Las vacaciones ya están llegando a su fin; ahora me preocupa más pensar en el equipaje que cualquier otra cosa: lo de los kilos de más será cosa de someterlo a la disciplina rutinaria de los días habituales y descartar los aperitivos, los helados… volver a raciones más razonables y escasas y pasar menor número de horas tumbado. Ahora que llegamos al final, me doy cuenta que he cambiado el ejercicio físico de la natación por la sombrilla y la tumbona, vuelta y vuelta, y la cervecita para sofocar el calor. La báscula y la columna me dicen que no están conformes con los usos de estos dos meses y me temo que cuando Macarena, mi monitora, me vea aparecer por la piscina me tratará con mano de hierro.
Pero no es todo malo lo que sucede en la tumbona. Desde la tumbona se abre un panorama que puede llegar hasta el infinito –véase la foto- y confundirse éste con la misma frontera del cielo. Que el ejercicio físico es nulo, ya, ya lo sé, pero no el visual, el recreativo y el reflexivo. Mis cuñados Benito y Carmen nos han hecho una despedida grandiosa y generosísima: no quiero hablar de la comida porque para hablar de gastronomía ya están Katy y su hermana María. No conocía el chiringuito, próximo a Estepona, con una playa escasamente concurrida y cercana a sus días pretéritos de playa virgen: pocos bañistas, pocos turistas, algunas piedras, aguas recién entradas por el Estrecho desde el Atlántico y por tanto frías. Bajo la sombrilla se había parado el tiempo y, periódico en mano, me entretuve en ojear y hojear. Entre mis inmediatos pies y el horizonte, toda la mar; a izquierda y derecha, el mundo y sus mundanos.
La vegetación se cuela hasta la misma arena de la playa y se enraízan por entre las dunas los pinos con vocación marinera para beber profundos tragos de aire salobre. En el vértice de un pequeño montículo una vieja atalaya erguida sobre los tiempos y los vientos. Esta es una de esas escasas que van quedando a lo largo de la costa, pero fueron numerosísimas y sirvieron para hacer una red informativa lo mismo que hoy las telecomunicaciones, aunque con menor inmediatez. Yo miro por entre mis pies y de soslayo por encima de las páginas del periódico y llego al éxtasis de gozo, mientras las olas cantan sin cesar su cantinela repetitiva; esos viejos centinelas miraban desde estos torreones, avistaban los peligros y los comunicaban sus miedos con señales: ayer y hoy, puntos de vista.
Francisco, es que llevas muchos días de vacaciones, si te hubieses conformado con una o dos semanitas sólo, pero no, tú a lo grande, a lo ancho y a lo largo.
ResponderEliminarPero la perspectiva horizontal se te quedará grabada para siempre.
Un abrazo.
Me tienes que decir donde esta el chiringuito.
ResponderEliminarTomas
Dichoso tu que has podido tener tantos dias de vacaciones, en total cuantos han sido ¿1 mes o 2 meses?. Aunque solo hubiera sido un dia, mereceria la pena por guardar en el recuerdo esa imagen entre tus pies y el infinito mar.
ResponderEliminarUn beso y feliz retorno.
Sí, dese prisa para entrar en cintura que luego vienen las Navidades y tendrá que estar en forma para otros disfrutes.
ResponderEliminarMaravillosa Andalucía. Lo ideal es estar allí continuamente para disfrutarla. Un primer instante es suficiente para enamorarse de ella.
Francisco, que bello narras este texto que lo imagino y te veo por ahi correteando a las gaviotas por la arena de la playa.....que bellos momentos pasaste que ahora atesoras en tu recuerdo y que compartes al lector. Te dejo un beso, cuidate mucho. Bello leerte e imaginar.
ResponderEliminarDos meses, lo tuyo ya es vicio jajaja. No me extraña que tu monitora te tenga que meter en vereda. Espero que te sea leve la vuelta a casa y si no puedes con los bultos los facturas:)
ResponderEliminarSiempre te querá la visión imborrable del mar...
Bss
Francisco, termina de cargar en tu retina ese paisaje, tomate tus últimas cervecitas fresquitas en tu chiringuito preferido y date el último baño, cuando llegues a casa te faltarán 365 días para repetir la experiencia y son muchos días. No seamos pesimistas, las ventajas del jubilado es que se puede dar una escapadita en cualquier momento y así recargar algo las baterías.
ResponderEliminarUn abrazo.
Esa tumbona no tiene precio, se acerca mucho a lo que yo creo del paraíso.
ResponderEliminarUn beso y toma lo del equipaje con tranquilidad.
Sí señor, esa es la posición ideal para estos días. Quizá sobra el periódico, la cervecita no. Hay que hacer caso de lo que te dice Emilio, en cualquier momento otra escapadita. Yo ya estoy preparando maletas para el próximo mes volver a Galicia, esta vez a las rías bajas, a darle al mejillón en O Grove. Saludos
ResponderEliminarHola Francisco!!!! Tú disfruta de los días que te quedan por Marbella y alrededores. Cuando vuelvas a tu casita, te volverás a poner en forma y te divertirás contando todas tus cuitas de agosto!!! Ya verás que no te costará tanto la entrada al otoño, pero si es tan hermosooooooooo!!!! BESITOS Y SALUDITOS DESDE JACA.
ResponderEliminarJajaja, estamos mucho igual, prometiendo ponernos a dieta y volver con el ejercicio desde ya... y, en el fondo, agradecido por la pronta vuelta a la rutina. Aunque, que estos pequeños excesos y perezas han valido la pena, ¡que nos quiten lo "bailao"!
ResponderEliminarSaludos, compañero.
Ese es el mejor pasatiempo para las vacaciones, el no dar un palo al agua. Veo que no solo he sido yo el que ha desconectado, tú lo has hecho de la rutina cotidiana. Para eso están las vacaciones.
ResponderEliminarUn saludo.
Ha sido un gusto conocer tus vivencias vacacionales, es una suerte que tu inspiración no tomara vacaciones.
ResponderEliminarFeliz regreso.
A mí me sigue dando usted mucha envidia, don veraneante!
ResponderEliminarY es que mucho aplomo tiene sus días ya veo...
A ver ahora, unas sesiones de aerobic con Eva nasarre, jejejejeje!
Díle a Pepita que te meta en cintura!
Un besote y aprovecha los últimos cartuchos!
;)
Lo mires por donde lo mires es un bonito punto de vista.
ResponderEliminarUn abrazo
Pues sí que es raro una playa tan tranquila en esa zona....
ResponderEliminarOído cocina! Mañana mismo lo leerán. Magnífico relato, lástima que yo no pudiera formar parte del mismo.
ResponderEliminarQué maravilla amigo!! El "dolce fare niente" te inspira cada día. Las fotos una belleza, me alegra que nos deleites con tus letras y esos hermosos paisajes. Gracias por compartir tu disfrute. Besos.
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