CUMPLEAÑOS DE MI PRIMO PACO

Mi primo Paco es el ser más extrovertido, simpático y animoso que uno se pueda encontrar.  Su mayor virtud, la generosidad; su habilidad, la espontaneidad; su debilidad, hacerle la vida agradable a quienes le rodean. Hablo, como ya recordarán quienes me leen asiduamente, del dueño de la carpa azul, esa carpa que a modo de jaima instala en la playa para acoger a todos y departir y compartir.

No ha tenido Paco una vida fácil. Yo diría que nunca le regalaron nada. Cuando era un niño, como tantos a su edad, comenzó a trabajar en la construcción; luego trabajó en uno de los grandes hoteles de Marbella y más tarde lo dejó por un taxi donde echaba las mismas horas del reloj. Cuando había pagado el taxi abrió una tienda de ropa que atendía su esposa al tiempo de sacar adelante a sus tres varones. Finalmente vendió todo y abrió un bar que, ya jubilado, lo atiende el pequeño de sus hijos.

Ha sido su cumpleaños y lo hemos celebrado en familia. Una ocasión más para pasarlo estupendamente y con la alegría de verse rodeado de todos los suyos: sus tres hijos y nueras, los cinco nietos, hermana, cuñados, algunos primos entre los que me encuentro…  Todo le parecía poco. Estaba radiante, feliz, sin poder ni querer disimularlo. A pesar de ser el homenajeado, no dejaba de ir de mesa en mesa para contentar a todos y para que nada faltase. El mejor momento cuando sus nietos le cantaron el cumpleaños feliz y la entrega de regalos. Una tarde-noche inolvidable, sólo un diezmo de lo que él merece.