Pensando en ti
se pararon las aguas del mar,
dejaron de fluir los ríos
y hasta se echó el viento;
la luz del sol era aún tinieblas
y todos los sonidos enmudecieron
haciendo coro misterioso conmigo.
Sobresaltado, te modelaba
al tiempo que te pensaba y te revestía
de muy diversos atributos.
Nunca me atreví a señalarte defectos,
pero en verdad ni los tienes,
sino cualidades que están en desarrollo.
Tú duermes. Yo trabajo tus complementos,
las luces que encienden tu camino
y que yo hago mío,
el varadero donde encontrar el placer
donde solazarnos de por vida…
Pensándote, te añado sumandos,
alegorías que te conforman,
y de lo elemental logro lo inverosímil:
en mi mente como meta,
el ideal que me llevó a tu búsqueda,
ese en el que me he nacionalizado
y hecho residente de pleno derecho.