30 abril 2016

QUIERO ESCRIBIR TU NOMBRE



Quiero escribir tu nombre
con la tinta salmón
de este mustio atardecer
al que me siento avocado.
Tu nombre. Tres sílabas
para silbar esta canción
y hacerla banda sonora
de tu décimo cumpleaños.

Quiero que sepas que eres
mi patria para siempre,
el muro por el que escalar
a las ramas que han de verdear
después de mi partida,
ático al que no podré ascender.
Y como yedra, escalo, trepo,
me anudo y visualizo la parra
de tu fertilidad futura.

Quiero escribir tu nombre
con la tinta azulina de este
amanecer destemplado,
─al que me aferro─
bosquejando sonrisas
mientras haces con tus brazos
una bufanda en mi cuello.

Quiero escribir tu nombre…
A   L   B   E   R   T   O;
no, mejor cincelarlo en piedra
para hacerlo indeleble.

29 abril 2016

LA VENTANA



La ventana no tuvo anoche sueño
y se quedó entreabierta,
como quien opta con dudas
y no sabe si va o regresa;
por ella se filtraba la brisa
y se hacía presente el rumor
del mar en la música salobre.

La mar. La mar tras el postigo
cada día; la mar sugiriendo
el mundo
y sus encuentros imposibles:
Cariátides en Cuzco
y aztecas en el Peloponeso.

La ventana se quedó entreabierta
y por ella entraban y salían
sueños anillados de viejas lecturas.

28 abril 2016

AXIOMAS




Ocaso:
sol desmayado,
resurrección al alba.


Rocío:
nácar
de agua.


Claustro:
pisadas reflexivas
sobre el silencio.


Eco:
repetición distorsionada
que se agota.


Nubes:
celosías vaporosas,
amenazas veladas.


Mini poema:
ión lírico
irreductible.

27 abril 2016

TITUBEO

Fotografía de Carlos Espada


Titubeo. Titubeo de primavera
cuando juega al escondite,
─traviesa ella─
con la gracia juvenil
de una quinceañera
entreverada de niña a mujer.

La torre Pelli, el techo de Sevilla,
ha perdido el pie y levita solemnidad
hacia los cielos
como quien mira por encima
del hombro, henchida
de orgullo de sí misma.

No hay dudas:
            mañanita de niebla,
            tarde de paseo;
la caló, la sevillanísima estación,
se ha plantado fatigada
de volantes y lunares
con intención de afincarse.

26 abril 2016

ALJÓFARES



Perlas de cristal,
emoción contenida:
rosa amarilla.

Noche cerrada,
luna en cuarto creciente:
bisturí de luz.

En la nostalgia,
ánima inanimada,
¿quién te ha esquilmado?

En el rescoldo,
¡oh ascuas!, late la sed
insatisfecha.

Es primavera;
arcoíris vegetal,
fruto futuro.

25 abril 2016

EN SILENCIO




Al verle, dio un rodeo. De igual modo
un levita que pasaba por aquel sitio.
(Lc 10, 31-32)

Por las veredas y campo a través
los jirones sin rumbo de un pueblo,
el sufrimiento universal y silente,
los sollozos y las convulsiones
de quienes transitan con harapos,
sin salvoconducto ni esperanza
como mercadería sin albarán,
como hambre sin expectativa
de mendrugo, como cielo sin suelo
sobre el que reposar la cabeza.

Entre el amanecer y la madrugada,
el encono y olvido de los gerifaltes
en el punto de mira de este disparadero
y el complaciente silencio
de quienes lloramos a solas y sin pataleos.

En el campo del olvido, tras la dura jornada,
la desolación, la tiranía del abandono,
el frío, el barro, la degradación humillante,
los ultrajes, las vejaciones, la agonía
de un exterminio sin responsables,
un holocausto que lleva la huella
de quienes tomaron la iniciativa opresora
y la complicidad de quienes acatamos
sumisos en sepulcral e indecente silencio.

24 abril 2016

UN MURMULLO

Fotografía de Domingo Pozo Morón


Apenas un murmullo…
Estoy sentado a la ribera del río
y por Sevilla, el Guadalquivir,
es apenas un murmullo,
un cuchicheo líquido
y anchuroso de plata bruñida
que se desplaza de forma esquiva
derramándose hacia las marismas.

En esa agua, toda la jovialidad
y el brío de su primer tercio,
todo el fragor de sus agitaciones
y los sustratos de las tierras bañadas,
de sus paisanos y sus angustias.

La luz del día escapa hacia Ónuba
y el murmullo sigue perceptible
al caer la noche, aunque la plata es ahora
una mancha oscura y sin brillo;
así también las voces de la ciudad
adormecidas, hipnóticas y latentes;
las dudas, los celos y los recelos,
activos en su manso discurrir
y maliciando entresijos inquietantes
de sospechas infundadas:
un murmullo vano de canto rodado
que se propaga demoledor y destructivo.

23 abril 2016

PRÓLOGO DE LA PRIMERA PARTE DEL “QUIJOTE”



Desocupado lector: sin juramento me podrás creer que quisiera que este libro, como hijo del entendimiento, fuera el más hermoso, el más gallardo y más discreto que pudiera imaginarse. Pero no he podido yo contravenir al orden de naturaleza, que en ella cada cosa engendra su semejante…   Se engendró en la cárcel…  Pero yo, que, aunque parezco padre, soy padrastro de don Quijote, no quiero irme con la corriente del uso…  Tu libre albedrío como el más pintado, y estás en tu casa, donde eres señor de ella, como el rey de sus alcabalas, y sabes lo que comúnmente se dice, que «debajo de mi manto, al rey mato, », todo lo cual te exenta y hace libre de todo respecto y obligación, y, así, puedes decir de la historia todo aquello que te pareciere, sin temor que te calumnien por el mal ni te premien por el bien que dijeres de ella.

Solo quisiera dártela monda y desnuda, sin el ornato de prólogo, ni de la innumerabilidad y catálogo de los acostumbrados sonetos, epigramas y elogios que al principio de los libros suelen ponerse. Porque te sé decir que, aunque me costó algún trabajo componerla, ninguno tuve por mayor que hacer esta prefación que vas leyendo.

Qué dirá el antiguo legislador que llaman vulgo cuando vea que, al cabo de tantos años como ha que duermo en el silencio del olvido, salgo ahora, con todos mis años a cuestas, con una leyenda seca como un esparto…  como veo que están otros libros…   aunque sean fabulosos y profanos, tan llenos de sentencias de Aristóteles, de Platón y de toda la caterva de filósofos…   De todo esto ha de carecer mi libro, porque ni tengo qué acotar en el margen, ni qué anotar en el fin, ni menos sé qué autores sigo en él, para ponerlos al principio, como hacen todos…  En fin, señor y amigo mío —proseguí—, yo determino que el señor don Quijote se quede sepultado en sus archivos en la Mancha.

Y más, que no habrá quien se ponga a averiguar si los seguistes o no los seguistes, no yéndole nada en ello. Cuanto más que, si bien caigo en la cuenta, este vuestro libro no tiene necesidad de ninguna cosa de aquellas que vos decís que le falta, porque todo él es una invectiva contra los libros de caballerías, de quien nunca se acordó Aristóteles, ni dijo nada San Basilio, ni alcanzó Cicerón, ni caen debajo de la cuenta de sus fabulosos disparates las puntualidades de la verdad, ni las observaciones de la astrología, ni le son de importancia las medidas geométricas, ni la confutación de los argumentos de quien se sirve la retórica, ni tiene para qué predicar a ninguno, mezclando lo humano con lo divino, que es un género de mezcla de quien no se ha de vestir ningún cristiano entendimiento…   Y con esto Dios te dé salud y a mí no olvide. Vale.

22 abril 2016

CAMINOS Y CARRETERAS



Cuando el automóvil
era escaso
y su frecuencia distaba mucho
de aglomeraciones,
anunciándose con ruido metálico
y hasta con voz cantarina
del claxon,
las carreteras eran escuálidas
y en los caminos
eran pocas las piedras,
algunos los trancos
y nula la hierba.

Ahora las carreteras
son autovías saturadas,
los caminos
se han vestido de sorda soledad,
hay más piedras
porque nadie las aparta
y la hierba sale al paso
revistiendo el desnudo
y ocultando el falso talud de trancos,
mientras las zarzas delimitan
lo infranqueable:
caminos y carreteras
viajan en sentido inverso.

21 abril 2016

AMOR



No. No se ha apagado la llama,
es que Eros ha cambiado
de conducta.

Como en los inicios,
alimento mi amor
de miradas despeinadas
que fueron deseo
y ahora son complacencia,
contemplación satisfecha,
cercanía, contacto sin prisas.

Entre tus bucles,
las aventuras vividas
y las soñadas,
el anidar de mis dedos
palpando el oleaje de tu cabellera
como acariciando tus pensamientos.

Sólo aspiro a estar,
a estarte muy cercano,
a existir en ti
como tú habitas en mí.

20 abril 2016

HOJILLAS SUELTAS



A Amelia Díaz Benlliure, quien se conmueve
antes versos vendidos en papelitos.

Plaza del Progreso, Madrid,
─algunos dirán Tirso de Molina─
los días de primavera azotando
inviernos no tan gélidos
y la ebullición popular en alza,
─cada quien con sus siglas─
dando banderazos en los setenta
y desafines y exabruptos mitineros
por la larga afonía contenida
y las promesas talladas de utopías.

Ignorado, anónimo, arrinconado;
un rapsoda cantando al amor
y a las miserias de la vida
con su cara tumefacta de tristeza;
en la mochila un cargamento
de octavillas rosas, azules y amarillas,
un arcoíris de letras y ripios
que se dispensan a peseta
y abrigan el hambre sin saciarla.

El hambre es tan antigua como
el ciego de la pancarta y el puntero,
como el aedo que endulza el aire
con sus entonaciones satíricas
en busca del sustento de la vida:
el bardo se hace carne en la palabra,
aunque no alcance el formato libro
y sus versos sean vida efímera
como las hojillas sueltas de a peseta
que aventarán desparramadas los aires.

19 abril 2016

HOY ES MARTES



Hoy es martes,
llueve
con bostezo primaveral,
sin mucha convicción
aunque igualmente molesto.

Ayer tuvimos un día soleado
con algunas colgaduras grises
de oscuros presagios:
la primavera es cambio,
pero sigo empestillado
en no cambiar
y todo me resulta extraño.

No sé cuánta lluvia
acaba por inercia en el río
y qué parte se hace fecunda
en el seno de la tierra;
los parterres sonríen
y las azoteas están desnudas;
desde mi ventana
sólo aprecio el encierro
y la vida exterior agitada
y pasada por agua;
el jardín abraza a la lluvia
que menosprecio
y es posible que la belleza
no sea esto.

Hoy es martes,
un día más de una semana más.

18 abril 2016

COBRE VIDA



Ahora eres memoria,
memoria como la ropa
colgada en el ropero
lleva tu aroma;
memoria, vivencias pasadas
que edificaron nuestro ayer,
ese en el que vivo instalado
sin dar por válido
tu portazo.

Si no vas a regresar,
si no piensas volver…

No, no me des explicaciones,
vuelve;
sólo busco unas señas,
algunas muestras,
un espacio donde la ropa colgada
cobre vida.

17 abril 2016

MIRANDO AL INFINITO



Antes fumaba;
fumaba y me extasiaba
mirando lo inmediato
por entre las vaharadas
espesas;
me parecía vislumbrar
hasta verlas desaparecer:
todo era adyacente.

Ahora no fumo;
no fumo y me complazco
mirando al infinito
por entre las capas
de azules y los cristalinos
hasta descubrir en el arcoíris
sus colores decantados:
todo es infinitud
cuando el aire es respirable.

16 abril 2016

MI MAMÁ



Mi mamá,
─con mucha dulzura─
me nombraba siempre
en diminutivo,
pero me hacía creer
que para ella
era yo lo más grande.

Ella tenía el poder
de nombrar
y su palabra era lavadura
que emulsionaba hasta leudar
explorando lo inaudito:
pan que sacia,
todavía hoy al recordarla.

Mi mamá,
─con toda dulzura─
sembró su trigo en mi barbecho
y yo me sigo alimentando
de su candeal diminutivo,
en toda su grandeza.

14 abril 2016

SUSURROS



Es la madrugada;
una tos impertinente y primaveral
me ha sacado de los brazos
del embeleso
y me ha entregado
a la intemperie de la vigilia,
allá donde los mirtos
son jaramagos desaliñados,
el azahar huele a cloaca
y la destemplanza es hielo
humeante en las venas.
Duermes. Duermes profundamente,
al tiempo que susurras…
¿Mi nombre?
Parece que paladeas mi nombre
entre jadeos. Sí, es mi nombre.
Murmuras mi nombre,
─acaramelando mi vigilia─
hago hilo con tu música
y no puedo volver
a hilvanar el sueño.
En la partitura de tus labios:
vivo en ti, vivo por ti, vivo para ti…

13 abril 2016

MIS BRAZOS



Mis brazos
podrían ser dos aspas de molino
al viento,
dos astas que buscan
la vislumbre de un encuentro,
dos lanzas, una avanzadilla
sigilosa y hambrienta,
la arcada de un puente
de medio punto y abocinado
que se acomoda
para ser camino en las alturas
y cauce vadeable en la corriente,
un elemento armonioso
que enmarca y encuadra
el discurrir del agua.
Pero mis brazos, amada mía,
son la hebilla donde
confundirnos
con vocación de unicidad indeleble.

09 abril 2016

EPÍTOME VITAL

Caricatura realizada por Juan Palacios


Eran los años oscuros,
aquellos en los que el sol se desperezaba
sin mucha voluntad de alumbrar;
eran días como cánticos con sordina
que sólo alteraba la chiquillería
en sus momentos de recreo
mientras jugaba con pelota de trapo,
al escondite o a bailar el trompo.
El mar era un referente en lontananza
que ayudaba a imaginar lo inconmensurable,
salvo en los escasos días de niebla;
las paredes, enredaderas de cal y caliches,
escalando del suelo al caballete
y las canales con su generosa abundancia
los días de lluvia.
Era un tiempo musical
con resonancias piadosas o militares
a los que éramos ejercitados en la escuela;
era un presente en transformación,
cuya partitura no estaba escrita
y ni siquiera abocetada.
Todo estaba en su lugar: el agua en la fuente,
las piedras en la calle y el cemento en la plaza;
el tiovivo por feria, las castañas por Tosantos,
los hornazos en Pascua y los rosquetes en Navidad.
Y resultó que la vida era más larga
que el pantalón corto y las sandalia.
Todavía niño, el primer trabajo
y el resto de ellos se le fueron encadenando
como la retahíla de las semanas a los meses
y los meses a los años.
Llegó la expatriación, la persecución del trabajo
y las ansias de progreso
delineando una etapa nueva.
En este tiempo de hoy, en este otoño,
el día en el que cumplo los setenta años,
miro hacia la primavera con nostalgia.

Eran los años oscuros…

05 abril 2016

ERAS UNA MELENA AL VIENTO



Aspirad a los bienes de arriba
(Col 3, 2)


Eras una melena al viento,
un trigal verde entre las amapolas
de tus mejillas como arreboles
y tus labios de hambre;
cuando se acerca el tiempo penúltimo,
cada mecida de la brisa
es un coro de ayes que en vez de ondular
se resquebraja inflexible
con chasquidos lastimeros
como sueños remotos
que rememoran tu sabrosa dulzura.

Eras…

Éramos caña infecunda,
juncos flexibles mecidos por la travesura
de los pocos años
en la ribera de aquellos encuentros
abarrotados de promesas.

Hemos cumplido con fidelidad,
hemos hecho vida los sueños
y hemos granado nuestra cosecha;
ahora, aspiremos a los bienes de arriba,
allá donde se consolida la eternidad
para seguir enraizados, enmarañados,
enredados, fundidos en unicidad perenne.