El jueves estuve pendiente de RNE a las 10,20 de la mañana. Había sido anunciado y con puntualidad radiofónica fue presentada la gran bloguera Nerim como representación de los mayores en la red; de inmediato su timbre inequívoco en antena y un escalofrío me recorrió el cuerpo de arriba abajo: era Mirentxu, nuestra Mirentxu que hacía por sobreponerse a sus posibles nervios. La estuve acompañando en cada respuesta como aseverando cada una de sus afirmaciones. Pasó casi de inmediato, como todo lo intenso: breve y fuerte, rotundo y emotivo. ¡Qué chispazo tan rápido es el tiempo en la radio!
Ayer hablé en este mismo espacio de lo gratificante de las cosas pequeñas, de aquello que pasa casi inadvertido para el común de los mortales, de lo que no se puede contabilizar, pero da grandes satisfacciones; hoy vuelvo sobre el mismo tema como vuelve el eco en la montaña y reverbera poco después de la palabra pronunciada o el trueno cabalgando el espacio segundos después del rayo.
Esta mañana, como casi siempre, he amanecido antes de que el sol empezara a desperezarse. Mi hijo Carlos hace algunos días que se marchó a trabajar donde la jornada nos lleva dos horas de adelanto. No estaba en línea y tuve que renunciar al chateo –en mi juventud se chateaba en las tabernas, pero los tiempos cambian y cómo-, por lo que decidí escribirle un correo con los pormenores de los últimos días, las añoranzas de su madre y mía y el sentimiento frustrante de la distancia.
Casi ya en su media mañana vi que estaba conectado y le hice una videollamada. En cuanto comencé a hablar su madre saltó como un resorte y se pegó a mí para ver y oír a nuestro hijo. Ya sé, comprendo que para algunos estas cosas sean absolutamente intrascendentes y lo son, pero en cambio nosotros nos alimentamos de estas pequeñas porciones que si bien no se pegan al riñón sí que nutren al corazón. Hemos visto la estancia; se mostraba feliz e ilusionado con el proyecto y nosotros hemos recargado las pilas hasta otra ocasión.
Francisco, que bello tu sentir. Cuando los hijos estan lejos, es natural extrañarlos y este medio nos da la ventaja de poder estar cerca de ellos. Gracias a la internet, las distancias se acortan amigo. Yo tambien use chats y video llamadas cuando mi hija estudio es Canada, me dolia no poder estar con ella y este medio me ayudo a superar la tristeza. Francisco, sigue disfrutando de tu hijo, no esta lejos, para el alma como para la internet, no hay distancias. Besos, cuidate mucho.
ResponderEliminarGracias a estos adelantos, las distancias se acortan y nuestros hijos/as, nietos/as no están tan lejos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Estamos en la era de la "Globalización" con sus ventajas e inconvenientes. La distancia entre los seres más amados se van acrecentando debido a que la necesidad de salir a buscar lo que nos va a ayudar a sobrevivir a tanta hostilidad y contradicción. Los de allá se desplazan acá y viceversa, los de acá ocuparán los vacíos que se dejan allá. Mobilidad constante. No me convence mucho. Grandes distancias que al fin y al cabo una vez que perdemos de vista a nuestros amados debido a ello, casi da igual porque la rapidez para reencontrarse es casi igual a cuando antes, en nuestra niñez, la distancia era como de Galicia a Andalucía y de Andalucía a la recogida de la uva en Francia.
ResponderEliminarAvión, AVE, Internet...
Hola Francisco!!! Los años pasan y todo cambia, ya lo ves!!! Los adelantos en tecnología siempre nos van bien pero también se pierden muchas otras cosas. Dices muy bien que antes se "chateaba" en la taberna y qué bonito era, verdad????... antes escribíamos cartas ahora e-mails que llegan al momento, y los hijos... ahhh los hijos, aparecemos en la pantalla del PC y con eso los padres se ponen contentos!!!! Cuídate mucho. BESITOS Y SALUDITOS DESDE EL PIRINEO.
ResponderEliminarAlgunos hablan del perjuicio de las nuevas tecnologías. Yo digo que la cosa varía según el uso que se haga de ellas. A ti y a tu mujer os ha sabido a gloria el progreso.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola Francisco, estoy de vacaciones del blog, al menos lo intento, ya que mis obligaciones comunitarias se han multiplicado.
ResponderEliminarEstoy con usted, las cosas pequeñas las tren cada tiempo,si vienen con amor son las más grandes.
Y comprendo perfectamente el chateo con su hijo, sigan ustedes regalando amor de padres.
La próxima vez que se conecten, saluden a su hijo de mi parte.
Con ternura
Sor. Cecilia
A mi me hubiera gustado tener al alcance de la mano estas nuevas tecnologias cuando era una jovencita, estaba lejos de la familia, interna en un colegio de monjas a 9000km de distancia de mis aitas. Pienso que suerte tienen ahora padres e hijos y familia en general así como amigos de poder comunicarse a pesar de la distancia.
ResponderEliminarA seguir disfrutando de esta maravillosa tecnologia que nos dan estos tiempos modernos.
Un beso y un fuerte abrazo
P.D. tengo el ordenador estropeado, uso un portatil pequeñito, pero no es lo mismo.
no sabés cuánto te entiendo. Besos
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