31 agosto 2011

NOCHEANDO


La vida parece en reposo
mientras contemplo el silencio
y escucho el tintineo de las estrellas
desde el recinto opaco de mi terraza.
Todo a oscuras. La noche
se cubre con su tisú de soledad
desértica:
cierro los ojos como quien abre
un libro que se ofrece
a una nueva relectura
donde lo que cuenta ya me habita;
fuera, el murmullo de la ciudad
y de este lado la cantinela
de los aconteceres del día martilleando,
como amalgama que en el silencio
hago por decodificar
en sus colores primarios.
Desde este observatorio,
la soledad es presencia activa,
reflexión meditada y toma de conciencia;
pero sé que también hay otra soledad,
la del abandono,
cuando el olvido te deja
en la funambulesca cuerda floja
y el precipicio mora entre tus pisadas
desde la oscura herrumbre de tu cielo.

30 agosto 2011

PUNTOS DE VISTA


Las vacaciones ya están llegando a su fin; ahora me preocupa más pensar en el equipaje que cualquier otra cosa: lo de los kilos de más será cosa de someterlo a la disciplina rutinaria de los días habituales y descartar los aperitivos, los helados…  volver a raciones más razonables y escasas y pasar menor número de horas tumbado. Ahora que llegamos al final, me doy cuenta que he cambiado el ejercicio físico de la natación por la sombrilla y la tumbona, vuelta y vuelta, y la cervecita para sofocar el calor. La báscula y la columna me dicen que no están conformes con los usos de estos dos meses y me temo que cuando Macarena, mi monitora, me vea aparecer por la piscina me tratará con mano de hierro.


Pero no es todo malo lo que sucede en la tumbona. Desde la tumbona se abre un panorama que puede llegar hasta el infinito  –véase la foto-  y confundirse éste con la misma frontera del cielo. Que el ejercicio físico es nulo, ya, ya lo sé, pero no el visual, el recreativo y el reflexivo. Mis cuñados Benito y Carmen nos han hecho una despedida grandiosa y generosísima: no quiero hablar de la comida porque para hablar de gastronomía ya están Katy y su hermana María. No conocía el chiringuito, próximo a Estepona, con una playa escasamente concurrida y cercana a sus días pretéritos de playa virgen: pocos bañistas, pocos turistas, algunas piedras, aguas recién entradas por el Estrecho desde el Atlántico y por tanto frías. Bajo la sombrilla se había parado el tiempo y, periódico en mano, me entretuve en ojear y hojear. Entre mis inmediatos pies y el horizonte, toda la mar; a izquierda y derecha, el mundo y sus mundanos.


La vegetación se cuela hasta la misma arena de la playa y se enraízan por entre las dunas los pinos con vocación marinera para beber profundos tragos de aire salobre. En el vértice de un pequeño montículo una vieja atalaya erguida sobre los tiempos y los vientos. Esta es una de esas escasas que van quedando a lo largo de la costa, pero fueron numerosísimas y sirvieron para hacer una red informativa lo mismo que hoy las telecomunicaciones, aunque con menor inmediatez. Yo miro por entre mis pies y de soslayo por encima de las páginas del periódico y llego al éxtasis de gozo, mientras las olas cantan sin cesar su cantinela repetitiva; esos viejos centinelas miraban desde estos torreones, avistaban los peligros y los comunicaban sus miedos con señales: ayer y hoy, puntos de vista.

29 agosto 2011

ESPERANDO



Te fuiste;
te vi alejarte
dándome la espalda
como lo hace el río
con las enhiestas lanzas
de las cañaveras
allá por el meandro
donde te hiciste invisible
y comencé a llorar tu ausencia
y mi vacío;
abrí los brazos
como se abren las jambas
de una ventana o de una puerta,
de par en par,
y me crucifiqué en la espera
aguardando el retorno
o tal vez el consuelo
de tu llamada;
sigo clavado,
esperando, esperando;
esperando que tal vez tu fracaso
nos reúna de nuevo
y te enrosques a mi vida:
yo bajaré los brazos
para enjugarte a mi pecho.

Te fuiste;
te vi alejarte
y te sigo esperando
pacientemente,
eternamente,
como el alféizar
espera siempre en la ventana.

28 agosto 2011

DEPENDENCIA


Como gota de agua suspendida
en el borde de la hoja,
acumulada  a base de constancia
desde el ocaso al amanecer;
como beso ofrecido y no colmado
a la carnosidad de tus labios
desde el sequedal de los míos,
que queda huérfano, quebrado,
desabrido de desencuentro gélido;
así de atemporal y paciente es mi espera,
gota, gota, gota...    gota a gota,
siempre al asecho de un guiño tuyo
que me eleve suspendido de tus brazos;
así de constante es mi dependencia de ti.

27 agosto 2011

HAIKUS AL AMANECER

A Iñaki de la Fuente


Arma blanca;
mancha  carmesí:
flujo de exterminio.

La música viste
el silencio
con traje armonioso.

Por la quebrada,
agua  derramada:
flujo de excedentes.

Lo malo del eco
es que repite y repite
sin originalidad.

Se me hizo persistencia,
memoria viva:
ahora no lo recuerdo.

Por si las moscas,
pliego con esmero
antiguas blasfemias.

En invierno frío,
en verano calor:
siempre esperando.

Después de la vida
muerte;  luego
habita la eternidad.

La crisálida se enrosca
de una en otra vida:
movimiento continuo.

El hombre sueña,
los ríos corren,
las aves vuelan.

El suicida, ofuscado,
no encontró la salida
de su laberinto.

No sé si mientes,
pero tus ojos
miran confusos.

La golondrina
y el temporero
vuelven a casa.

La caracola, en su murmullo,
rememora recónditas
cantigas marinas.


Xemein Abesbatza:
musicalidad coral, armonía;
regusto para los sentidos.


26 agosto 2011

EL MERCADILLO DE MARBELLA


Cada lunes, en las Albarizas, un sinfín de tiendas alineadas en cuatro largar y abigarradas calles ofreciendo sus mercaderías. Conocí estas tierras cuando en los cincuenta, en lugar de tenderetes los lunes, daban su cosecha anual de cereal y dulces higos en verano aquellas escasas higueras de estas extensas hazas. Ahora es todo un continuo urbano entre Marbella y Málaga, pero en aquella época, en saliendo de Marbella, se encontraba uno con Arroyo Primero, Segundo…   Ya se ha perdido la fisonomía geográfica y el urbanismo lo invade todo, la mayor parte de las veces, descontroladamente.


Entre el gobierno y el parlamento no dejan de darnos sustos mostrando la compulsión de espíritu al que someten a nuestros dirigentes y éstos se ocupan diligentes de transmitirnos: el FMI, el Banco Mundial, la señora Merkel y los tasadores de nuestra precariedad económica, todos ellos nos dan cada día un susto nuevo. Veníamos de una España con 50 años de retraso sobre Europa  –se decía en mi lejana juventud- y luego nos hicieron creer que éramos ricos o que podíamos jugar a serlo endeudándonos hasta más allá de lo razonable. La dita pasó a ser un juego de niños y hemos firmado hipotecas por treinta y cuarenta años. Se ha acortado la vida laboral retrasando el inicio por la escasez de trabajo y las muchas exigencias de un currículum presentable y con opciones, y se nos quiere alargar por el después, cuando las capacidades físicas sólo están para sopitas y buen vino. En fin, que el mercado está muy, pero que muy revuelto.


Para mercado revuelto el de cada lunes, como decía, en las Albarizas; se instala un mercadillo semanal desde primeras horas de la mañana hasta sobrepasado el medio día; un mundo de furgonetas y tenderetes, de toldos y sol rabioso, de mercancías a granel, de precios cada vez más rebajados, y cubriendo todas las necesidades para los bolsillos más dolidos por la epidemia económica que nos afecta. Un mercadillo donde podemos encontrar de todo y a precios inimaginables. Uno llega a preguntarse dónde están los márgenes comerciales o quién ha podido producir tan barato. No es que se trate de algo novedoso, pues ya son muchos los años de transacciones mercantiles en esta explanada y en otros asentamientos anteriores, como muchos y diversos son los orígenes de sus clientes, entre los que se encuentran numerosos turistas españoles y extranjeros. Pues bien,  me llamó la atención el voceo de uno de estos mercaderes que gritaba: “Yo he venido a acabar con la crisis: todo a dos euros.

25 agosto 2011

DE LO POCO NECESARIO PARA LA SUPERVIVENCIA


Se encontraron en el abandono, allí donde la vida es mera supervivencia y donde las perspectivas alcanzan al ahora y ni siquiera hasta la noche, ni les  hace falta ponerse la mano como visera para vislumbrar el futuro porque el futuro se vive en el presente. Nada tienen y nada necesitan; nada ambicionan y de nada escasean. Miguel y Katherin sobreviven en la playa del Pinillo de Marbella; sin calor ni frío, sin pertenencias que guardar ni llaves a las que dar siete vueltas y custodiar luego.


El lugar es muy concurrido como aparcamiento donde son pocos los turistas. Ellos están instalados a la entrada y nada les falta, hasta cuentan con chalecos refractantes. No piden, no acosan; a veces indican con gesto amable para facilitar el aparcamiento y hay lugares en los que sólo dejan aparcar a los vehículos 4x4, para que los otros no tengan problemas hundiéndose en las arenas. Por lo general, la gente acude a la playa con una sombrilla; ellos tienen tres y no han comprado ninguna, pero es que los humanos somos muy olvidadizos y buscamos insaciablemente la moda. Ellos se cubren del sol y disfrutan de cómodos asientos sin haber comprado nunca nada: lo encuentran, se lo obsequian. Ahora están contentísimos con su nuevo ventilador y hasta funciona, como podemos observar en la fotografía: la brisa marina es generosa con quienes no cuentan con energía eléctrica.

Marino, un simpático jubilado marbellí, olió hace unos días en su casa a quemado y descubrió que era el ventilador. Lo echó al coche para llevarlo al contenedor, pero llegó a la playa con el ventilador quemado; tras aparcar, lo puso sobre la mesa de Miguel y Katherin y la brisa hizo el milagro. ¡Mira, Katherin, funciona sin corriente! Ni siquiera el ventilador apunta sobre sus cuerpos, pero ya cuentan con la brisa y disfrutan del confort de un bien que no consume nada y gira por los días y las horas como ellos mismos. Comen algo de lo que le dan y se lo beben todo, preferentemente el vino de brik que es más asequible, única de sus comprar con lo que algún generoso les obsequia.

Cuando llega la noche, allí mismo, en medio del cañaveral, tres palos y media docena de cañas son las tirantes de unos cartones y algunos plásticos: una intimidad a la que ni me atrevo ni quiero penetrar. ¡Larga y dichosa vida a Miguel y Katherin!

24 agosto 2011

EL IMPÍO DON PÍO: GENIO Y FIGURA

Releo estos días La Busca, de Pío Baroja, y eso me lleva a hablaros de este novelista fundamental de la Generación del 98, quien fue hombre famoso por su carácter huraño y sus complejas relaciones con los numerosos intelectuales y artistas con los que trató a lo largo de su vida. Sin embargo, su capacidad de análisis y su franqueza le han convertido en un testigo imprescindible de su tiempo. Le llegó la  muerte con casi 84 años; se le había roto el fémur  y cayó postrado en la cama, tiempo de convalecencia en el que recibió la visita del Premio Nobel de Literatura 1954, Ernest Hemingway.


Se cuenta que en la sorpresiva visita que le hizo Hemingway  a Don Pío –en concreto el día 9 de octubre de 1956-, fué tal la conmoción del escritor moribundo, que cuando vio a Hemingway a los pies de su cama, exclamó:
- ¿Qué coño hace éste aquí?
- He venido a decirle que el Premio Nobel se lo merecía más usted que yo, incluso se lo merecían más Unamuno, Azorín o Don Antonio Machado.
- Bueno, basta, basta, -le dijo Don Pío- que como siga Ud. repartiendo el Premio así vamos a tocar a muy poco. 

Para muchos -explica su sobrino Pío Caro- él era un personaje conflictivo porque tenía un sentido liberal y crítico y decía las verdades y, claro, eso a mucha gente no les gusta. De Vicente Blasco Ibáñez, opinó que: "Evidentemente es un buen novelista; sabe componer, escribe claro; pero para mí es aburrido; es un conjunto de perfecciones vulgares que a mí me ahoga. Tiene las opiniones de todo el mundo, los gustos de todo el mundo. Yo, a la larga, no lo puedo soportar". En 1917, Baroja escribió de Ortega y Gasset: "Es de los pocos españoles a quienes escucho con interés”; sin embargo, le criticó su tendencia ambiciosa y sus gestos autoritarios. Consideraba que escribía bien, pero Don Pío discrepaba de las opiniones políticas de Ortega, así como de sus gustos artísticos y musicales. Genio y figura.

23 agosto 2011

DESOLACIÓN


Ayer se fue llevándose prendida en sus tiernas manos un jirón de mi alma. Han sido días exclusivos haciendo y operando a su capricho y complacencia en los que ha ido dejando su estela alegre de vida efervescente por doquier. Una vida adaptada a sus años y circunstancias, pero una vida plena semejante al imaginado paraíso. Esta mañana, después de su partida, faltaban sus risas y sus enojos, su meloso despertar y la porfía, han enmudecido los dibujitos de la tele y hasta sus juguetes se han quedado mustios.


Marbella es hoy una ciudad desolada, una ciudad de luto que me anuda la garganta con el corbatín de la pena hasta decir basta. Marbella, mi Marbella, ha perdido la alegría, la jovialidad, las ganas de vivir; ha trocado los proyectos por rutinas y la estancia en un lugar lúgubre donde siguen aromando la hierbabuena y la albahaca, pero con maldita gracia a mis ojos. Su cuarto es una nevera en descomposición: todo recogido, sí; todo quietud estúpida e inquietante. ¿Dónde están sus estridencias, sus risas y sus enojos?

Se me antoja que hoy la playa debe estar más lejos, más sola, más fría; demasiado sosegada, más seca, como un desierto desabrido y estéril donde se agota la vida. Claro que volveré a ir a bañarme, pero ya no surcarán las olas los tiburones que él divisaba, ni apresaré medusas gigantes, ni vendrán a corear mis zambullidas un carrusel de peces, ni el bajel del horizonte irá capitaneado por un viejo pirata con pata de palo y parche en el ojo. No tengo garantías de que nadie vuelva a salpicar de arena mi toalla, pero seguro que nadie se revolcará encima de mí cuando trate de tomar el sol o despliegue las páginas de un libro o del periódico; tampoco tendré que porfiar a nadie para que se tome el zumo y hasta estarán resecas las naranjas. Entre las piedras seguirán transitando alegres los cangrejos, pero no se me ocurrirá ir a espiarlos; tampoco escalaré las rocas ni descubriré un poso de sal en la oquedad pétrea a causa de la evaporación. La pala, el cubo, los torreones de plástico, el barco verde, todo duerme el sueño que les preserva hasta el próximo verano; mientras, yo me he quedado soñando en el instante de volver a encontrarme con mi nieto Alberto y recuperar la vida.

22 agosto 2011

PRIMER DOMINGO DE LIGA SIN FÚTBOL


Al parecer, en el fútbol de las estrellas no pocos andan estrellados y las deudas con los jugadores son como para cazar leones. Deudas que no padecen los mejor pagados, sino aquellos que forman en los clubes modestos y que necesitan la presión del conjunto para que éstos tengan posibilidades de cobrar. Leí hace dos días que de los veinte equipos de fútbol más endeudados de Europa diecinueve son españoles. ¿También en el fútbol? ¿Entonces esto llega mucho más allá de las fronteras de la burbuja inmobiliaria? ¿Hasta dónde?


Se queja el Consejero de Turismo de la Junta de Andalucía que con un incremento del nueve por ciento de ocupaciones hoteleras no se haya reflejado también en la contratación laboral. Se quejan los comerciantes de la Costa del Sol de que con mayor afluencia de turismo este año la caja está más floja. Se quejan los autónomos de la indefensión ante el cobro; que trabajan, cuando pueden, y que no tienen la certeza de poder cobrar en su momento los servicios prestados. ¿También fuera del fútbol con problemas de cobro?

Íbamos a tener una de las ligas más tempraneras, pero también hay dudas de que lleguen a celebrarse los partidos del segundo domingo. Este primero nos ha privado del carrusel, de la repetición de las jugadas conflictivas, del pay per view de quienes lo usan, de si fue o no penalti, de los dudosos fuera de juego, de las tarjetas amarillas, de los cabreos de Mou…   ¿De qué hablarán los tertulianos radiofónicos y televisivos mañana? Soy de los que pasa por el fútbol de puntillas sobre los titulares e incapaz de acertar la quiniela de la semana anterior, pero ¿no ha perdido señorío el Madrid con este provocador y soberbio de entrenador, endiosado él y rencoroso? Hace mucho que el fútbol dejó de ser un deporte como cuando vestían la camiseta Arteche, Uribe, Arieta, Merodio y Gainza; ya lo sabemos, y de ello hablan las elevadas sumas de los contratos, sobre todo de los que sí se pagan.

Estoy encantado con la solidaridad de los grandes para que cobren los pequeños; ahora sólo falta un poco de respeto y reconocimiento al adversario y no meterle el dedo en el ojo a nadie, como quien trata de averiguar si lo del ojo ajeno es una viga o una simple paja.

21 agosto 2011

MASAJES PROFESIONALES


Con cuánta razón se puede afirmar que la mejor defensa es un buen ataque. En los últimos años se habían adueñado de la sevillana Alameda de Hércules un grupo de excluidos drogadictos que hacían inapetente e inseguro el paseo y su entorno; al margen de las polémicas de aparcamientos sí/no o tráfico restringido, una obra costosa, demorada y poco lucida ha devuelto la titularidad pública y el uso del espacio a los ciudadanos que, sin otro tipo de presión, ha desplazado a las personas que la hacían inhabitable.

Algún parangón tiene con lo sucedido en las playas de Marbella con los masajistas clandestinos: personas venidas del extremo oriente que surcan las arenas de las playas ofreciendo masajes a módicos precios, en tu misma toalla y sombrilla, y sin ningún medio profiláctico o acreditación que le faculte para la práctica. No son pocas las personas que han tenido serios problemas posteriores por una manipulación indebida y han tenido que recurrir a profesionales que enderecen los entuertos.


El Ayuntamiento de Marbella, visto lo visto, y como quiera que estos masajistas clandestinos son como una especie de plaga amarilla de difícil erradicación, ha tomado la iniciativa de que sean los profesionales los que ocupen ese espacio que tan gratificante les resulta a numerosas personas en esas horas de sol y asueto. Ha habilitado 12 recintos a lo largo de las playas marbellíes, dotados de los medios necesarios para ofrecer masajes profesionales con toda certeza de salubridad e higiene. Se trata de una carpa de unos 10 ó 12 metros cuadrados donde un quiromasajista o fisioterapeuta titulado ofrece sus servicios con las máximas garantías.

Estamos viviendo unos tiempos difíciles en todos los sectores, pero donde resplandece la imaginación creativa, allí hay garantía de éxito y desplazamiento de aquello que resulta insatisfactorio o molesto: la mejor represión no es otra que ofrecer alternativas.

20 agosto 2011

FROM RUSSIA WITH LOVE


El jueves estuve pendiente de RNE a las 10,20 de la mañana. Había sido anunciado y con puntualidad radiofónica fue presentada la gran bloguera Nerim como representación de los mayores en la red; de inmediato su timbre inequívoco en antena y un escalofrío me recorrió el cuerpo de arriba abajo: era Mirentxu, nuestra Mirentxu que hacía por sobreponerse a sus posibles nervios. La estuve acompañando en cada respuesta como aseverando cada una de sus afirmaciones. Pasó casi de inmediato, como todo lo intenso: breve y fuerte, rotundo y emotivo. ¡Qué chispazo tan rápido es el tiempo en la radio!

Ayer hablé en este mismo espacio de lo gratificante de las cosas pequeñas, de aquello que pasa casi inadvertido para el común de los mortales, de lo que no se puede contabilizar, pero da grandes satisfacciones; hoy vuelvo sobre el mismo tema como vuelve el eco en la montaña y reverbera poco después de la palabra pronunciada o el trueno cabalgando el espacio segundos después del rayo.


Esta mañana, como casi siempre, he amanecido antes de que el sol empezara a desperezarse. Mi hijo Carlos hace algunos días que se marchó a trabajar donde la jornada nos lleva dos horas de adelanto. No estaba en línea y tuve que renunciar al chateo  –en mi juventud se chateaba en las tabernas, pero los tiempos cambian y cómo-, por lo que decidí escribirle un correo con los pormenores de los últimos días, las añoranzas de su madre y mía y el sentimiento frustrante de la distancia.

Casi ya en su media mañana vi que estaba conectado y le hice una videollamada. En cuanto comencé a hablar su madre saltó como un resorte y se pegó a mí para ver y oír a nuestro hijo. Ya sé, comprendo que para algunos estas cosas sean absolutamente intrascendentes y lo son, pero en cambio nosotros nos alimentamos de estas pequeñas porciones que si bien no se pegan al riñón sí que nutren al corazón. Hemos visto la estancia; se mostraba feliz e ilusionado con el proyecto y nosotros hemos recargado las pilas hasta otra ocasión.

19 agosto 2011

PERSONALÍSIMO


Al tratarse de una residencia veraniega, no solemos tener plantas ya que ellas requieren la atención diaria y continuada que no les podemos ofrecerles a lo largo del año; pero el verano es generoso en luz y sol y nos gusta poner alguna nota viva en nuestra terraza que nos vaya marcando el pulso de la vida. Esta terraza se convierte en el punto de estancia de casi todas las horas que pasamos en la casa, por eso al comienzo del verano compramos algunas macetas con las que hacer la estancia más agradable y al final de la misma las regalamos a los vecinos en lugar de dejarlas morir. Cada mañana, antes de que el sol pueda herirlas con sus rayos verticales, suelo ponerles un poco de agua con la que afronten el rigor del medio día y ellas nos devuelven el gesto con lo mejor que tienen, cada una según su especificidad.


Una azalea –regalo de Magdalena-, un par de coleos, varios geranios y gitanillas, una hermosa mata de hierbabuena y una albahaca de hoja ancha. Al cuido todas responden con gestos agradables: una nueva hoja, un nuevo brote, un colorido incendiado o verde retinto, una flor incipiente que mañana y durante días será esplendorosa…   Las aromáticas son de lo más generosas: basta que corra un poco de brisa para que destilen su aroma característico que lo perfuma todo. Y por si fuera poco, de vez en cuando, las usamos como condimento culinario para mayor placer.

Como digo, no estamos solos, también pasa unos días con nosotros nuestro nieto Alberto que, a sus cinco años, requiere mayores atenciones que las plantas y da también mayores satisfacciones. Ha descubierto el olor de la albahaca y algunas veces se aproxima y mete su naricilla entre las hojas para olerla; otras veces acerca sus manos y mueve las ramitas suavemente para que el aire se inunde de ese aroma tan agradable. Estamos haciendo su horario, acudiendo a la playa donde más se divierte o nos quedamos en la piscina, al parque infantil que le acomoda, buscamos sus preferencias de comida y las salidas que le apetece; él lo pasa muy bien y nosotros mejor, a pesar de lo cual no deja de recordar a sus padres y quiere que vengan pronto a recogerle. Hace días decía en otra de mis entradas que hay varios Marbella: este es uno de ellos y el más gratificante y entrañable de todos: el personalísimo.

18 agosto 2011

VISITA A LA FÁBRICA DE COCA-COLA


La primera fábrica de Coca-Cola en España. Cobega, en Barcelona, comienza a producir en marzo de 1953 con licencia The Coca-Cola Export Corporation[i]. Eslava Galán da cuenta en el primer capítulo de este muy ameno libro de la introducción de Coca-Cola en España, sus métodos y el desplazamiento que con tanta rapidez fue haciendo de las fábricas de gaseosa de  los pueblos y ciudades de España.


Para mí, como para Marbella y todo su entorno, la suplantada fue la gaseosa de Miguel Calzado, en sus tres vertientes: incolora, limón y naranja. El método de captación de los nuevos clientes lo llevó a cabo la agresiva empresa americana a base campañas de publicidad hasta entonces desconocidas y el reparto gratuito en colegios e instituciones. Recuerdo que sería 1958 cuando nos llevaron a los chicos del instituto de excursión a conocer la planta embotelladora de Coca-Cola en Málaga, frente al aeropuerto. A los doce años no había bebido muchas gaseosas, pero aquella me llegó envuelta en un halo de fiesta como ninguna otra: un día lectivo sin clase, con la escusa de visita cultural, nos pasaron por la planta de embotellado y nos contaron algo así como un secretísimo misterio que sólo conocían media docena de personas en el mundo, cuya fórmula dormía en la enclaustrada custodia de una caja fuerte. Terminada la visita, donde las botellas se movían solas entre el lavado, rellenado y cierre, nos sentaron en un salón y nos dieron una botella a cada uno con una pajita y galletitas saladas: tres novedades en una. Para colmo de la dicha, mientras consumíamos el obsequio, nos proyectaron una película sobre las últimas olimpiadas.

He buscado en Google la fecha de inauguración de la fábrica en Málaga y sólo encontré que para 1960, tras la primera de Barcelona en 1953, ya existían otras ocho a lo largo de España, entre ellas la de Málaga, pero lo más llamativo ha sido comprobar que aquel método introductorio del producto al que me refiero se sigue practicando hoy día con los jóvenes que cursan la ESO. Pues eso, que se mantienen en el número uno con métodos nuevos y tradicionales, invirtiendo en publicidad más del cincuenta por ciento del coste de producción.


[i] Según leo en el libro de Juan Eslava Galán, De la alpargata al Seiscientos, Ed. Planeta, Barcelona, 2010

17 agosto 2011

EL MOLINO



En Ojén hubo en su día dos almazaras o molinos de aceite, ambos hoy día desaparecidos. No es que hayan desaparecido los olivos de la zona, sino que los nuevos tiempos trajeron nuevos métodos y nuevas concentraciones, por lo que las aceitunas que se siguen cosechando se llevan a moler a pueblos vecinos con procedimientos de molturación más actualizados y rentables. Uno de ellos estaba en la carretera, a la entrada del pueblo, junto al puente del río Almadán, del que sólo queda el nombre a un grupo de viviendas construido hace ya algunos años; en el otro molino, movido por las mismas aguas, después de dejar la actividad oleícola, alojó la nueva destilería del anís de Ojén que se volvió a etiquetar en los años 60, y que más tarde su propietario, Juan Fernández Espada donó al pueblo como museo.


En este museo se hacen exposiciones periódicas, además de la venta de productos típicos y la permanente del antiguo molino, cuyas muelas las hacen funcionar para una mejor explicación de turistas y visitantes, amén de explicar el procedimiento de extracción del aceite.


Mi infancia transcurrió muy cercana al otro molino, ya que mi padre trabajó en él durante muchas temporadas. Recuerdo con especial cariño la salida del colegio y cómo mi madre me ponía en una cesta la merienda para que se la llevara a mi padre al molino. En el leve receso, él siempre me preguntaba por el colegio y los temas aprendidos en el día. Quizás por eso, cuando cada día desayuno tostada con aceite, él sigue estando presente en mi vida, a pesar de los cuarenta años de su marcha.


16 agosto 2011

SOLEDAD BUSCADA



La vida parece en reposo
mientras contemplo el silencio
y escucho el tintineo de las estrella aceradas
desde el recinto opaco de mi terraza.
Todo a oscuras. La noche
 se cubre con su tisú de soledad desértica:
cierro mis ojos como quien abre un libro
que se ofrece a relectura
de lo que ya está en mí;
fuera, el murmullo de la ciudad;
de este lado, la cantinela de los aconteceres del día
como amalgama que en el silencio
hago por decodificar en sus colores primarios.
Desde este observatorio,
la soledad es presencia activa,
reflexión meditada y toma de conciencia;
pero también sé que hay otra soledad
del abandono, cuando el olvido
te deja en la inestable cuerda del funambulista
y el precipicio habita bajo tus pies
y no hay salida entre la herrumbre del suelo
y el cardenillo amorfo del cielo.
Mientras contemplo el silencio
de esta noche estrellada,
haciendo balance placentero del día vivido,
una estrella fugaz me hace un guiño cómplice
y suenan en mis oídos los acordes de un nocturno
que bien podría titularse Soledad buscada.

15 agosto 2011

CRUELDAD INFANTIL


Hace meses que nos estamos quejando de la crueldad con las que “El Mercado” está manejando los hilos de la política económica internacional. Algunos países como Francia se ufanaban con las desgracias ajenas, pero esto parece que no hay quien lo pare, salvo que redescubran una vieja palabra desterrada hoy del vocabulario políticamente correcto: nacionalización. Pero, ¿cómo nacionalizar la condición apátrida del dinero? Se nos olvida el refranero y éste tiene respuestas para casi todo: cuando las barbas de tu vecino veas rapar…  todos nos tenemos que poner en remojo si no queremos ser sorprendidos.


Pero ¿cómo no van a ser crueles los dueños del dinero si ya lo eran desde niños? Quien quiera vez la verdadera condición humana que se acerque a los juegos de un grupo infantil. Llega un niño a un ámbito nuevo, donde él es el extraño, el advenedizo y por tanto el más débil; lo mismo que nosotros los mayores hacemos con los emigrantes. El gordito, por exceso; el flaco; por canijo; el de gafas, por cuatro ojos…  en la piscina infantil van a por el que no sabe nadar, en la cancha a por el más endeble; el dueño del balón impone su dictadura y deja jugar o no según sus simpatías; al que tiene miedo todos se acuerdan de asustarlo…

Esa carga de crueldad que parece genética se dulcifica con educación y lecciones de ética y moral, pero cuando las personas van a acceder al mundo del trabajo se les pide que sean agresivos, lo que traducido en román paladín significa ir a por todas. Así pues, cerramos el círculo confirmando que el hombre es un despiadado lobo para el hombre, salvando los respetos que me merecen los lobos.

Lo que más me llama la atención es que si a Alemania le prestan dinero más barato que a España e Italia y que al resto de países europeos, si Francia también se ha visto necesitada de tomar medidas para satisfacer a los dueños del dinero, si a los EE.UU. le han quitado la tercera A, ¿quién demonios tiene el dinero? Sabemos que hay una mano que nos amenaza, pero no conocemos quién está detrás de ella.

13 agosto 2011

CHURROS MOJAOS

A Diego del Río Díaz-Jara

Supongo la mala cara que pondrás, lector, con sólo leer el título, pero en cambio yo los comí así desde siempre y hasta que salí fuera me parecía la cosa más natural. En mi Ojén natal, y por lo visto únicamente allí, es costumbre comer churros mojaos: recién salidos de la sartén les dan un ligero baño en agua salada y a disfrutar. El secreto es que deben estar los churros bien calientes y no dejarlos dentro hasta que se enfríen; sólo un ligero baño para que siguan estando crujientes y riquísimos.


Me consta que en cierta ocasión, un reputado científico de la Universidad de Stanford, California -químico para ser más preciso- se acercó con curiosidad gastronómica, bastante apetito y deseo investigador, quedando gratamente sorprendido. No he conocido el posterior estudio que sin dudas llevaría a cabo, pero sí su satisfacción en el momento de la ingesta y las repeticiones que llevara a cabo durante su corta estancia en la villa de Ojén.


Al parecer, según contaron nuestros mayores, todo comenzó como consecuencia de las penurias económicas de pasados malos tiempos. Los malos tiempos y las penurias económicas siempre vuelven, como ahora. En no habiendo para mojarlos en chocolate, recurrieron nuestros mayores a remover un poco de sal en agua templada y acertaron con un sabor que quedó en el gusto alimenticio del pueblo como algo característico y afirmaría que hasta exclusivo, ya que no se conoce este modo de comerlos en ningún otro lugar. Los ojenetos no sólo comemos los churros mojaos; la costumbre más general es comer algunos así y luego otros secos con café o chocolate. En este momento hay en el pueblo una única churrería llamada El Mojaito, regentada por Jorge: un joven dinámico y simpático industrial que, a base de buen trabajo y cordialidad tiene a su clientela plenamente satisfecha. Ya sabes, lector, si vas a Ojén, no dejes de desayunar en El Mojaito.


SONATA A LAURA




Dulce Laura,
tú que eres madre, sabes
cómo trepan por el alma
y se enredan, como las campanillas
por el tronco seco y se hace frondoso,
las palabras
que describen con bondad a tu hijo.

Fue un encuentro fugaz,
algo más que un hola y adiós,
una ola de emoción
como un tsunami en el que se ahogan
las dudas y renovar la fe
que nunca debiera desnutrirse.

Estoy buscando sintagmas para engarzar,
con  los que agradecértelo;
trato de ensartarlos
y hacerte con ellos un collar de fruiciones,
como tributo no exigido
y autoimpuesto;
pero sólo me vienen a los labios
besos con los que emborrizar tus elogios
y hacerlos perdurables en la caracola
donde me acomoda.

En mis horas tristes, Laura,
recordaré el encuentro
y será Marbella, ad aeternum,
el plantío azucarado de tus decires
sobre Carlos,
y para nosotros el más grato recuerdo.

12 agosto 2011

ESTA PASADA NOCHE



Esta pasada noche pasó de puntillas
sin posar sus pies sobre mis ojos,
y te hiciste presente
como el rumoroso tañido del agua
en un arroyo en crecida.
Te has alejado y hasta vuelas
hacia dos husos horarios
en contra de las manecillas del reloj.

He sentido frío,
-el gélido que te aguarda-
me he estremecido del frío de tu ausencia
y hasta he visualizado la estepa de harina apelmazada
y la soledad de hielo que nos dejas.

Esta noche pasada, hijo,
he inaugurado en silencio un tiempo de nostalgia,
un vacío amarillo albero
como la soledad anchurosa de un desierto,
donde se han perdidos tus pasos 
siempre silentes,
siempre alertas a mis quebrantos,
hasta que vuelvas y me abraces de nuevo.

11 agosto 2011

PASEO MARÍTIMO DE MARBELLA

Sólo unas imágenes para que sean éstas las que hablen por mí. Un paseo hecho de mármol y granito donde se dan cita todas las lenguas, todos los semblantes; donde grandes edificios se alternan con grandes mansiones, al tiempo que un comercio muy variado y restaurantes que van desde un Dani García y una Marisquería Santiago (se recomienda en ambos usar tarjeta de crédito, a ser posible de oro), a otros más humildes con espléndidas raciones de pescado a 6€ o menús a 9,50€, o quioscos que venden todo tipo de latas frías a euro: para todos los bolsillos.

















El vendedor ambulante, a falta de manos, usa la cabeza.

10 agosto 2011

SE HAN REPARTIDO EL MUNDO

A veces un titular en la prensa, cuya pulsión dura unos días: ya nadie habla de las muertes diarias por hambre en Somalia. Ahora todos achacan las culpas al dinero; luego a la inocencia y sometimiento del poder político; pero en el fondo de todo el dolor, se han repartido el mundo, ya nada me asombra.


Y de aquellas aguas, estos lodos.

09 agosto 2011

TESTIGO DE LOS AVANCES TENOLÓGICOS


No tardará mucho en que los historiadores pongan a este tiempo que vivimos nombre propio más acorde con los derroteros de la vida actual; si la Revolución Francesa marca el corte con la Edad Moderna, este tiempo de las tecnologías en nada se parece a lo que conocemos como Edad Contemporánea, donde ya no priman las ideologías, sino los medios técnicos puestos al servicio del hombre.


Nuestros nietos pueden pensar que la tele, la radio, el teléfono y un largo etc. han sido instrumentos de toda la vida, pero quienes vivimos en la etapa de la jubilación hemos sido testigos de todos estos avances tecnológicos de manera progresiva e incesante. En los años 60 eran pocos los teléfonos en las casas particulares y el sistema de comunicación era tan parsimonioso como lo era la misma vida. Para hablar por teléfono había que descolgar y que respondiera la operadora desde la centralita; una centralita en la que las conexiones se hacían con clavijas y para hablar de cualquier provincia a otra suponía dos horas de demora y una o más reclamaciones a la vigilanta del servicio. Aquellos que trabajábamos fuera del hogar familiar, sólo volvíamos a casa el día libre semanal y los padres tenían que esperar a que ese joven volviera al cabo de una semana para saber de sus cuitas: ni móvil, ni mensaje SMS, ni novedad alguna hasta el regreso. Lo mejor es que no pasaba nada y todos lo aceptaban como normal.


Hoy, cuando queremos hacer una reserva hotelera, no tenemos más que entrar en internet, buscar la oferta apetecible y auto-reservarse el alojamiento a su gusto. Yo soy testigo por mi experiencia laboral como todo era mucho más lento y farragoso. El recepcionista recibía una carta desde cualquier punto de Europa solicitando información del establecimiento, a la que en la mayor brevedad posible se le contestaba por la misma vía adjuntando una lista de precios y un folleto tríptico con algunas imágenes y las características del hotel; una vez que la recibía el futuro cliente, contestaba haciendo la petición para la fecha de su apetencia; el hotelero volvía a escribirle confirmando la reserva y solicitando a su vez un nuevo escrito de reconfirmación y arras como garantía. En el mejor de los casos había transcurrido un mes de la primera a la última carta. Otro sistema usado en la época y más rápido era hacerlo por telegrama, para lo que había una serie de códigos establecidos, un modo de lenguaje, y dirección abreviada para hacerlo menos costoso el telegrama; luego vino el teletipo y más tarde el fax, con lo que todo quedaba fijado y resulto en el mismo día, y de ahí saltamos a la inmediatez de la Red y hacérselo uno mismo, sin necesidad de pedir arras, sino autorizando el pago con la tarjeta de crédito.

Repasando la historia, todos los avances han transcurrido muy lentamente, pero en esta era de las comunicaciones, un invento ha devorado al anterior con tanta premura y agilidad, que lo que hoy es novedoso mañana será obsoleto. Nunca ha corrido tanto el reloj de la tecnología como en los últimos 50 años, de lo que soy testigo.

08 agosto 2011

XXXVII CASTILLO DEL CANTE

En el patio del colegio Los Llanos, de Ojén huele a juncia y romero; ha remitido el rigor caluroso del día y la bóveda del cielo se muestra luminosa de estrellas y una luna como un semicírculo no graduado se escora por la sierra. Saludos y abrazos de los paisanos entre multitud de forasteros y algunos turistas subidos de la costa: el flamenco sigue concitando una gran convocatoria. Presenta, con su verbo fácil, Salvador de la Peña, como 35 de las 37 ocasiones en las que tuvo lugar este festival.


Abre el espectáculo El Pibri de Álora, acompañado a la guitarra por El Niño de Aljaima. Lo hace con una soleá, a la que seguiría una malagueña perota rematada en abandolá, fandangos, cantes de Levante, una poética milonga y nuevamente fandangos para finalizar. No tiene El Pibri fandango propio, por eso en su cante evocó a Gordito de Triana, Porrina de Badajoz y otros.


Ya había visto cantar fandangos en la tele a la joven promesa huelvana Pilar Bogado, una niña que a sus 12 años se atrevió, acompañada a la guitarra por Carmelo Picón, abrir su actuación con los sones de una malagueña; cejilla en el siete y una voz portentosa y poderosa se adueño del aforo por tientos-tangos, cantiñas y una siguirilla rotunda y contundente que sorprende por el sentimiento a tan corta edad; acabó por fandangos de su tierra con el público puesto en pie.


Continúa el programa con Luis de Córdoba, acompañado a la guitarra por Manuel Silveria. En palabras del propio Luis, pronunciadas ante el auditorio, es posiblemente el cantaor que más veces estuvo en este festival de Ojén. Su participación fue "aseada" -en términos taurinos-, aunque a mí me dejó un tanto frío su aire de suficiencia y el poco esfuerzo en conseguirlo sin ni siquiera quebrar la voz. Cantó por videlita, toná, liviana, siguirilla, alegrías, malagueña, tientos-tangos y acabó por fandangos. Respondió a dos peticiones del público haciendo media granaina y un tango de Córdoba sin guitarra, sin entregarse ni romperse, con lo que llegamos al descanso. El espectáculo lo reanudaría Fina La Churruca, pero eso merece otro tratamiento distinto que el  del orden cronológico del programa.


Mayte Martín, en el rigor del negro habitual en su indumentaria, acompañada por Juan Ramón Caro, hizo las delicias del público con una tonalidad de bajos exquisitos y un paladar y sello propio que justificó de sobras su presencia y los aplausos del público. Arrancó por granaina, malagueña del Mellizo abandolá, fandangos de huelva, guajira recordando a Juanito Valderrama y bulerías. Ante la insistencia del público, hizo un bis con la copla de Rafael de León, Ten cuidado, en sones de bulería.


El cierre lo puso Arcángel con la magnífica guitarra de Miguel Ángel Cortés. Inició su intervención con la segunda soleá que se escuchó en toda la noche, a la que siguieron malagueña, tientos-tangos, siguirillas y cantes por alegría, acabando con unos sin par fandangos de Huelva y el público en silencio espectante hasta las cinco de la mañana.


Con el baile se reanudó el espectáculo tras el descanso, y en el alma de muchos ojenetos que amamos y admiramos a Fina La Churruca, pudimos gritar: ¡Ya era hora! Ya era hora de que esta gran bailaora nuestra tuviera cabida en el cartel de su pueblo. Estuvo acompañada al cante por Francis Bonela, de la malagueña dinastía de los Bonela. Primero bailó una siguirilla, en la que detecté algo de nerviosismo o responsabilidad por la larga espera, cosa que me confirmó su voz cuando, antes del segundo baile, tomó el micrófono para agradecer el calor del público y su presencia en el cartel. En las alegrías, ya suelta, entregó el alma y bailó de ensueño, mucho mejor que otras estrellas de renombre que le precedieron en el mismo escenario otros muchos años. Los organizadores del festival han saldado con Fina una deuda pendiente; ella ha rubricado con su baile que es merecedora de ser profeta en su pueblo, además de haber enseñado a bailar a toda una generación de jóvenes. ¡Felicidades, Josefina!


07 agosto 2011

CINCUENTA AÑOS DESPUÉS

Había sido convocado por e-mail, como corresponde a la actualidad que vivimos, pero quienes nos teníamos que encontrar éramos los que fuimos alumnos del Instituto Laboral de Marbella de sus tres primeras promociones; yo pertenecí a la segunda, o sea que hablo del curso 56-57. Con algunos pocos me he visto de año en año, con otros de muy tarde en tarde y con bastantes nos hemos encontrado cincuenta años después.


El punto de encuentro era el chiringuito de Pepe Ravira, también alumno de la tercera promoción, justamente a escasos metros de donde estuvo ubicado el viejo instituto, en esa playa tan pateada en la niñez. Lamentablemente ya han desaparecido algunos de aquellos compañeros para siempre, pero fue un placer inenarrable el encuentro con el ayer en nuestro hoy. Éramos unas 60 personas. Aunque el instituto no era mixto, como era norma de la época, estuvimos acompañados por nuestras esposas, el director del actual instituto y algunos de los que fueron nuestros profesores.

El encuentro fue en torno a una mesa, pero en este caso no es lo importante lo que tomamos, sino el reconstruir la vida cincuenta años después. Hay quien no pierde la estela física ni así que pasaran cien años, pero a otros me costó reconocerlos. Sobre la mesa, volvimos a vivir algunas de las anécdotas del pasado, las travesuras de los más ocurrentes y la permanente admiración y respeto por la mayoría de los profesores. Ya sé que no estoy hablando de cosas trascendentes, sino de cosas muy simples, de las emociones del corazón que ni construyen ni mueven el mundo, pero así es o pretende ser el contenido global de este blog: una meditación desde mis días de aplomo con la mirada puesta en lo sencillo de la vida.

Allí trajimos también a los ausentes, a los que faltaron al evento y a quienes no podrán estar nunca jamás: ¿Qué fue de… ? ¿Se sabe algo de… ? Una vuelta atrás, un paseo por la memoria de aquellos años entre los 10 y los 15 que tanta importancia tienen en el mañana de cada persona. Se me ocurre, lectores, proponeros un ejercicio imposible, pero tal vez sea mejor deciros que soy el más pequeñín de la primera fila, el que parece herido por un rayo de sol, el que hoy siente esa herida suturada por ese encuentro tan dichoso que había imaginado imposible, pero que lo ha sido gracias al empeño y esfuerzo de Enrique Vázquez, a quien le quedo eternamente agradecido.

06 agosto 2011

SIERRA BLANCA: PICO DE JUANAR Y LA CONCHA


La Sierra Blanca es la cordillera montañosa que protege a Marbella por el norte y le ayuda a conseguir ese microclima característico y sin igual en la Costa del Sol, con veranos no excesivamente calurosos e inviernos templados. Las dos cotas mayores son el Pico de Juanar y la Concha, con altitudes de 1.182 y 1.247 metros respectivamente.


Desde la playa parece que está al alcance de la mano; erguida e imponente, se ofrece como invitando a la escalada, pero eso es algo que ya no está al alcance de mi físico.


Pero sí de mis hijos, Javier y Carlos, quienes han hecho las dos rutas y han tomado las fotografías que aquí muestro.


El Pico de Juanar está coronado por una cruz de hierro, ofrenda de unos náufragos.

















Desde la Concha se divisa el pantano que suministra de agua a la Costa del Sol Occidental.


Y desde ambas cotas, la vecina Marbella allá al fondo.