarM.Jesús
Gracias, María Jesús, por estas recreaciones que son tus comentarios. Todo mi cariño y mi gratitud por el prólogo que vas a escribir para este libro: "Memoria del mar".
EliminarBesos.
El mar lo es todo, ya lo dices en tu poesía, el guerrero son su olas cuando están bravías, luchan entre ellas pero ninguna gana, porque son iguales y son hermanas.
ResponderEliminarEste verano no nos hemos visto, espero que estéis bien tú y tu mujer.
Besos para los dos.
Vienen tiempos que hay que soportar como temporales que resistir, pero ya cambiará la cosa y tendremos ocasión de disfrutar de estar en compañía.
EliminarBesos.
Y de la misma forma que a Homero el mar le ha inspirado para hacer sus poemas épicos, esas aguas siempre traerán motivos para inspirar bellos versos.
ResponderEliminarEse niño que se divierte jugando con las olas, es el reflejo de que hay vida en el mar, a su alrededor y en el corazón del poeta que escribe.
Saludos y buena samena.
kasioles
Gracias, Kasioles, por tu precioso comentario.
EliminarUn beso.
Me gustó ese guerreto , enhorabuena.
ResponderEliminarUn beso.
Es guerrero, siento la errata.
ResponderEliminarBello poema Francisco.
Muchas gracias, Azzul. Tienes el color del mar y un derroche de cordialidad conmigo.
EliminarUn beso.
Poesía enlazada hábilmente junto a impresiones y reflexiones surgidas de la lectura de grandes obras como La Odiesea y La Ilíada, o "20.000 leguas de viaje submarino". A ello le podríamos haber sumado las hazañas de Cousteau que, aunque no tan literarias, sí la podemos bautizar como científcas.
ResponderEliminarUn saludo
Tienes razín, Carmen, y si no está el científico francés es porque he pretendido que todo perteneciera al mundo de la ficción y no al de la ciencia. Muchas gracias.
EliminarUn beso.
Con qué punto de ternura encantador finalizas esta amenísima reflexión poética en torno al mar. No dejas de sacar matices y más matices a este maravilloso ser y presencia, que para los que vivimos a su lado, es paz, abrigo y como tú tan bien expresas:" una ruta ancha, dilatada, donde no existen caminos". Ni existen preguntas ni respuestas, ni fin ni principio, y sí una constante presencia fiel... Pura poesía.
ResponderEliminarSiempre me pregunto por qué la mayor parte del planeta está cubierto de agua, y por qué la mayor parte de nuestro cuerpo es de agua (y levemente salada). Quizá el agua tenga alguna función vital a nivel espiritual.
Un gran placer pasar por tu espacio de mente y sentimiento.
Un fuerte abrazo
Muchas gracias, Volarela por tu atinado y sesudo comentario que tanto te agradezco. Parece, efectivamente, que tenemos la misma proporción de agua el planeta y nosotros, como si fuésemos incógnitas de una misma ecuación. Gracias de nuevo.
Eliminar(Imagino que ya has tomado contacto con Mª Carmen Nazer)
Un beso.
Hoy tus palabras, aun siendo poéticas, han quedado empañadas por la imagen que adjuntas, la primera impresión es que era mi nieto y me imagino que es el tuyo.
ResponderEliminarLo siento.
Montonazo de besos.
Es mi nieto, Tracy, pero no pretendía hablar de él. Ha sido mi hijo, un tío del niño, quien lo ha desvelado en la Red; pero la imagen es perfecta para usarla sin hablar de lo propio, sino de este intrépido que en el mar no es lo más frecuente.
EliminarBesos.