28 febrero 2013

MADERA POLICROMADA


Para hoy, Día de Andalucía, había pensado en escribir algo relativo a ese sentimiento tan subcutáneo que es el amor a la patria chica; pero luego me he figurado coincidente con muchos otros en la efemérides y no es cosa de repetirse. Y como nuestro himno dices “Viva Andalucía libre”, como aspiración, cuando fue escrito por Blas Infante a comienzos del siglo XX y sigue siendo aspiración hoy, me tomo la libertad de hablar de otro tema que espero no sirva para alimentar la razón de los no creyentes, sino para hacer reflexionar a los que nos consideramos cristianos.

En Sevilla, donde la Semana Santa ha llegado a ser mucho más que un hecho religioso para convertirse indebidamente en una manifestación social y cultural, es costumbre en muchos bares de la ciudad un cartel que anuncia los días que faltan para el Domingo de Ramos. Los hay tan ardorosos que ya colocan el cartel el lunes siguiente al Domingo de Resurrección, mientras que otros más cautos esperan a la llegada de la cuaresma o su cercanía. Con las nuevas tecnologías, esta costumbre se ha contagiado a las redes sociales y tengo un amigo que publica una foto diaria de una de las imágenes que procesionan en la Semana Grande de Sevilla con un breve texto anunciando los días que faltan para el  Domingo de Ramos. Pues bien, ha cometido la imprudencia de usar una fotografía hecha por otra persona y entre ambos han hecho una pequeña disputa, sin mayores consecuencias, que me lleva a la siguiente reflexión.

Jesús de las Penas

Creo que es importante respetar la propiedad intelectual, pero las cosas sólo tienen la importancia que se les quiera dar. Cierto que ha usado la foto ajena, pero lo ha hecho para anunciar la proximidad del evento religioso en el que el otro también cree y no con el fin de adjudicarse titularidad que no le pertenece. Si nos ponemos tan exquisitos, no sería suficiente que quien dispara la foto se conforme con decir el nombre de la imagen, sino que también debería mencionar al autor de la talla, al de la policromía  —no siempre el mismo—, al que ha hecho el paso, la candelería, los bordados, los exornos florales, al vestidor...   Todo esto me lleva a pensar que nos hemos olvidado de la sustancia para quedarnos con lo epidérmico.

La Semana Santa es una forma de evangelizar nacida en la Edad Media  —cuando la mayoría de las personas no sabían leer y escribir—, donde lo importante no es la imagen del Señor del Gran Poder, del Cristo de la Expiración o de Jesús de las Penas; ni siquiera importan, salvo para el aspecto artístico sus autores, sino el símbolo de aquel a quien representan; el resto es madera policromada. Pero lo queramos o no, hay un gran número de creyentes obtusos que se quedan extasiados ante una imagen y su manera de andar en la calle y hasta en los cirios y la banda de música que le acompaña, sin interiorizar la invitación a la fe a la que nos convoca. Hoy todos sabemos leer y podemos acercarnos a la primera carta de Pablo a los corintios, para ver que algo remotamente similar sucedía entre los primeros cristianos: “Yo soy de Pedro; yo soy de Pablo.”  Yo soy de Cristo, mi único líder, el resto son personas  o imágenes que representan y me acercan al que es el Camino, la Verdad y la Vida.

27 febrero 2013

UNA JAULA DE GRILLOS


La Unión Europea puso al frente del Estado italiano a Mario Monti, un tecnócrata  que pretendía perpetuarse como salva patria sin mancharse los pies del barro de la política y hasta es posible que estuviera Bruselas maquinando algo similar para España, una vez que se viera el resultado al itálico modo, pero ha terminado siendo el menos votado de las cuatro candidaturas. Nuestro país vecino viene viviendo un desgobierno  de infinito número de gobiernos que se suceden sin poder agotar las legislaturas. Al candidato de Bruselas se lo ha cargado el pueblo de un plumazo, mientras el parlamento y senado queda como una jaula de grillos donde no sabemos si el cante lo dará Berlusconi negociando con el vencedor a los puntos Pierluigi Bersani, del centroizquierda, o si lo hará con el excéntrico dirigente del Movimiento 5 Estrellas, Beppe Grillo, que aglutina a los escépticos de la política y cabreados en general.

Beppe Grillo

Visto desde fuera y con mis gafas de ignorancia política, no lo va a tener nada fácil Bersani para transigir con las exigencias de Silvio Berlusconi, ni siquiera con las excentricidades que pueda imponerle el cómico Grillo; no sin razón la prensa general habla de ingobernabilidad y yo de jaula de grillos por lo del actor converso a la política y la no hegemonía clara de ningún partido. Como consecuencia de todo esto, Berlusconi viene a ser como un sambenito que tienen que seguir padeciendo los italianos, después de que algunos ingenuos pensaron que le habían despeñado por el desfiladero de los muertos políticos.

El cómico Beppe Grillo se presenta como el adalid de la honestidad, la cual quiere poner de moda, tema que sobre Berlusconi hay que pasar de puntillas y que tanta necesidad de ella tenemos en España. Pero los cómicos seguramente tienen mejores intenciones que capacidades para desarrollar aquello en lo que creen. Para nosotros, el fenómeno Grillo puede ser una esperanza en cuanto al contagio que pueda causar entre nosotros y haga salir de entre bambalinas a alguien que sea capaz de sacarnos del descrédito al que nos han abocado los dos partidos con opciones de gobierno, PP y PSOE. De momento tiene el PP mayoría absoluta y puede acabar la legislatura, si es que el tapado no destapa lo que de momento parece que oculta. Lo cierto es que don Dinero ya ha repercutido sobre el valor de la deuda española, como consecuencia de lo sucedido en Italia y eso es como para echarse a temblar pensando en quién es el que verdaderamente da y quita gobierno, sin que por ello no deje de ser esperanzador un profesional de la escena cómica y político de circunstancias que ha prometido devolver “los 100 millones de euros que nos tendrían que dar de reembolso electoral si entramos en el Parlamento”.

26 febrero 2013

EL CORONIL

"Invasión Cultural 2.0"
MANU BLANCO


El Coronil es un municipio de la provincia de Sevilla que dista de ésta 53 km. Se llega por la carretera A-376, que es lo mismo que decir en dirección Sevilla-Ronda. Como quiera que a pesar del terreno llano de la comarca el casco urbano se eleva a unos 150 m. del nivel del mar, su localización es un otero desde el que se divisa todo un paisaje agrario, árido y de campiña que le da un aspecto de monotonía visual, salvo por las ondulaciones del terreno. Su aspecto cambia cuando verdea el cereal o cuando antes del verano los plantíos de girasol amarillean los campos o semejan nevados de algodón. Eminentemente agrícola, llegó a tener una población de 10.000 habitantes hacia 1950, pero la mecanización de la agricultura ha fijado la población en unos 5.000 en los momentos  actuales.  Dentro de la transformación de la que hablo, cuenta con una planta de energía fotovoltaica de las mayores de Andalucía.

Pero ni es mi estilo ni es de datos geográficos de los que quiero hablarle a mis lectores, sino una forma de justificar el dibujo, siempre mágico, de Manu Blanco, un joven artista que no conforme con trabajar incansablemente, blog en mano, transforma cuanto ve bajo su mirada virtuosa y su habilidad de creador. Sobre el caserío y sobre la torre de la iglesia de la Consolación, el vuelo de unos libros que quieren abrir cauces de comunicación y cultura a un pueblo azotado por los latifundios, las masas de personas sin posibilidades de futuro y el azote generalizado que padece el sector agrícola, cuyas ayudas recibidas desde los fondos europeos no han servido para asentar a la población a su lugar de origen, sino para todo lo contrario.

25 febrero 2013

DESHABITADA


Un paseo por el campo, una vereda que a veces va por la umbría y otras por la ladera soleada de una loma. Campos cultivados, campos en barbecho, frutales sin poda, cañadas profundas con una pequeña corriente de agua cantarina al fondo y de repente, una construcción a la que el tiempo dio su finiquito: no hay techumbre; ni siquiera quedan vigas sobre las que se sustentara, sino desnudos muros de piedra y barro, alguno de ellos bastante derruido. Una puerta de dimensiones reducidas habla de la humildad del habitáculo y los restos de cal en las jambas y paredes laterales de la entrada son la confirmación de haber sido habitada por personas en otro tiempo. Un ventanuco, una inexistente chimenea que en otro tiempo enhiesta lanzaría la fumata de la leña quemada y la certera trébedes con sus ollas, sus pucheros, sus tenazas y su abanador de pleita.


Sin necesidad de entrar, porque la curiosidad también se satisface en la memoria y en la imaginación, y con la precaución de no adentrarme en un ámbito ruinoso y decadente del que posiblemente salir descalabrado, uno toma sus cautelas y cree leer en cada uno de los vestigios la vida de quienes allí moraron. Esta edificación corresponde a un tiempo donde el campo estaba a una distancia que hoy parece ridícula con los medios de locomoción al alcance, pero que entonces era distancia de aislamiento, donde todo objetivo como programa de vida era la subsistencia. Los elementos, además de azadas, hoces, hachas y arados, era la sangre caliente de animales y hombres; la jornada de sol a sol y el habitáculo el refugio de las personas y el lugar de los aperos de labranza.

Cuando contemplo una imagen como esta en un repecho soleado, de dimensiones diminutas, acosada por la propia naturaleza que toma posesión de todo abandono en medio de la nada, siempre pienso en las personas que la habitaron, en las veces que fallaron en sus pronósticos con las aguas y los vientos, con las cosechas y la soledad ante los intermediarios en tiempos de recolección que siempre se acaban imponiendo; en las estrecheces no sólo físicas, sino también en la dieta rutinaria de lo que el campo propio da en cada tiempo, de la alacena donde se provee el largo y duro invierno de campos desnudos, de fríos intensos. Una vida cuya banda sonora es el silbo del viento, la abubilla y la alondra o el búho nocturno que cantan la partitura del tiempo eterno. Deshabitada hoy, derruida, inhóspita, casi en el suelo, pero donde hubo vida que se fagocitó el tiempo.

24 febrero 2013

DE VUELTA A LOS ORÍGENES


No son pocas las convulsiones por las que atraviesa la vida en estos últimos tiempos. Anteayer veía en televisión un reportaje de lo que significó el envenenamiento del aceite de colza, con bastantes muertes y muchas otras lesiones de por vida, cuyas indemnizaciones no llegaron o lo hicieron, como suele ser costumbre, fuera de plazo. Estos días también hablan los medios de otro tipo de fraude con hamburguesas con cierto porcentaje de carne de caballo, carne que siendo acta para el consumo, no lo es para la sensibilidad de muchas personas. No hace tanto, el ministro del ramo se comió un yogur caducado para quitar importancia a la fecha óptima de consumo que suelen traer impresas en la tapa, como hace muchísimo más tiempo otro ministro se bañó en las aguas mediterráneas de Palomares, donde había caído una bomba nada saludable desde un avión militar de los EE.UU.


Mi amigo Jose Eliecer Garcia, un adventista dominicano cuya vida se desenvuelve en el medio natural y que se dedica a crear belleza estética como diseñador de jardines y espacios naturales intervenidos, proponía ayer en su muro de Facebook “Una vuelta al régimen original”, con un enlace a una página de recetas vegetarianas. No me sumo a su propuesta íntegra, pues aunque me declaro gustoso consumidor de frutas y vegetales, no prescindiría por nada del mundo moderadamente de la carne y sobre todo del pescado. Pero lo cierto es que en temas alimenticios necesitamos volver a los orígenes que, en el caso español, es regresar fundamentalmente a lo que hoy se conoce como dieta mediterránea. Y dicho sea de paso, pero con rotundidad absoluta, a no dejarnos engañar por la avaricia de quienes usan grasas u otras materias infectas para abaratar la producción de los alimentos y conseguir mayor margen de beneficios.

Donde se ponga la cocina de la abuela, ese hervor lento con los condumios tradicionales; esa olla donde no falten las legumbres, las verduras, el arroz, algo de carne con moderación—cosa que siempre lo fue, e incluso escasa como en los tiempos actuales se imponen de nuevo—, que se quiten los productos prefabricados, los robots cocineros y la nueva cocina con más ingenio puesto en titular los platos y en presentar las raquíticas raciones que en elaborarlos. Menos sucedáneos y más bocadillos para los niños. Y ya que las máquinas, además que ocupar los puestos de trabajo evitan al hombre el desgaste físico y el consumo de sus propias energías, raciones más moderadas para evitar el sobrepeso. En los años 50 no había gordos por esa doble coincidencia de la alimentación de aquel momento y el esfuerzo físico; hoy no podemos llamarles gordos  —¡lo nocivo que es el lenguaje!—, pero son muchos los obesos por las razones contrarias a aquellas.

23 febrero 2013

LAS AMÉRICAS



A Juan Socorro, "Juancito"

Dejó atrás su Ayamonte natal,
esa ribera del Guadiana que hace frontera
y duda entre ser lusa o española,
que marismea con sabor a Canela
hasta adentrarse en el mar
y dejar detrás la estela de su nacencia.
Siguió la huella del sol
cuando se pone dourado
y se oculta por el poniente buscando otro horizonte;
como equipaje de mano
la flamenca funda de su guitarra
y la maleta preñada de ilusiones;
entre los dedos se le ha enredado el trémolo
de uno y mil ensayos
con sus arpegios y rasgueos;
en el alma, un titubeo vestido de ilusión
y el pasaporte franco para pasear
sus artísticos sones por las Américas.
En el acantilado, se ha desmayado
un pino de tanto adiós sin respuesta
sembrado el suelo bermejo
del verdor contundente de la esperanza
y las florecilla violáceas de la duda.

22 febrero 2013

PENSAMIENTOS



Azules y  no tanto, pero frágiles,
enredados, como anillados el uno al otro
en la sortija encadenada del tiempo;
así son mis pensamientos
—no siempre azules—,
hilvanados entre la gracia y la desgracia,
entre lo esperado y lo aterrado,
como mano que acoge o que despecha;
a veces presos,
otras herido, otras ileso
de una inquietud que anida
en lo recóndito de mi ser
y no encuentro el sacacorchos
para poder escanciar lo laudable
y enrejar a los que traen el germen de la zozobra,
esa que encalla en los guijarros de la noche
como en la playa desnuda y desierta.
Pensamientos;
nudos, a veces cruentos, a veces cuentos
que se tejen con hilo de seda
y acaban de esparto
cuando el espanto te sobrehíla
al desván de los tétricos terrores.
Pensamientos;
azules y  no tanto, pero frágiles.

21 febrero 2013

MIEDO



El miedo es un paso atrás,
un arrugarse ante lo inminente
—siempre imprevisible—
hacia lo imprevisto que, tal vez,
no llegue a suceder nunca;
un temor que atenaza antes de llegar a la linde
que queda más allá de nuestros confines.
No; no es miedo.
No; no y no, no es miedo,
pero un nudo me atenaza  —con sofoco frígido—
y no me permite ver
con claridad la aurora que hoy se pronuncia:
nuevos cierres, nuevos despidos,
desahucios y muerte, desesperanzadas muertes,
privatizaciones de lo social,
afloramiento casi sin peaje de lo escondido,
trabajos misteriosos del detective carvalho,
chantajistas de los despojos del país,
evasores de capital y saqueos,
saqueos de las arcar públicas
y de la banca privada;
sobres nominativos sin nombre
y bancos socorridos que no dan socorro...
Sí; lo confieso, sí; es miedo.

20 febrero 2013

LA COMETA


Un pequeño impulso, una aceleración de unos metros y le fue dando hilo a la cometa; la ilusión en sus ojos y el extremo del cabo bien firme a su mano derecha,  aunque no dejaba de oscilar y cambiar de dirección a cada instante. Allá arriba, muy alto, la esquelética estructura de cañas parecía tan frágil que no podría aguantar la tela que presentía en fuga; de repente jugueteando entre nubes con volteretas y arabescos, se iban formando volutas caprichosas y grumosos capiteles que le daban la apariencia y esbeltez de un templo gótico. Cuando quiso reparar no estaba solo en la plaza, sino que muchos otros, jóvenes y mayores, correteaban la planicie portando la rienda móvil de aquellas arquitecturas ficticias que simulaba el templo sagrado de los dioses en medio del ágora. La brisa del atardecer hacía fluctuar las posiciones como si de un elemento vivo se tratase. En las alturas, las nubes, como excitadas por el juego, contribuían con figuras etéreas que parecían animadas en vez de pétreas. De cada cuerda un fuste, cada cometa un capitel; los niños basas móviles que daban consistencia cambiante al templo de la diversión; el movimiento de las alturas como nervaduras de una cúpula siempre abierta a lo altísimo y en el ánimo de los participantes el miedo a que se echara el viento antes de que cayera la noche y que el templo se derrumbase.


19 febrero 2013

TÉ CON PASTAS


El día invita a pasear. El sol se ha tomado el día libre y debe andar oculto por entre las trasparencias grises de los cielos, pero lo cierto es que sólo filtra una luz tamizada que ya se va haciendo algo opaca. Los escaparates son voceros que incitan a participar del impulso compulsivo y en la cartelera no hemos visto ningún atractivo irrefrenable para dos horas de cine. Algunos comercios no están vacíos, pero hay más gente mirando que pasando por caja; los carteles anuncian rebajas sobre las rebajas, pero los bolsillos están remisos y simulan ir cosidos.

Nos dejamos llevar por los pasos, sin rumbo predeterminado ni objetivo. En la calle peatonal no hay humos ni ronquidos mecánicos, pero sí las mismas escenas de ayer y de siempre y un vocerío imprudente que invita a escapar. Por encima de las azoteas y tejados los grises se hacen más parduzcos y la brisa anuncia la inminente apertura de paraguas. Compartimos el que llevamos y nos obliga a un mayor acercamiento. En la proximidad hay casi un ruego de volver sobre los pasos, pero ya repiquetean  las gotas de lluvia sobre el acerado y acordamos buscar refugio. A la izquierda el Starburst Café y a la derecha el hotel Alfonso XIII.

Hotel Alfonso XIII - Sevilla

Sin entrar en disquisiciones y con la urgencia de refugiarnos de la lluvia, cuando quisimos darnos cuenta estábamos subiendo las escalinatas del hotel y de inmediato, un uniformado diligente, se ocupó del paraguas. No lo tenemos por costumbre, pero antes de que pudiéramos reflexionar en ello, estábamos acomodados en uno de los salones. Curioseamos la carta y nos decidimos por té. “¿Y unas pastas?”  —nos ofreció el diligente camarero— Ella se me anticipó asintiendo con una mueca de aprobación. Desde el rincón, los acordes del piano revestían el ambiente de mayor acontecimiento portentoso. Mientras disfrutábamos de lo insólito con diálogo pausado, me vino a la memoria el té de los martes de amiga Luján Fraix, y desde entonces asimilo su invitación semanal al lujo del hotel cinco estrellas que uno usa en contadas, en muy contadas y extraordinarias ocasiones.

18 febrero 2013

FLORECILLAS DEL CAMPO


Vivíamos en Madrid, en Aluche más concretamente. Allí nacieron mis hijos y allí se hicieron muchachos. Ya no pensábamos cambiar de domicilio, pero mi vida fue detrás del trabajo y quedaba una última estación que sería Sevilla. Los sábados eran un día especial para convivir con mis hijos: cruzábamos bajo la autovía hacia la Casa de Campo y jugábamos toda la mañana hasta regresar a casa totalmente exhaustos. Mi mujer aprovechaba para hacer la compra y organizar la casa y la comida, pero para nosotros era una mañana de ejercicio hasta el agotamiento.


Yo no sólo era más joven, sino que hasta bastante deportista, así que, además de la caminata corríamos, saltábamos, jugábamos al tenis o a la pelota; en alguna ocasión nos embarcábamos y dábamos un paseo por el lago y cada sábado era diferente. De regreso, volvíamos campo a través y les enseñé a recoger algunas florecillas silvestres que luego se las regalaban a su madre: “toma, mamá, porque te queremos muchos.”

Reconozco que puede ser una ñoñería de abuelo, pero lo que me parece más positivo de aquello es que ahora mi nieto mayor, Alberto, hace lo propio cuando sale al campo acompañado de su padre y vuelve a casa con la sorpresa para su madre y con idénticas palabras. Con frecuencia, las cosas sencillas no suelen llegar a ser grandes, pero milagrosamente se convierten en importantes.

17 febrero 2013

LOS PREMIOS Y LA MULTIPLICACIÓN


Vaya por delante mi deseo de no molestar a nadie, sino simplemente exponer lo que este asunto de los pródigos premios entre blogueros me sugiere. Dios me libre de criticar a nadie ni coartar la libertad de cada uno para que crea y haga aquello que más le apetezca, pero estoy en desacuerdo con esta forma generalizada de distribuir trofeos como si se tratara de octavillas de publicidad repartidas en la vía pública al primero que pasa.

La primera vez que recibí uno de estos premios, si no me falla la memoria, era Blog de Oro. Confieso que me vanaglorié un tanto y hasta pensé que tal vez era merecedor de ello; pero luego venía la mecánica y no es otra que yo premiara con el mismo galardón a otros 10 blogs. No hice cálculos, sino que muy ufano, seleccioné entre los blogs que leía y no lo tenían y fui distribuyendo a mi mejor criterio los que me habían encargado conceder. Coloqué en mi portal el galardón, pero días después me di cuenta que, en breve, todo el mundo habría alcanzado el mismo merecimiento. No es que yo piense que me merezco lo que no otros, más bien al contrario, sino que me parece un premio tan engañoso y sin sustancia que poco después lo quité y nunca más volví a colocar ninguno de los que llegaron.


El DRAE define premio, en su primera acepción como: “recompensa, galardón o remuneración que se da por algún mérito o servicio”, y desde mi punto de vista no se dan estos premios con ninguno de estos fundamentos, sino con el fin de que todo el mundo acabe siendo premiado una y otra vez, con la consecuente devaluación del premio en sí mismo. Este y no otro es el motivo por el que, aunque los recibo sin despecho, ni los otorgo al número de blogueros que se indica ni los coloco en la fachada de mi blog.


Para mí, el verdadero premio es haber conseguido un número más que considerable de seguidores que me leen y comentan; haber conocido un montón de blogs a los que sigo con verdadero deleite y haber alcanzado la amistad de no pocos amigos que me demuestran cada día que están y se sienten cerca de mí y yo de ellos. Los otros premio, los que se consiguen en competición, como hace Laura, esos se logran peleando por ellos y midiéndose con quienes te ponen en tu verdadero lugar. Con la confianza de haberme explicado bien y ser bien entendido; todo mi respeto, afecto y cariño para quienes creen en esa modalidad de premios que se regalan como manirrotos y se multiplican exponencialmente, a todos, un sincero abrazo.

16 febrero 2013

SEGMENTO



A Chelo de la Torre

La profesora se incorpora, se acerca al encerado, toma una tiza y traza una línea recta cortada entre dos puntos; entonces se dirige a los alumnos y pregunta:
—¿Qué es esto?
Todos callas y ella, en tono  entre enfático y complaciente dice:
—Un segmento, una recta que va desde, hasta.
A lo que Juanito, desde el fondo de la clase, le responde:
—Señorita, desde, hasta, ¿no son preposiciones?

15 febrero 2013

HASTA SIEMPRE, TOMÁS


Ha llegado tu momento, Tomás, ese santiamén cierto que a todos nos espera y que tan largamente nos anunciaron, ese del que no sabíamos ni el día ni la hora. Este es tu presente. Te marchas a descansar cumplidamente, eternamente, dejando atrás 16 años de sufrimientos, encierros y serias limitaciones. Todo empezó con un ictus; sorpresivamente y en la plenitud de tu vida, y ésta, desde entonces, fue roma pero no absurda. La familiaridad que hemos trabado, lo sabes y todos lo sabemos, es artificial, pero no falsa, sino negociada en el convenio del corazón y no en el de la sangre.


Me dejas muchos recuerdos, muchos momentos de afecto, de charla o silente compañía, y me dejas tu inquebrantable sentido de la bondad, tu limpieza de alma para con todos. Cuando te enrabietabas —muy pocas veces—, tu enojo era siempre fugaz y acababa indefectiblemente pidiendo perdón. Tenías muchos motivos para quejarte, pero tu respuesta era siempre la misma y hasta reiterativa: “¡Bien, muy bien!”. Nos conocimos cuando tu esplendor se había eclipsado y nunca te vi en la cúspide, pero nos hemos hecho cercanos a base de compañía y ahora te echaré en falta. No tengo ganas de mucha más parrafada, Tomás; en estos años nos lo hemos dicho todo, todo lo confesable, y nos hemos callado algunos silencios que se convirtieron en mera compañía. Te di falsas esperanzas que eran imposibles de cumplir por tu parte, las cuales siempre quedaban demoradas para mejor ocasión. Has sido un buen hombre y vas a encontrar una buena ubicación allá donde te diriges. Tú ya no me necesitas, pero yo te echaré mucho de menos en este vacío que me dejas. ¡Descansa en paz!

14 febrero 2013

ESTAR ENAMORADO

Fotografía de Rafa Santander


Si estar enamorado es “poder
no decir nunca, lo siento”;
si estar enamorado es glasear
con cobertura azucarada
cada suspiro, cada aliento,
cada sentimiento y cada gesto;
si estar enamorado es babear
elocuencia barrocas como hojas de acanto
y sustentar endechas por medio de arbotantes:
lo siento, mi amor,
no estoy enamorado.
Si estar enamorado es atarme
para siempre a tu cintura,
como la pátina del tiempo a la pintura,
como las olas al espigón,
como el óxido al hierro,
como candado al pretil del puente;
si eso es amor,
si acaso amor es eso;
eso, eso es exactamente lo que siento.
Si estar enamorado es ser paciente,
al tiempo que amable,
si  el amor todo lo excusa, si todo lo cree,
si todo lo espera, si todo lo soporta
y todo lo perdona...
Si el amor es poner al otro por delante
de mis apetencias, de mi propio interés;
si amor es respetarte y cambiar yo
para que tú no cambies,
si amor es dejar de ser, para ser en ti;
entonces, entonces sí;
entonces estamos hablando
el mismo dialecto.
Si estar enamorado es vivir
libremente encadenado a ti,
como el candado al hierro
y ambos amalgamados en óxido;
entonces, esto es amor.
¿Para qué queremos encontrar la llave?

13 febrero 2013

UBUNTU


 Se cuenta que un antropólogo propuso un juego a unos niños de una tribu africana, juego que consistía en poner una canasta llena comida en un punto alejado y que el primero en  llegar a la meta sería quien se llevaría la canasta como premio. Para su sorpresa, en el momento de dar la salida, todos los niños se agarraron de las manos y corrieron juntos hasta llegar a la meta; luego se sentaron alrededor y compartieron el premio. Asombrado, el antropólogo les preguntó: ¿por qué habéis corrido todos juntos de la mano, no os había dicho que el primero en llegar se podía quedar con todo? Y los chicos le respondieron: Ubuntu, cuyo significado es algo así: ¿Cómo el más rápido podría estar feliz si todos los demás estarían tristes?


Jorge Bender, sacerdote argentino y misionero franciscano, explicó en una entrevista: “África no me necesita a mí, soy yo quien necesita a África”. Ellos me han enseñado con su estilo de vida, con su forma de compartir de preocuparse por el otro, lo mismo que el apóstol Pablo cuenta el libro de los Hechos de los Apóstoles sobre las vivencias de las primeras comunidades cristianas y cómo todo lo ponían en común. Eso que en la sociedad del primer mundo es impensable, es una realidad allí donde muchos mueren de hambre o de enfermedades que se suponen erradicadas o podría hacerse con una buena distribución de vacunas.

Para estas personas, el bien propio es algo similar a yo soy porque nosotros somos; humanidad hacia los otros, confraternidad con y para todos. Para estos seres tan primarios, desde nuestro punto de vista, la persona se hace humana a través de las otras personas. Es la persona que se alegra con el bien ajeno, con la destreza o capacidades del otro, que sufre con los padecimientos ajenos y se alegra con los logros del otro. Una sociedad donde no se conoce la envidia, donde la rivalidad se hace cooperación, donde la dicha de uno está en que el otro sea igualmente afortunado, donde todo se pone en común. Una sociedad donde la vida, la supervivencia, tiene todo el sentido, pero no con la medida de nuestro tiempo, sino con otra pausa donde el tiempo no urge a nadie ni para nada, donde ayudar al otro es ayudarse a sí mismo. Un pueblo primitivo, de donde tendríamos mucho primitivismo que aprender.

12 febrero 2013

VENTANA INTERIOR


Lo habitual cuando uno mira desde la ventana de su habitación, es que siempre vea el mismo panorama con escasas y ligeras variantes: mayor floración en los árboles en primavera, mayor desnudez en otoño; más claridad o menos, dependiendo de la hora del día y del estado nuboso o clareado del cielo...  A veces me canso de mirar para ver siempre lo mismo, aunque en los pequeños detalles, como digo en el párrafo anterior, no hay dos días iguales.

Monasterio de la Cartuja - Granada
A veces me da por evadirme y veo desde mi ventana aquello que me apetece, algo que está al alcance de todo el mundo, pero que no todos se atreven a practicar. Esta mañana, al abrir, con un tiempo algo desapacible y frío, me he sentido, como si en el mirador de la Alcazaba estuviera, contemplando La Alhambra y a sus pies toda la ciudad de, esa que con tanta razón dice mi amigo Emilio Manuel que está en Granada. En el aire se palpaba el tiritón del termómetro y la espesura de la densidad blanca de las cumbres. Es posible que se haya pertrechado de oxígeno en la mismísima cumbre del Mulhacén y de agua en el Genil o en el Monachil. Por entre las nubes pardas se asoman los picos nevados y hacia abajo, salvando el desnivel, el intrincado de sus calles y plazuelas.

Por el sonido en los cristales, creo que empieza a llover en la calle o tal vez sea ese rumor tan característico de las acequias de Granada. Aunque sea así, no va a ser un impedimento: no pienso estar a la intemperie ni visitar La Alhambra como es casi obligado, sino que quiero limitarme a revivir La Cartuja en cada una de sus volutas, en cada uno de sus arcos y dinteles. Suelto el primer suspiro en el plateresco de la portada y me extasío en la arquería dórica del claustrillo; en el retablo de San Pedro y San Pablo respiro profundamente antes de acceder a la sala capitular y su bóveda de crucería. Cada capilla es una invitación a salir de uno mismo, a respirar del aire monástico de lo que fue y que de alguna forma permanece como si la orden de San Benito siguiera presente.

No me ha gustado el panorama que me ofrecía hoy mi ciudad. Por eso al despertar, en lugar de mirar a la calle, lo he hecho por la ventana interior para presentarme y sentir aquello que me apetecía y que me dispongo a celebrar para todo el día. Si te limitan, si acaso no te gusta el panorama que tienes ante tus ojos, mira por la ventana interior y sueña: Granada es un meritorio lugar por el que imaginar y divagar.

11 febrero 2013

DE TRAJE


No sé si te ha sucedido alguna vez, lector, pero pienso que no es algo extraordinario sino bastante usual en todas las personas. Ayer, por un compromiso social, me vi forzado a vestir de traje, algo que dejó de ser casi uniforme de trabajo cuando dejé de estar en activo. En el momento de ponerte una prenda que hace tiempo que no usas, la primera duda es si seguirá siendo tu talla o si se habrá puesto uno un poco más apaisado después de las comidas navideñas. La prueba fue bien, así que sólo quedaba lustrar los zapatos, darme una ducha y enfundarme el traje.


Cuando fui a poner en el bolsillo interior de la americana la billetera, me topé con algo que lo obstaculizaba y vine a encontrar una invitación de boda y un par de botones dentro de una pequeña bolsita de plástico. Ya saben, esos botones que suelen venir de repuesto y que siguen más o menos para siempre ocupando el lugar menos inoportuno. La tarjeta era de la invitación a la boda de Marcos y Bea, boda que duró casi el mismo tiempo que los esponsales y desde luego mucho menos que la tarjeta con la que fui invitado y ahora no dejaba que entrara la billetera.

Cuando uno se coloca alguna prenda que hace algún tiempo no se ha puesto, es frecuente encontrarnos un ticket de compras arrugado y casi ilegible que termina en forma de bolita encestada en la primera papelera, un extracto del banco con un saldo que ya quisieras que fuera realidad hoy, o tal vez unas monedas y siempre un pañuelo que debería haberlo echado al cesto de la ropa sucia, o a la papelera si es de celulosa. Me apenó que Marcos y Bea durasen tan poco, y eso que ya llevaban una criatura de la mano por embarazo previo; pero me dio mucha alegría el billete de veinte euros que me supo a ahorros con intereses. Otra cosa que no suele faltar en ese traje que durmió una larga temporada a la espera de algún acontecimiento, es una pequeña etiqueta de papel grapada en el forro con un número escrito con tinta indeleble, esa que sirve a la encargada de la limpieza en seco para saber a quién pertenece. En esta ocasión no se trataba de una boda, así que tampoco iba a ser algo duradero.

10 febrero 2013

LA VIDA ES SUEÑO


Estos días se está representando en Sevilla La vida es sueño, de Calderón de la Barca, en versión de Juan Mayorga y dirección de Helena Pimienta, por la Compañía Nacional de Teatro Clásico. Uno puede preguntarse por qué volver a los clásicos, pero creo que la respuesta es muy sencilla: los clásicos han pasado por el tamiz del gusto y las modas de los tiempos y se han convertido en obras intemporales por temática y calidad indiscutibles.

Segismundo: Blanca Portillo

Reparto:
Rosaura: Marta Poveda
Clarín: David Lorente
Segismundo: Blanca Portillo
Clotaldo: Fernando Sansegundo
Astolfo: Rafa Castejón
Estrella: Pepa Pedroche
Braulio: Joaquín Notario
Escenografía: Mambo Decorados/Sfumato
Vestuario: Cornejo
Maquinista (uno de ellos en representación de todos): Juan Francisco Guerrero Espada (mi sobrino)

“Sueña el rico en su riqueza
que más cuidados le ofrece;
sueña el pobre que padece
su miseria y su pobreza;
sueña el que a medrar empieza,
sueña el que afana y pretende,
sueña el que agravia y ofende;
y en el mundo, en conclusión,
todos sueñan lo que son,
aunque ninguno lo entiende”.


El montaje y puesta en escena es extraordinario, cuidada la adaptación, sin desvirtuar el original haciéndolo más comprensible al oído de hoy, y todo ello con acompañamiento musical barroco a base de: percusión, guitarra barroca, flauta de pico y viola de gamba. En el reparto la singularidad de Blanca Portillo en el papel de Segismundo, que lo bordó llenándolo de autenticidad y fuerza dramática.

“... pues así llegué a saber
que toda la dicha humana,
en fin, pasa como un sueño.”

De la obra, por harto conocida, sólo diré que se trata de una tragicomedia, una metáfora entre el sueño y la realidad que encuentra algunos precedentes en el mundo oriental hindú y hasta en los libros de Job e Isaías: “Será como cuando el hambriento sueña que está comiendo, pero despierta y tiene el estómago vació.” (Is 28, 8) Segismundo se une a ello en perfecta síntesis dramática, mediante la duda metafísica sobre la realidad del mundo externo y el conflicto humano de la libertad y el poder. La teatralización es de tan alta calidad, está tan bien representada que, acabado el espectáculo, el público aplaudía sin parar, sin levantarse de los asientos, forzando al elenco a salir a saludar una y otra vez.

09 febrero 2013

TAL DÍA COMO HOY

Fotografía de José Antonio Tamayo


Era sábado  —tal como hoy—,
cuando viniste a ser el primogénito
de una familia humilde
en un Ojén que dormía su aislamiento
a una distancia casi interminable hasta Marbella;
hoy tendrías noventa y cinco años,
pero hace cuarenta y uno que
subiste en una nube camino del cielo
y me dejaste un vacío, un estallido
que nadie ni nada pudo suplantar.
Hoy serías muy mayor y no entenderías
todo aquello que nos sucede:
la tele ya no es en blanco y negro
y hay multitud de emisoras,
pero el producto es peor que el que conociste;
a pesar de ello, cerro el cine,
si bien Los Chorros siguen echando el mismo agua
y las huertas se convirtieron en distracciones
de fines de semana. Ya sabes,
la vida es como una noria
donde las personas cambiamos de postura
tal como los cangilones:
ahora algunos vuelven a siembras de subsistencia
y a pordiosear por un trabajo.
Para colmo, el pasado agosto,
un voraz incendio cambió la fisonomía de tu paisaje.
No he llegado a acostumbrarme a tu evasión,
a la ceguera de mirarte y ver el vacío.
Ya soy más mayor que tú llegaste a serlo,
pero te sigo necesitando y
—ante lo imposible—
imagino tu respuesta o desaprobación,
pero siempre tu mirada dulce y comprensiva.
No voy a enumerarte todos los que somos,
pero hoy sería una conmemoración importante
tu cumpleaños, papá,
mas desde que te marchaste,
nunca más el nueve de febrero fue festivo.

08 febrero 2013

CON EFE



Febrero, frío frágil frugal y fugaz;
filibustero falaz fatigoso y fullero;
festivo fabulador fatuo y fútil,
flor fabulosa y farsa, facción fabuladora,
faceta flaca y fallida;
famélica faja focalizada en faldriquera,
ficticio famoso, facsímil
fabricador facineroso y fiero figurín.
Formula fórmulas fluctuantes y frívolas
de fuste funesto, fuego fulero,
febril farándula y fango férreo.
¡Oh, fatiga! ¡Oh, fastidio,
fea familia de fanal factible;
fijo fingimiento fundamentado,
frasco fulgente, futuro furtivo,
fragor y fiebre, feudo de filólogos,
firma filamentosa y fétida,
fogoso flujo de filósofo foráneo.

07 febrero 2013

NI FRÍO, NI CALOR


No es que haya caído en un bucle o me hayan enganchado a la noria en sustitución del borrico, sino que uno suele ser recurrente con los temas y vuelve una y otra vez sobre las mismas cosas por motivos que no siempre tienen explicación coherente.

Fotografía de Rafa Santander
Todos mis lectores saben que mi hijo Carlos está trabajando en Moscú y que con cierta regularidad nos vemos y hablamos por Skype, algo que hace más llevadera la ausencia, esa separación a la que uno, y fundamentalmente su madre, nunca llega a acostumbrarse. Como es de comprender, en esas conversaciones sale a relucir un poco de todo: salud, trabajo, noticias  del resto de la familia...  “¿Hace mucho frío, hijo?” “Pues como el chiste del lepero, mamá, ni frío, ni calor: cero grados, por eso está nevando” No lo entendía y tuve que repreguntar, a lo que él aclaró que, cuando está despejado y el termómetro baja de los 10 grados bajo cero, significa que no nieva, pero cuando el termómetro se acerca a los cero grados es porque está nublado y suele descargar.

Aunque como ya dije, no se fue tan lejos por aventura, como señaló de muchos jóvenes españoles una alta funcionaria de esas que están muy bien retribuidas, aunque no sobrecojan, y su estancia allí es limitada en el tiempo hasta finalizar el desarrollo de su trabajo, los padres solemos interesarnos por las cosas más nimias. Sabemos que tiene un coche de empresa y su madre se preocupaba por los posibles deslizamientos. “No te preocupes, aquí los coches suelen tener dos juegos de ruedas: unas para el verano y otras para el invierno.” Estas últimas están dotadas de unos elementos metálicos  —llamémosle clavos para entendernos—, que son especiales para hacer posible moverse por aquellos pagos helados con cierta seguridad. “¡Por cierto, ahora os mando una foto de mi coche!”

Este es mi coche, papá, el que está en primer plano.

06 febrero 2013

DISCULPAS

He tenido un día tan ocupado de la mañana a la noche, acompañado de problemas físicos (espero que transitorios), que no he podido leer ni contestar los muchos blogs que sigo a través de Reader. Por todo ello, y como respuesta general, os pido disculpas y os prometo salir a vuestro encuentro cuanto antes.

Un fuerte abrazo a todos.

Paco

OTRA ESPERANZA


Veintipocos años, maestra, ahora les llaman educadoras, pero hace lo que hicieron desde tiempo inmemorial los maestros: darse ellos mismos con su ejemplo y sus conocimientos para educar a los pequeños. Es vocacional. Vive de ello, pero tiene la suerte de haberse formado y esforzado por lo que más le apasiona. Vive modestamente, porque los maestros en nuestra patria son y siempre han sido modestos salarialmente hablando, como si los pilares de la educación, los cimientos sobre los que cargar las estructuras y las cubiertas del saber carecieran de importancia. Sí, hay un horario, pero un horario que se distorsiona cada vez que las exigencias de su trabajo le exigen una entrega más allá de lo estricto.

Esperanza

Tiene novio y es otro afortunado que también trabaja pero, de momento, entre ambos, no reúnen las características necesarias para hacerse con una vivienda modesta y construir el nido familiar que se proponen,  espera que lleva adelante con alegre sonrisa y haciendo gala de su nombre. De su  tiempo libre entrega una buena porción a darse ella misma en Cáritas y a engullir y masticar los problemas ajenos como propios. Se inquieta, se preocupa, sugiere, tiende la mano y no cierra la puerta a la esperanza de quienes ya están desesperanzados. Cuando termina la jornada, con algo de cansancio, todavía le quedan fuerzas para dar gracias por ser útil a los demás.

El pasado verano, usando sus propios medios económicos, se marchó al norte de Argentina como cooperante a una misión, a quienes entregó su esfuerzo, sus vacaciones al completo y sus sonrisas. A su regreso era ella la agradecida por lo mucho recibido y por haber aprendido a vivir con muchísimo menos de lo que aquí usamos, por haber comprendido que es más cálido un abrazo que una llamada o un whatsapp por el Smartphone.

Por todo ello, mientras tengamos personas como esta  —ella se llama Esperanza—, llámense como se llamen; mientras entre nuestros jóvenes el caso de esta veinteañera no sea una rareza sino una cotidianidad, nos queda la esperanza de subvertir el orden de las cosas y que sean las personas quienes ocupen los primeros lugares.

05 febrero 2013

ESPERANZA



                                              La esperanza es como el ensueño de un hombre despierto.            
                                                                                                                              Aristóteles            

Son muchos los indicativos del presente que no invitan precisamente a la esperanza: aumentan las personas que caen en paro, desciende el número de cotizantes a la seguridad social poniendo en peligro más que amenazante las pensiones de los cada día mayor número de jubilados,  la voracidad asociativa de la banca cada día mayor y en menos manos, los recortes en prestaciones sociales, salud, educación, el imparable número de familias sin ningún tipo de ingreso que pordiosea entre instituciones y comedores sociales...     No, no me he olvidado de los indecentes que prometen lo que no cumplen, que mienten, que hacen lo contrario de lo que prometieron, que sobrecogen, que blanquea con B, aquellos que doblegan voluntades con el cebo de las subvenciones anónimas, los que roban con descaro y se llevan los amasijos a paraísos fiscales...

Pon tú, lector, los muchos etcéteras que circulan estos días por los medios de comunicación, pero no te dejes engañar, pues los hay en todas las filas y de todos los signos. Pero esta hecatombe que estamos viviendo tiene un símbolo claro hacia la esperanza. No podía ser eterno este crecimiento indefinido y fantástico, esta edificación económica sin cimientos o construida sobre la arena movediza de la improvisación y el ladrillazo. Ahora sabemos demasiadas cosas. Sabemos que no hay institución, ni siquiera la más alta de todas, que esté en condiciones de arrojar la primera piedra, y este hundimiento no es otra cosa que el fondo mismo del Hades, donde todo lo que cabe esperar es tomar impulso para brincar y salir de las llamas del Seol.

Tiene que venir un tiempo nuevo donde no tenga cabida la corrupción, donde la democracia no se limite a otorgar licencia para todo durante cuatro años sin control alguno, donde el bipartidismo de paso a una sociedad plural de listas abiertas y el honor y la honestidad recuperen el espacio que nunca debieran haber perdido; un tiempo donde la solidaridad acerque más y más a los seres humanos hasta hacernos sentir que el mal ajeno también es daño propio. Se han abierto las fronteras al dinero, se ha universalizado los negocios, se fabrica allá donde es más económico a cambio de salarios de hambre para satisfacer las necesidades de quienes viven en un primer mundo cada vez en peores condiciones que pronto tampoco podremos comprar.

La prensa fue el cuarto poder y hoy está en decadencia, en cambio las redes sociales no son fáciles de amordazar e informan en tiempo real de cuanto acontece en cualquier parte del mundo y convocan en tiempo record lo que antes necesitaba de ediciones clandestinas de panfletos y distribución más que arriesgada. Estamos despiertos y el hombre despierto, como dice Aristóteles, no sólo ensueña, sino que se le llena el corazón de esperanza. Las calles de Sevilla están llenas de basura, pero hemos descubierto que son otras muchas las basuras mucho más urgente de erradicar y necesitamos hacer limpieza urgente: nos espera la luz al otro lado del túnel.

04 febrero 2013

LO IMPROBABLE



A veces nos empeñamos en alcanzar lo improbable y hasta se nos hace imposible: comer la sopa con un tenedor, bajar a la cima y subir a la sima, adelgazar sin pasar hambre, aprender alemán sin esfuerzo, trabajar poco y cobrar mucho, que tu madre esté eternamente a tu retaguardia, engañar y no ser nunca defraudado, defraudar y que nunca se descubra, hablar con exabruptos y crear un clima de amistad y confianza, aprobar sin dar un palo al agua, dejar un vicio sin buscar antes un buen apoyo, tocar con virtuosismo un instrumento sin haber intentado abrir por primera vez el estuche donde se guarda, que te toque la lotería sin haber metido, que te entreguen un sobre sin ser sobrecogedor, despejar la equis que muchos insisten que está en la suma de A + B...     Si el pollito quiere beber, es conveniente que sepa nadar.

03 febrero 2013

LA CASA DE MIS SUEÑOS


El otro día, mi amiga Luján Fraix nos presentó la mansión de Julio Iglesias en Punta Cana, todo un derroche de espacio y lujo en medio de una naturaleza paradisiaca. Yo comenté en su blog: “Con todos mis respetos, no es la casa que me gusta. Ni me gusta una casa aislada, ni un palacio desarbolado medio deshabitado. Prefiero un espacio más reducido, más íntimo, más vivo, más vivido...”  Por cierto, que Julio Iglesias tiene otra mansión en mi pueblo, en Ojén, Málaga, en una gran finca en medio del monte; pero  es verdad que desde ese día me viene rondando en la cabeza cómo sería la casa de mis sueños.


No me gustan los espacios demasiado grandes, tampoco los tan angostos que resultan irrespirables, pero sí diré cuáles son esos mínimos que me hacen soñar cuando pienso en mi vivienda. Por supuesto una cocina suficiente donde pueda haber una mesa para comer o al menos para hacer el desayuno. Un dormitorio con tálamo matrimonial donde seguir de por vida dando y recibiendo calor, a veces para el encuentro y otras para el “no te pegues tanto que hace calor”. Un baño sin bañera, con una hermosa ducha y un cuarto de invitados con su propio baño. Como es normal, un salón donde compartir y poder disfrutar de la compañía de los amigos en momentos especiales, pero con una chimenea donde durante el invierno no faltase el olor a leña quemada y el rescoldo que tanto echo de menos. Y una habitación privada, con mi estudio, mi ordenador, mi reproductor de música, estantes de libros en lugar de paredes y un caballete con un lienzo para los momentos inspirados.

Hasta ahora nada imposible, nada que no esté más o menos al alcance de quienes tuvimos al alcance poder hacernos con una vivienda y más o menos lo que ya tengo, pero me falta para idealizarla que en lugar de un piso sea una vivienda de planta baja y única, con su porche en la parte anterior y su patio trasero. Un porche donde recibir los primeros rayos de sol de cada amanecer desde una mecedora y despedirlos cuando se ponen dorados por el poniente; algunas plantas. No sé, pero que no falte un jazmín ni una dama de noche. En la trasera un patio con macetas, un limonero y una barbacoa donde celebrar la llegada de los amigos y agasajarlos; donde la visita de los nietos no sea un incomodo sino un esparcimiento para ellos y un recreo para nuestro espíritu. Con su columpio, sus tumbonas y un arriate que lo circunde y haga del espacio un lugar cercano a la naturaleza.

Ya sé que tales características son incompatibles con vivir en el centro de la ciudad, así que tendría que optar entre vivir en una urbanización que teatraliza a la naturaleza, pero que sólo es un simulacro, o vivir en la ciudad con sus ruidos y sus gentes, con sus sugestivos programas, sus museos, sus exposiciones, sus problemas de tráfico; pero sin porche, sin patio y sin chimenea. Con la temperatura actual, los dos primeros son impracticables, pero ¡cómo echo de menos esa chimenea!, el olor a leña y una luz indirecta sobre las páginas del libro sobre el que seguir soñando. 

02 febrero 2013

NO SON SOBRES



No son sobre nominativos;
también apesta y es basura,
pero no son sobres,
aunque están junto al buzón amarillo de Correos...
Hay derechos encontrados
y hay mucho encontradizo de lo impropio.
Por fortuna es invierno, aquí es invierno,
—no en la tierra de mis lectores del Sur—
pero las bajas temperaturas
no lo soportan todo
y pronto tendremos que andar por las calles
con mascarillas en espera del azahar,
esa flor signo de pureza que lo perfuma todo;
pero no, no podemos esperar tanto
con las basuras esparcidas
y todos encogidos de hombros
a la espera de que el tiempo pase su pátina
de olvido, borrón y cuenta nueva.
No hablo de sobres,
hablo de regeneración,
de honestidad, vergüenza y hombría de bien;
palabrerías de otro tiempo
—pensarán algunos—
que debiera cultivarse perennemente.
Debería llorar;
sí, me apetece llorar:
yo no he sido, yo tampoco, yo pongo la mano en el fuego por...
Quiero llorar,
pero no quiero que mis lágrimas
me impidan oír el mea culpa,
si es que se produce
o el porqué del alboroto hediondo en las calles.
Dicen algunos que hemos devaluado la marca España,
que la hemos hecho indigerible
y de ahí la nausea y el vómito generalizado.
No hablo de sobres,
de sobres que se inscriben en B;
yo hablo de basura,
que también apesta y se escribe en A.

01 febrero 2013

LA LUZ DEL NUEVO DÍA



Antes de que despunte el nuevo día,
antes de de que el claror disipe
la gasa parda con la que nos envuelve
la noche que se dilata somnolienta;
o se enciende la luminaria
de la ilusión con un bosquejo
que quiere ser sonrisa franca,
o arrastrarás para toda la jornada
el cíngulo que te subyuga
emulsionando una noche con otra
con sus pesadillas y sobresaltos.
Antes de que amanezca
eres tú quien decides si el sol será
opaco o luminoso,
lúgubre o brillante;
en ti, sólo en ti la opción
por la esperanza que todo lo trastoca
y acciona el interruptor
de la hoguera solar que todo lo ilumina:
sólo amanece si así tú lo decides.